Paseo por pista vieja a Izu

Suave paseo que nos adentrará por los bosques para bajar a Izu.
Llueve y el día está muy fresco, aun así salgo a dar un sencillo paseo que sube por el antiguo camino del monte. Las previsiones dicen que dejará de llover pronto.
Como en otras ocasiones, un par de mochuelos salen a despedirme cuando dejo atrás el pueblo. Asciendo junto a la regata grande y tomo a la derecha el sendero antiguo que sube junto a las ruinas de la tejería, de la que aún se pueden ver los cimientos y varios restos. Salgo de nuevo a la pista y poco después la dejo para tomar a la derecha el antiguo camino del monte.
Ya no voy a abandonar este camino hasta que me deje en Izu. Poco a poco va ascendiendo junto a los campos de labor. Llegados a este punto habremos pasado junto a varios yacimientos de la edad de hierro que atestiguan la ocupación humana de estas laderas desde hace varios milenios.
Tal como pronosticaban, deja de llover y se hace más cómodo el paseo.
Cuando llego al barranco de Arlekoa, el camino da un importante giro a la derecha y comienza el descenso, también suave, por el mismo camino. En un momento se unirá al que baja de la balsa del roble, y de ahí bajaremos a Izu por un camino que parece una calzada de gentiles ya que son enormes lajas planas que parecen baldosas gigantes.
Hay que tener mucho cuidado con estas losas ya que si están mojadas patinan mucho.
Tras llegar a Izu, sólo me queda tomar el camino que sale tras la iglesia y que a media ladera me lleva a las colmenas y de ahí a Artázcoz.
Se nota que la primavera ya se va abriendo paso y miles de florecillas se asoman tímidas y los árboles comienzan a brotar.