Paseo por las Cimas de Málaga: Camino de las Marotas (Embalse del Agujero) - Cerro del Águila - Las Lomillas.

Comienzo este comentario diciendo que todo el trayecto transcurre por carriles, senderos y cortafuegos con distinta dificultad pero siempre bien marcados; sin embargo, el final de la ruta es bastante enrevesado, el último sendero termina el el Arroyo de la Marotas y desde ahí la cosa se complica. Es posible que exista alguna ruta paralela al arroyo que, dando un rodeo, nos lleve en dirección al Cortijo de Lo Rico, pero yo tomé la vía directa, lo que supuso subir a "jierro" por un arriesgado terraplén y meterme en una finca privada.

Dejé el coche en un apartadero del camino de Lo Rico, en uno de los márgenes del Embalse del Agujero, desde donde me dirigí al Camino de las Marotas para iniciar el ascenso por un carril que nos lleva hasta los Montes de Málaga. Paso en primer lugar por la Casa de las Marotas, donde intento acerarme para sacar unas fotografías, pero me salen al encuentro un par de perros sueltos que me hacen cambiar de idea y me sirven de acicate para continuar a mayor ritmo la cuesta que nos separa de los límites del Parque Natural de los Montes de Málaga.

Una vez en el Parque toca tomar varias decisiones. La primera es que ya estoy a los pies del Cerro del Águila y la ruta resulta muy corta, así que decido prolongarla hasta el Camino de las Lomillas, subiendo al cerro donde están las ruinas del Lagar de las Lomillas. La segunda es decidir cual de los dos caminos de vuelta que había dibujado sobre el mapa será el más conveniente, bien bajar por el cortafuegos hasta El Búho, sin saber muy bien como volver al punto de origen, bien escoger el camino que finalmente tomé y que sobre el papel parecía más seguro.

Inicialmente seguí por el carril bordeando el Cerro del Águila y los otros cerros de su cordal, hasta que ya decidí meterme en el cortafuegos y enfrentar una serie de subidas que se iban complicando, hasta llegar al último, realmente empinado en ascenso y muy dificultoso en descenso, a causa de un suelo muy descompuesto en el que había un alto riesgo de resbalón. Pero bueno, las vistas hacia la bahía de Málaga se iban abriendo y resultaban cada vez más atractivas pese a la espesa calima y así mismo se podía disfrutar de una completa panorámica del Parque Natural, por lo que el esfuerzo estaba convenientemente recompensado.

Una vez en el cerro donde se encuentran las ruinas del Lagar de las Lomillas decidí dar la vuelta y ahora sí, seguir todo el cordal por el cortafuegos, parándome en la cima de todos los cerros que en el camino de ida había bordeado. Las vistas en las cuatro direcciones son excepcionales y aunque repetidas, los distintos ángulos y elevaciones hacen que cada panorámica sea única. Y así, perdiendo altura en un continuo sube y baja, llego al Arroyo de las Marotas en el que, a falta de referencias, tiré campo a través para buscar el final de la ruta.