Parajes del Desierto III: Subida al Alfaro, Rey del Desierto.

El Alfaro, con sus 744 m de altura, bien puede constituir el equivalente almeriense al Trevenque granadino. Si este último se erige en el rey de la baja montaña granadina, el primero lo hace en el rey del desierto.
Yendo o viniendo de Almería casi con total seguridad estamos familiarizados con su estampa. También suele figurar entre los actores de reparto de casi todas las películas rodadas en Almería.
Entrando por la vía de servicio (antigua carretera nacional que discurre paralela a la autovía) dejaremos los vehículos debajo de un puente para emprender el camino aguas abajo durante unos cientos de metros para a continuación -a través de un túnel- atravesar autovía y vía de servicio y dejarnos ya en la base del Alfaro. Desde aquí sale una senda bien marcada pero estrecha y empinada. Que no dejaremos hasta la misma cumbre. Suele estar jalonada de algunos hitos. En ocasiones se suaviza la pendiente, pero es las menos de las veces. No olvidemos que se ascienden unos 500 metros de desnivel en algo más de 2.5 km.
Estoy plenamente convencido que su ascensión sorprenderá por su gran desnivel, sus pasos casi aéreos en algunos tramos y su preciosa cresta. Y si tenemos la suerte de dar con un día claro, la visión del desierto de Tabernas con sus luces y sombras nos agradará sobremanera.
La ruta se puede concebir lineal o bien, como hicimos en esta ocasión, circular. En éste último caso se aconseja dejar un segundo en la vía de servicio para así ahorrarnos caminar por asfalto unos tres kilómetros.
La bajada, si es circular, es algo más larga y menos agreste que la subida.