Parador - Cierzos - Laguna de Cazorla - Parador

Ruta fácil, casi para todos los públicos, con magníficas vistas de la sierra y escasos problemas de orientación. OJO: el desnivel está claramente magnificado, porque el GPS se vuelve loco cuando el pinar es espeso. Debe de andar por la mitad de lo que marca en la web, unos 650 metros, a ojo de buen cubero.

Desde el Parador de Cazorla, salimos por la pista que lo bordea por la parte trasera y seguimos las indicaciones del GR-247. En realidad, el único punto conflictivo es el cruce que hay un minuto después de salir, donde hemos de girar a la izquierda, siguiendo el sentido obvio de la marcha (bajar por el Arroyo de los Cierzos). Emprendemos, pues el agradable descenso que nos lleva hasta el arroyo, cuyo lecho de toba nos hará parar a tomar más de una foto.

Cuando el camino se hace llano, cruzamos un arroyo que nos sale por la derecha y nos desviamos por un jorro (camino para sacar madera) que asciende de forma brusca a nuestra derecha. Actualmente, hay un poste de madera que señaliza "Puerto del Gilillo" (a ver cuánto dura). Emprendemos una dura subida con al menos tres cruces en los que vamos a dudar qué dirección seguir. El consejo obvio es que siempre se siga el camino más marcado (izquierda y más empinado, habitualmente). En cualquier caso, todas las pistas que hemos probado por este valle acaban llevando, antes o después, con más o menos vegetación en el camino, al mismo punto: un colladito en el que interceptamos la pista que viene desde Los Rasos y se encamina hacia la Laguna de Cazorla. Desde este punto, podemos ver (o intuir, al menos) a nuestra izquierda el valle que traza el tramo más alto del río Guadalquivir.

Giramos a la derecha, en ligera subida, y emprendemos el nuevo tramo de excursión, mucho más amable que el anterior. La pista serpentea en subida entre pinares y alguna nava, ganando vistas espectaculares de toda la sierra: desde la Sierra del Pozo (Cabañas, Buitre, Calar de Juana), el Almicerán, la Cabrilla (con el Empanadas en lo más alto), el valle del Guadalquivir, el Banderillas, el Yelmo y toda la línea de la Sierra de las Villas. Finalmente, llegamos a la dolina gigantesca que se ha dado en llamar Laguna de Cazorla, aunque rara vez llegue a tener agua, en realidad. En este punto, es fácil ver grandes herbívoros pastando apaciblemente. Veremos las señales del GR-247 de nuevo, pues el ramal que baja desde el Gilillo sale a este punto.

Al final de la Laguna de Cazorla, la pista forestal se hace camino más estrecho y veremos un jorro que desciende entre los pinos. Si tenemos prisa, este es el camino más rápido (y emocionante, porque hay que ir prestando atención para no perderlo) hasta el Parador. Proseguimos de frente-izquierda y, pasando por uno de tantos pinos parcialmente mutilados a hachazo limpio y quemados para extraer brea en los años difíciles, llegamos al Puerto del Tejo. Tomamos el camino de la derecha y, tras unos minutos andando, alcanzamos la segunda vía de escape posible si tenemos prisa: un cortafuegos que sigue el tendido eléctrico que baja al Parador. Obviamente, sólo la prisa justificaría un descenso por semejante pedregal, con esa pendiente, así que continuamos por un camino cada vez más ancho que, siempre en descenso, nos conducirá hasta nuestro destino y origen sin problemas.