Palomar y Castillo de Viguera

PALOMAR Y CASTILLO DE VIGUERA DESDE PANZARES

Bilbao, a ocho de septiembre de 2015.

Hace tiempo que tenía ganas de dar una vuelta por el Castillo de Viguera.
Para hacer esta ruta he seguido los dos traks de Chebaca y Balasitxo, que básicamente hacen el mismo recorrido, solo que en sentido inverso.
Pretendía rodear el castillo, subirlo y pisar también el Palomar.
Así que en este caso aprovecho una tarde libre y me subo a comer el bocata para allá arriba.
Aparco cerca de Panzares, en el aparcamiento de un bar restaurante, Meson Los Angeles, donde compro un refresco he inicio camino.
Al principio bajo unos metros por la carretera, con cuidadin, que hay tráfico de camiones y poco arcén, pero enseguida me puedo meter a la derecha por una pista, donde hay unos bonitos y cuidados nogales y poco mas adelante bajo hacia el rio que se cruza por un estrecho puente.
No sé porqué, pero me sorprende una construcción que hay al otro lado del puente. Digamos que es un “merendero” llamado el Molino, bien puesto, cuidado, con sus aspas, sus esculturas, tiene aspecto que recuerda a los molinos manchegos de Don Quijote. No sé, está cerca del río pero no es un molino, a mi juicio es como si estuviera fuera de sitio o simplemente un capricho. Que no siempre hay que buscarle tres pies al gato…
Continuo camino por una pista paralela al río hasta llegar a la entrada a una finca ganadera. Aquí se gira un poco a la derecha y se empieza a subir.
Enseguida nos tropezaremos con lo que va a ser una constante en el día de hoy. El camino se cierra.
Los jaros, las argomas los rosales silvestres, los quejigos, doblados sobre si mismos, y las demás plantas con las que nos vamos a tropezar hoy nos van a hacer agacharnos, saltar, rodearlas. En fin trabajo extra. En compensación nos brindaran todo su aroma y un cariño especial que tiene sobretodo el rosal silvestre, por lo menos conmigo. Cuando me agarra, no me suelta, oye, que no me quiere dejar seguir, llegando a clavar sus afiladas púas en mi. Bueno basta ya de bobadas, te he dicho que sueltes, que me dejes que voy para arriba.
A pesar de lo dicho el camino está bien marcado, al principio, no hay duda y vamos subiendo en zigzag.
Casi sin darnos cuenta salimos del bosquete y podemos ver el salto de agua, canalizada por la tubería, que surte la central eléctrica de Panzares, mas de 100 años tiene ya.
A partir de aquí vamos a ir yendo hacia la derecha rodeando el macizo. Me pareció que hay un montón de senderos, los va haciendo el ganado, y se trata de elegir el que consideres que esta menos lleno de “naturaleza silvestre atrapadora”.
No te sorprendas si empiezas a ver huesos y huesos, por algo estamos ante una de las colonias de buitre negro más importantes de la Cordillera ibérica riojana, Cuando estemos arriba tendremos oportunidad de admirarlos bastante cerca y claro está durante todo el trayecto y de forma continuada, sobrevolando nuestras cabezas.
Este rodeo del macizo a la derecha y hacia arriba nos llevara al Collado entre las dos cimas que vamos a pisar hoy.
Estamos en un verdadero cruce de caminos, entre otros de la vieja calzada que unía Logroño, Viguera y Torrecilla subiendo hacia piqueras para dirigirse a Soria.
Primero vamos a pisar el Palomar. Pasamos al lado de una borda-granja y por pista nos acercamos a la base del monte. Se puede subir a la cima casi por donde quieras. Hay infinidad de senderos que hace el ganado. En la misma cima coincidí con un rebaño de cabras que amablemente me hicieron sitio para pisar la estrecha cima y así poder sacar unas bonitas fotos del Castillo de Viguera.
Hacia allí voy ahora. Vuelvo al collado y subo derecho hacia la roca por donde hay que trepar.
Debo reconocer que venía con cierta precaución sobre lo que me iba a encontrar. No me considero un torpe en las rocas, pero tampoco soy de los de aristas “disfrutonas”, ¿trepaditas?, bueno vale, si, pero las justas.
Por eso como la última vez que fui solo a una zona de “roca arista trepada” me tuve que dar la vuelta y como además habitualmente me parecen peores las bajadas que las subidas. Pues por todo ello tenía mi recelo sobre este tramo.

Peeeeeero , ete aquí, que al llegar al roca veo que aun teniendo que poner las manos, hay muchos agarres y es cómoda, siempre que esté seco, claro está.
Pero es que además, -"oh sorpresa"-, han instalado una cadena para el primer paso de trepada, después hay dos cuerdas fijas para terminar la ascensión y por ultimo otra más para atravesar la vira a la derecha.
Es decir sin peligro. Sobre todo para bajar. Mejor si no te cuelgas de ellas, pero siempre están ahí por si acaso.
Así que una vez pasado esta trepada a disfrutar del monte.
Volvemos unos pasos atrás para ver los cortados desde arriba, luego visitamos un par de pozas, hoy sin agua, son los antiguos aljibes del Castillo.
Paseamos hasta su cima y un poco más allá para ver los cortados.
Ufff qué gozada, que vistas. Espectaculares.
Me siento a comer el bocata y en unos minutos contemplo como se levantan cerca de mi, no menos de treinta buitres que cogen térmicas por la zona, un verdadero espectáculo.
Vuelvo sobre mis pasos y comienzo a bajar. De esta meseta solo se puede bajar por donde hemos subido, el resto de opciones es que sepas volar o hacer muy bien el cabra.
Como he dicho antes, la bajada gracias a las cuerdas es fácil, además de enseñarte el camino, te pueden echar una mano.
Llegado al collado giro a la izquierda y voy bajando por pista para darle la vuelta a esta mole de conglomerado rojizo. Enseguida me salgo de la pista y bajo por el lomo del Socastro al Montecillo, como si fuera a la empresa de yesos que hay a la entrada de Viguera.
Se trata de bajar por los bancales, evitando las “plantas atrapadoras y pinchadoras” por donde mejor te parezca.
Podemos tomar como referencia la línea de alta tensión, lo mejor es llegar hasta ella y luego seguirla hacia la izquierda.
Llega un momento que parece que es obligatorio meterse en el bosque, de hecho hay senderos que hace el ganado para meterse a buscar sombra, pero a mi juicio es un error.
Por dos motivos, uno el bosque no está muy limpio, casi no hay camino, aunque se puede andar, de hecho lo hice, pero también hice contorsionismo para pasar bajo algunos árboles. En segundo lugar la zona encharcada, es una mini ciénaga, no muy larga pero con cientos de mosquitos y, al menos hoy, el agua estaba alta y por tanto los bidones para pisar encima estaban casi sumergidos, los jaros te obligan a agacharte, la valla con espinos a la derecha no ayuda, en fin que es fácil salir con un pie metido hasta el fondo del barro, vamos que cuidado con dejarse la bota dentro.

Por eso digo que en lugar de meterse en el bosque es mejor subir un poco hacia arriba siguiendo el tendido eléctrico y pasar por encima este corto tramo.
Lo cierto es que enseguida vamos a salir al mismo sitio, probablemente más limpios y seguidos de menos mosquitos.
Nos queda un poco mas de, aparta rosal, quita pincho y llegamos al camino que conocemos de la subida.
Os recomiendo que si tenéis tiempo, al llegar al río, os sentéis un ratito a su vera, hay una zona donde puedes meter los pies tranquilamente si apetece, pero lo mejor es que si estamos quietos y callados vamos a poder disfrutar de un rato de paz y tranquilidad y con suerte de la visita de algún ave magnifica.
Tuve delante una garza un montón de tiempo, cuando me moví despacito para intentar sacar la foto se fue.
Bueno lo que falta para llegar al coche es un mero paseo al lado del rio.
Me espera una cervecita bien fría.

Hasta otra nos vemos en el monte.