P. N. Cazorla: Del Pino de las Tres Cruces a la Cerrada del Pintor por el Camino del Pilón del Ahogado.
near Heredamiento, Andalucía (España)
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Itinerary description
Ruta que comenzó y terminó con lluvia, pero con unas horas de escampada que nos permitieron disfrutar de este precioso recorrido lleno de intensos contrastes otoñales y de unas vistas panorámicas sobrecogedoras durante los instantes en los que la niebla se disipaba.
Comenzamos en el Pino de las Tres Cruces, un gran ejemplar de pino salgareño desde donde bajamos al arroyo de los Tornillos de Gualay. Cruzamos por el puente que se encuentra en un lateral de la hermosa pradera que es punto de inicio de otras interesantes rutas. Desde aquí tomamos un carril denominado Camino del Pilón del Ahogado, que nos ofrece unas impresionantes panorámicas de la Cerrada del Pintor, donde el Gualay queda encajonado entre la Lancha del Sabinar y el Calar de Juana. Por la ladera de este último discurre el camino que nos lleva por una zona de desplomes, donde destaca una gran covacha al lado de la que cae una preciosa chorrera. Posteriormente todas las vistas quedan tapadas por el tupido pinar del que nos desviamos al llegar a la cañada escondida entre el Poyo de Juan Domingo y el Calar de Juana.
Ya fuera del carril, descendemos por una pronunciada pendiente que en su parte alta es más torrentera que sendero, a través de la cual llegamos nuevamente al Arroyo de los Tornillos de Gualay en un enclave denominado Vado de los Perrillos, en donde nuestro camino da un giro de 180 grados para adentrarnos en una de las maravillas del Parque Natural de Cazorla, la Cerrada del Pintor. Recorremos la Cerrada durante el tramo que nos lo permite el agua, metiéndonos hasta la pantorrilla cerca de nuestro tramo final. Decidimos dar por finalizado el avance al llegar a una poza en la que el agua gélida nos llegaría hasta el pecho.
De vuelta decidimos reponer fuerzas en la Praera Marchante, lugar mágico rodeado por la Peña Halcón, el Calar de Juana, la Lancha del Sabinar, el Puntal de la Atalaya, las Pegueras y el Poyo de Juan Domingo, todos ellos medio escondidos por la niebla. Tras ese breve descanso emprendemos la ruta de vuelta por el mismo camino por el que vinimos, con la única variación de una visita a la cima del Poyo de Juan Domingo, desde donde no pudimos contemplar sus hermosas vistas al seguir completamente cerrado por la niebla.
Comenzamos en el Pino de las Tres Cruces, un gran ejemplar de pino salgareño desde donde bajamos al arroyo de los Tornillos de Gualay. Cruzamos por el puente que se encuentra en un lateral de la hermosa pradera que es punto de inicio de otras interesantes rutas. Desde aquí tomamos un carril denominado Camino del Pilón del Ahogado, que nos ofrece unas impresionantes panorámicas de la Cerrada del Pintor, donde el Gualay queda encajonado entre la Lancha del Sabinar y el Calar de Juana. Por la ladera de este último discurre el camino que nos lleva por una zona de desplomes, donde destaca una gran covacha al lado de la que cae una preciosa chorrera. Posteriormente todas las vistas quedan tapadas por el tupido pinar del que nos desviamos al llegar a la cañada escondida entre el Poyo de Juan Domingo y el Calar de Juana.
Ya fuera del carril, descendemos por una pronunciada pendiente que en su parte alta es más torrentera que sendero, a través de la cual llegamos nuevamente al Arroyo de los Tornillos de Gualay en un enclave denominado Vado de los Perrillos, en donde nuestro camino da un giro de 180 grados para adentrarnos en una de las maravillas del Parque Natural de Cazorla, la Cerrada del Pintor. Recorremos la Cerrada durante el tramo que nos lo permite el agua, metiéndonos hasta la pantorrilla cerca de nuestro tramo final. Decidimos dar por finalizado el avance al llegar a una poza en la que el agua gélida nos llegaría hasta el pecho.
De vuelta decidimos reponer fuerzas en la Praera Marchante, lugar mágico rodeado por la Peña Halcón, el Calar de Juana, la Lancha del Sabinar, el Puntal de la Atalaya, las Pegueras y el Poyo de Juan Domingo, todos ellos medio escondidos por la niebla. Tras ese breve descanso emprendemos la ruta de vuelta por el mismo camino por el que vinimos, con la única variación de una visita a la cima del Poyo de Juan Domingo, desde donde no pudimos contemplar sus hermosas vistas al seguir completamente cerrado por la niebla.
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