Nuestro Monte Rosa. Del Refugio Teodulo a Zermatt
near Breuil, Valle d’Aosta (Italia)
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Trail photos
Itinerary description
Esta etapa comienza en la misma puerta del refugio Teodulo, pero no ha sido registrada en los primeros cientos de metros. Creía que había iniciado el registro, pero más adelante pude comprobar que no era así, así que la grabación se inicia tardíamente.
No es algo que sienta mucho. Pienso que no debería ofrecer el track de la parte inicial del descenso, por ser la más sujeta a cambios que pueden modificar totalmente el camino en un corto espacio de tiempo. El paso por los glaciares alpinos está sujeto a algunas normas de seguridad que deben ser respetadas siempre. Una de ellas establece que los grupos de montañeros deben ser conducidos por guías alpinos acreditados, y no creemos bueno presentar una grabación de un recorrido potencialmente peligroso que pueda ser utilizada de manera inadecuada.
Pero volvamos atrás, a la madrugada del día de autos. Tras el cambio meteorológico, con un descenso importante de temperaturas y varias horas nevando, el suelo estaba cubierto de nieve helada. A primera hora de la mañana salieron casi todas las personas alojadas en el Refugio, con lo que nos quedamos solos una pareja de señores mayores, nuestro grupo, 3 practicantes de MTB que seguían allí cuando salimos, y una empleada del refugio. Nos preparamos con todo el abrigo de que disponíamos, pantalones impermeables y polainas y esperamos a que llegase un guía alpino, contratado antes por Pedro, que nos conduciría a través de los aproximadamente 4 km de distancia entre el Refugio Teodulo y el Trockener Steg, y se suponía que llevaría crampones de trail y cuerdas de apoyo, pero cuando llegó no traía crampones, por considerar que la nieve no era adecuada para ellos, y como mecanismo de seguridad procedió a atarnos a todos con una larga cuerda, con un espacio entre personas de unos 5 metros, y abrimos todos nuestros bastones telescópicos para usarlos en el descenso.
A continuación comenzamos el descenso, saliendo por la izquierda hacia una barra de nieve relativamente blanda, por la que bajamos con bastante inclinación unos cuantos metros, en los cuales se cayeron unos cuantos caminantes, aunque los demás pudimos comprobar cómo les frenábamos totalmente sin más que sentarnos en el suelo y clavar los talones. Algo más abajo encontramos una huella de pasos, que seguimos unos pocos minutos, y pasamos a una especie de pista de nieve, que luego vimos como hacía una apisonadora bastante ancha de las que se utiliza para compactar las pistas de esquí. A partir de ahí la seguridad parecía bastante mayor y la tensión inicial dio paso a un cierto relajo; poco más adelante me di cuenta, o tuve tiempo de preocuparme de otras cosas, de que no estaba grabando y corregí el error. Pero esos pocos minutos sin grabación son un espacio que no aconsejo recorrer sin una buena visión y un guía; creo además que no está permitido hacerlo, siendo obligatorio ir encordados y el uso de crampones, porque ahora estamos dentro del dominio esquiable de Zermatt, posiblemente el mejor del mundo en buenas condiciones, aunque hoy desde luego no hay nadie que lo esté utilizando y somos el único grupo que desciende en ese momento por la pista, o al menos no se ve a nadie más.
Más adelante, continuando por el lateral de la pista, pasamos por pequeñas grietas y corrientes de agua, o atravesamos con cuidado placas de hielo o nieve más blanda. A los lados, amenazadora, vemos la superficie viva del glaciar, donde grietas e irregularidades producidas por su dinámica son mucho más notables, aunque no estamos en zona de seracs. A nuestra derecha tenemos la pared rocosa, poco destacada a esta altura, del Klein Matterhorn, y por detrás el Breithorn; la izquierda está reservada, en lo que podemos ver, para el hielo del glaciar Teodulo, que se funde ahí con el glaciar Furgg, que llega hasta la base de la gran montaña. El Cervino, o Matterhorn. está bastante cerca y aguardamos con impaciencia una posible mejora del tiempo que nos permita ver lo que ahora tapan por completo las nubes. Nos vamos acercando al final del glaciar, y comenzamos a ver las elevaciones en las que asienta la estación de teleférico de Trockener Steg, auténtico centro de comunicaciones para el acceso al dominio esquiable, y actualmente en importantes obras. Pronto saldremos de la pista de nieve, para ascender por un promontorio situado a la derecha que es la morrena lateral del glaciar Teodulo. Aquí nos desata el guía y nos despedimos de el. También aquí se plantea si alguien quiere bajar en el teleférico, para evitar el prolongado descenso que seguirá o para llegar a tiempo a alguna conexión. Lo que vemos al frente ayuda a tomar la decisión: un impresionante y bellísimo valle, con el glaciar Gorner, del que nace el río del mismo nombre, del que sabemos ha formado una impresionante garganta cerca de la llanura. Así que un café, durante el cual el Cervino nos muestra su impresionante belleza parcialmente oculta por las nubes, y a seguir bajando.
El sendero es ciertamente impresionante. Ya no volveremos a pisar nieve o hielo, pero la roca rota, los varios arroyos y profundos barrancos que aparecen en el camino son muy notables y de moderada exigencia (posiblemente si lo hubiéramos tenido que hacer el primer día nos hubiera parecido bastante o muy duro). Más adelante vamos hacia el oeste, en dirección al teleférico de Furgg, con el muy bonito barranco por el que desciende a borbotones el arroyo que nace en el glaciar de ese nombre. Más importante, al fondo del barranco, relativamente cerca aparece ahora, en todo su esplendor, la gran Montaña. Necesitamos un tiempo para admirarlo, hacer multitud de fotos y comentar nuestra buena suerte al poder haberlo visto finalmente.
Y seguimos hacia abajo, para ver la zona donde se unen los barrancos del Gorner y del Flugg. El río, ahora llamado Gorner, es aquí muy bello, y cerca de el llegaremos a Furi, donde pararemos en un bonito restaurante alpino para comer mientras al fondo disfrutamos del entorno de Riffelberg y Gornergrat y, más arriba el glaciar Monte Rosa y las máximas alturas, la Dufour Spitze y sus vecinos. Hasta la comida es buena y la cerveza, por supuesto, excelente y muy agradecida (salvo por el café hemos bebido muy poco en el resto de la mañana).
Cuesta ponerse en pie y dejar estas vistas de ensueño, pero también queremos ver Zermatt, así que hay que partir. Llegamos así a Blatten, y encontramos el cartel que nos avisa de una desviación que sigue la garganta del río Gorner (la Gornerschlucht), así que para allá nos vamos cuatro de nosotros, mientras el resto siguen directos hacia Zermatt. La garganta es impresionante, pero en lugar de cansarles con una descripción les pido que vean las fotos; con eso basta.
Y cuando salimos de la garganta ya estamos en los aledaños de la población de Zermatt, seguimos al borde del río hasta llegar a la salida hacia el hotel, y ahí termina la jornada de hoy. Brillante final a una etapa fantástica, y magnífico colofón a una ruta multidía que ha sido muy exigente al principio, aunque las adaptaciones realizadas nos han permitido completar un recorrido alternativo de menor exigencia y más realizable. Así, si tuviese que escoger un comentario para cerrar Nuestro Monte Rosa, sin duda lo dedicaría a destacar que se pueden encontrar numerosas posibilidades para hacer accesible este paraíso de la naturaleza a muchas más personas que las estrictamente capacitadas para realizar el Tour del Monte Rosa; e igualmente es posible hacer una oferta de descanso y gastronomía de excelente nivel, lo que sin duda expande notablemente el número de posibles visitantes. Pedro González del Tánago o Amadablam Aventuras les pueden informar mucho mejor que yo. Y tras el comentario final una nota de agradecimiento, a Pedro, el mejor guía que hemos tenido nunca y la persona que supo resolver todos los problemas que tuvimos, mostrando además un nivel de compromiso en la ayuda personal durante las situaciones de mayor dificultad o limitación que superó con mucho nuestras expectativas. Gracias, Pedro.
No es algo que sienta mucho. Pienso que no debería ofrecer el track de la parte inicial del descenso, por ser la más sujeta a cambios que pueden modificar totalmente el camino en un corto espacio de tiempo. El paso por los glaciares alpinos está sujeto a algunas normas de seguridad que deben ser respetadas siempre. Una de ellas establece que los grupos de montañeros deben ser conducidos por guías alpinos acreditados, y no creemos bueno presentar una grabación de un recorrido potencialmente peligroso que pueda ser utilizada de manera inadecuada.
Pero volvamos atrás, a la madrugada del día de autos. Tras el cambio meteorológico, con un descenso importante de temperaturas y varias horas nevando, el suelo estaba cubierto de nieve helada. A primera hora de la mañana salieron casi todas las personas alojadas en el Refugio, con lo que nos quedamos solos una pareja de señores mayores, nuestro grupo, 3 practicantes de MTB que seguían allí cuando salimos, y una empleada del refugio. Nos preparamos con todo el abrigo de que disponíamos, pantalones impermeables y polainas y esperamos a que llegase un guía alpino, contratado antes por Pedro, que nos conduciría a través de los aproximadamente 4 km de distancia entre el Refugio Teodulo y el Trockener Steg, y se suponía que llevaría crampones de trail y cuerdas de apoyo, pero cuando llegó no traía crampones, por considerar que la nieve no era adecuada para ellos, y como mecanismo de seguridad procedió a atarnos a todos con una larga cuerda, con un espacio entre personas de unos 5 metros, y abrimos todos nuestros bastones telescópicos para usarlos en el descenso.
A continuación comenzamos el descenso, saliendo por la izquierda hacia una barra de nieve relativamente blanda, por la que bajamos con bastante inclinación unos cuantos metros, en los cuales se cayeron unos cuantos caminantes, aunque los demás pudimos comprobar cómo les frenábamos totalmente sin más que sentarnos en el suelo y clavar los talones. Algo más abajo encontramos una huella de pasos, que seguimos unos pocos minutos, y pasamos a una especie de pista de nieve, que luego vimos como hacía una apisonadora bastante ancha de las que se utiliza para compactar las pistas de esquí. A partir de ahí la seguridad parecía bastante mayor y la tensión inicial dio paso a un cierto relajo; poco más adelante me di cuenta, o tuve tiempo de preocuparme de otras cosas, de que no estaba grabando y corregí el error. Pero esos pocos minutos sin grabación son un espacio que no aconsejo recorrer sin una buena visión y un guía; creo además que no está permitido hacerlo, siendo obligatorio ir encordados y el uso de crampones, porque ahora estamos dentro del dominio esquiable de Zermatt, posiblemente el mejor del mundo en buenas condiciones, aunque hoy desde luego no hay nadie que lo esté utilizando y somos el único grupo que desciende en ese momento por la pista, o al menos no se ve a nadie más.
Más adelante, continuando por el lateral de la pista, pasamos por pequeñas grietas y corrientes de agua, o atravesamos con cuidado placas de hielo o nieve más blanda. A los lados, amenazadora, vemos la superficie viva del glaciar, donde grietas e irregularidades producidas por su dinámica son mucho más notables, aunque no estamos en zona de seracs. A nuestra derecha tenemos la pared rocosa, poco destacada a esta altura, del Klein Matterhorn, y por detrás el Breithorn; la izquierda está reservada, en lo que podemos ver, para el hielo del glaciar Teodulo, que se funde ahí con el glaciar Furgg, que llega hasta la base de la gran montaña. El Cervino, o Matterhorn. está bastante cerca y aguardamos con impaciencia una posible mejora del tiempo que nos permita ver lo que ahora tapan por completo las nubes. Nos vamos acercando al final del glaciar, y comenzamos a ver las elevaciones en las que asienta la estación de teleférico de Trockener Steg, auténtico centro de comunicaciones para el acceso al dominio esquiable, y actualmente en importantes obras. Pronto saldremos de la pista de nieve, para ascender por un promontorio situado a la derecha que es la morrena lateral del glaciar Teodulo. Aquí nos desata el guía y nos despedimos de el. También aquí se plantea si alguien quiere bajar en el teleférico, para evitar el prolongado descenso que seguirá o para llegar a tiempo a alguna conexión. Lo que vemos al frente ayuda a tomar la decisión: un impresionante y bellísimo valle, con el glaciar Gorner, del que nace el río del mismo nombre, del que sabemos ha formado una impresionante garganta cerca de la llanura. Así que un café, durante el cual el Cervino nos muestra su impresionante belleza parcialmente oculta por las nubes, y a seguir bajando.
El sendero es ciertamente impresionante. Ya no volveremos a pisar nieve o hielo, pero la roca rota, los varios arroyos y profundos barrancos que aparecen en el camino son muy notables y de moderada exigencia (posiblemente si lo hubiéramos tenido que hacer el primer día nos hubiera parecido bastante o muy duro). Más adelante vamos hacia el oeste, en dirección al teleférico de Furgg, con el muy bonito barranco por el que desciende a borbotones el arroyo que nace en el glaciar de ese nombre. Más importante, al fondo del barranco, relativamente cerca aparece ahora, en todo su esplendor, la gran Montaña. Necesitamos un tiempo para admirarlo, hacer multitud de fotos y comentar nuestra buena suerte al poder haberlo visto finalmente.
Y seguimos hacia abajo, para ver la zona donde se unen los barrancos del Gorner y del Flugg. El río, ahora llamado Gorner, es aquí muy bello, y cerca de el llegaremos a Furi, donde pararemos en un bonito restaurante alpino para comer mientras al fondo disfrutamos del entorno de Riffelberg y Gornergrat y, más arriba el glaciar Monte Rosa y las máximas alturas, la Dufour Spitze y sus vecinos. Hasta la comida es buena y la cerveza, por supuesto, excelente y muy agradecida (salvo por el café hemos bebido muy poco en el resto de la mañana).
Cuesta ponerse en pie y dejar estas vistas de ensueño, pero también queremos ver Zermatt, así que hay que partir. Llegamos así a Blatten, y encontramos el cartel que nos avisa de una desviación que sigue la garganta del río Gorner (la Gornerschlucht), así que para allá nos vamos cuatro de nosotros, mientras el resto siguen directos hacia Zermatt. La garganta es impresionante, pero en lugar de cansarles con una descripción les pido que vean las fotos; con eso basta.
Y cuando salimos de la garganta ya estamos en los aledaños de la población de Zermatt, seguimos al borde del río hasta llegar a la salida hacia el hotel, y ahí termina la jornada de hoy. Brillante final a una etapa fantástica, y magnífico colofón a una ruta multidía que ha sido muy exigente al principio, aunque las adaptaciones realizadas nos han permitido completar un recorrido alternativo de menor exigencia y más realizable. Así, si tuviese que escoger un comentario para cerrar Nuestro Monte Rosa, sin duda lo dedicaría a destacar que se pueden encontrar numerosas posibilidades para hacer accesible este paraíso de la naturaleza a muchas más personas que las estrictamente capacitadas para realizar el Tour del Monte Rosa; e igualmente es posible hacer una oferta de descanso y gastronomía de excelente nivel, lo que sin duda expande notablemente el número de posibles visitantes. Pedro González del Tánago o Amadablam Aventuras les pueden informar mucho mejor que yo. Y tras el comentario final una nota de agradecimiento, a Pedro, el mejor guía que hemos tenido nunca y la persona que supo resolver todos los problemas que tuvimos, mostrando además un nivel de compromiso en la ayuda personal durante las situaciones de mayor dificultad o limitación que superó con mucho nuestras expectativas. Gracias, Pedro.
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Easy to follow
Scenery
Moderate
Excelente ruta alpina.
Bajada por el glaciar espectacular
Muchas gracias pedro
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Scenery
Difficult
Sensacional Espléndida ruta
Dura, exigente y muy bonita.