Nuestro Monte Rosa. De Saas Fee a Macugnaga por el Moropass.
near Saas-Fee, Canton du Valais (Switzerland)
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Trail photos
Itinerary description
Comencemos por explicar el nombre. Naturalmente no se trata de que hayamos declarado la copropiedad del Monte Rosa, solo planeamos hacer el Tour del Monte Rosa y, al poco de empezar a caminar, la inmensidad de las montañas a recorrer, la altura de los pasos y el clima nos hizo reconocer que hacer el Tour a pie, en su diseño original, estaba fuera de la capacidad de alguno de nosotros (yo, principalmente). Así que casi desde el inicio nos encontramos pensando en innovaciones para reducir la carga física a soportar, y su aplicación supone una modificación muy importante del recorrido, por lo que llamar Tour del Monte Rosa al recorrido que les presento sería inadecuado. Es, sólo, la descripción de la parte que hemos hecho, algunas etapas con todo el grupo y otras recortadas o alteradas por los procedimientos que se describen. Todas ellas, al igual que los recorridos realizados por el resto del grupo, fueron diseñadas y organizadas en su intendencia por Pedro González del Tánago, nuestro santo protector en la ruta, organizador del Tour junto a Amadablam Aventura, la empresa que dirige, antes y excelente compañero de fatigas después, además de solucionador de todos los problemas que se presentaron y buen amigo, junto a Mikel e Inés, que se añadieron al grupo Canigó, para el recuerdo de una excelente, y exigente, aventura senderista. Fue un placer compartir con ellos estos días, pero no debía olvidar que parte del grupo hizo todo el recorrido previsto, así que este segundo itinerario pasa por lugares bellísimos, ha alcanzado las mismas máximas alturas del recorrido y ha pasado por glaciares y pasos de considerable dificultad para mi, pero lo ha hecho con un menor nivel de exigencia, que puede hacer posible su realización por personas con menos capacidad física. Pero no lo subestime, a pesar de las adaptaciones entre 2500 y 3500 metros de altitud la hipoxia y el esfuerzo son difíciles de sobrellevar y se hacen muy duras para los que no están en una excelente condición física, por causas médicas o falta de preparación.
Esta primera etapa, con punto de partida en Saas Fue, a donde hemos llegado desde Ginebra, pasando en tren por Lausanne y Visp, donde cambiamos a un autobús que nos transporta hasta Saas Grund Post y, tras cambiar a otro autobús, al punto de inicio donde dormiremos la primera noche. Durante la noche ha llovido continuadamente, aunque no hace frío, y el tramo inicial del camino (9 km) es un ascenso continuado por carretera que se puede hacer en el autobús que llega hasta el mismo Mattmark. En ese momento aún teníamos pensado hacer todo el recorrido oficial, así que pareció una buena idea (sin duda lo fue) hacer como la mayoría de los senderistas que realizan el Tour: subimos cómodamente en el autobús, y empezamos a caminar en el parking del restaurante del Mattmark Stausse. Ello significa que no hemos hecho andando los primeros 9,2 km de la ruta, cuya longitud se reduce por tanto a unos 15,8 km, mientras el desnivel positivo se reduce en unos 510 metros, lo que deja el total en poco más de 750 metros.
Pero la verdad es que la ruta sigue siendo muy dura. El ascenso al Moropass es realmente exigente, aunque la climatología del día es muy favorable, y paso a ser plenamente consciente de mis limitaciones respiratorias cuando en los últimos tramos de ascenso tengo que pararme con bastante frecuencia para intentar respirar mejor y evitar una exagerada taquicardia. Pero todo llega, y también lo hace la cima del Passo y la subida al pie de la Madonna. La bajada hasta el Refugio Maroli es rápida y aquí encontramos comida y bebida y, sobre todo, un rato de descanso muy necesario, aunque me parece claro que el exigente planteamiento de ruta para el día siguiente deberá ser modificado si quiero continuar el Tour.
Cuando salimos de nuevo al exterior queda un largo tramo de descenso agresivo entre la roca fragmentada, que destroza las rodillas de alguno de mis compañeros, aunque para mi parecen haberse acabado los problemas. En un momento, superado Ruppenstein, se tiene la impresión de que el canchal queda atrás, y tenemos a nuestros pies el hermoso valle Anzasca, extendiéndose desde el Glaciar Belvedere, a los mismos pies del Pico Dufour, máxima altura del macizo hasta su desembocadura en el río Toce, pasado Piedimulera; parece tan cercano el valle, que comento con Pedro lo cercano que parece a pesar de estar a más de 500 metros por debajo de nosotros. Pedro me mira y contesta suavemente: Y a más de 1000, porque aún nos queda eso por bajar. Los valles alpinos son impresionantes, y en lugares como este lo parecen aún más. Y esa belleza, prolongada en el todavía muy largo descenso, son malas noticias para los que notan ya el dolor agudo en las rodillas castigadas en el descenso, personas con experiencia en montaña y bastante entrenamiento, pero la ruta se las trae.
Seguimos bajando y Pedro avisa de que tal vez podríamos coger un teleférico intermedio para hacer más cómoda la ultima parte del descenso. Parece una excelente idea, pero hay un problema: el último teleférico sale a las 5 de la tarde, y no está claro que podamos llegar para esa hora. Advertimos al resto del grupo, Pedro carga con las mochilas de los que están peor, y salimos pitando para llega pronto a las instalaciones del teleférico y advertir de que estamos llegando, y solicitar que nos esperen. Hecho esto, Pedro sube de nuevo hasta encontrar a los retrasados, carga con nuevas mochilas y ayuda a bajar más deprisa a los que ahora ya bajan descargados pero casi contra el reloj. Y llegan, por los pelos y tal vez con escasa prisa por salir de los operarios, pero llegan y bajamos el último tramo en el teleférico. Todos salvo Mikel y Pedro, que son del norte además de excelentes compañeros de jornada, y tienen que bajar andando hasta el final. Largo y exigente día para la toma de contacto, está claro que esto de los Alpes es más duro de lo que pensábamos y que el Tour del Monte Rosa requiere adaptaciones para los menos preparados. La primera ha sido el recurso al teleférico para hacer la última parte del descenso. En días sucesivos, hasta el último, cuando volveremos a hacer lo previsto inicialmente, introduciremos varias modificaciones en la ruta para rebajar su nivel de exigencia.
Esta primera etapa, con punto de partida en Saas Fue, a donde hemos llegado desde Ginebra, pasando en tren por Lausanne y Visp, donde cambiamos a un autobús que nos transporta hasta Saas Grund Post y, tras cambiar a otro autobús, al punto de inicio donde dormiremos la primera noche. Durante la noche ha llovido continuadamente, aunque no hace frío, y el tramo inicial del camino (9 km) es un ascenso continuado por carretera que se puede hacer en el autobús que llega hasta el mismo Mattmark. En ese momento aún teníamos pensado hacer todo el recorrido oficial, así que pareció una buena idea (sin duda lo fue) hacer como la mayoría de los senderistas que realizan el Tour: subimos cómodamente en el autobús, y empezamos a caminar en el parking del restaurante del Mattmark Stausse. Ello significa que no hemos hecho andando los primeros 9,2 km de la ruta, cuya longitud se reduce por tanto a unos 15,8 km, mientras el desnivel positivo se reduce en unos 510 metros, lo que deja el total en poco más de 750 metros.
Pero la verdad es que la ruta sigue siendo muy dura. El ascenso al Moropass es realmente exigente, aunque la climatología del día es muy favorable, y paso a ser plenamente consciente de mis limitaciones respiratorias cuando en los últimos tramos de ascenso tengo que pararme con bastante frecuencia para intentar respirar mejor y evitar una exagerada taquicardia. Pero todo llega, y también lo hace la cima del Passo y la subida al pie de la Madonna. La bajada hasta el Refugio Maroli es rápida y aquí encontramos comida y bebida y, sobre todo, un rato de descanso muy necesario, aunque me parece claro que el exigente planteamiento de ruta para el día siguiente deberá ser modificado si quiero continuar el Tour.
Cuando salimos de nuevo al exterior queda un largo tramo de descenso agresivo entre la roca fragmentada, que destroza las rodillas de alguno de mis compañeros, aunque para mi parecen haberse acabado los problemas. En un momento, superado Ruppenstein, se tiene la impresión de que el canchal queda atrás, y tenemos a nuestros pies el hermoso valle Anzasca, extendiéndose desde el Glaciar Belvedere, a los mismos pies del Pico Dufour, máxima altura del macizo hasta su desembocadura en el río Toce, pasado Piedimulera; parece tan cercano el valle, que comento con Pedro lo cercano que parece a pesar de estar a más de 500 metros por debajo de nosotros. Pedro me mira y contesta suavemente: Y a más de 1000, porque aún nos queda eso por bajar. Los valles alpinos son impresionantes, y en lugares como este lo parecen aún más. Y esa belleza, prolongada en el todavía muy largo descenso, son malas noticias para los que notan ya el dolor agudo en las rodillas castigadas en el descenso, personas con experiencia en montaña y bastante entrenamiento, pero la ruta se las trae.
Seguimos bajando y Pedro avisa de que tal vez podríamos coger un teleférico intermedio para hacer más cómoda la ultima parte del descenso. Parece una excelente idea, pero hay un problema: el último teleférico sale a las 5 de la tarde, y no está claro que podamos llegar para esa hora. Advertimos al resto del grupo, Pedro carga con las mochilas de los que están peor, y salimos pitando para llega pronto a las instalaciones del teleférico y advertir de que estamos llegando, y solicitar que nos esperen. Hecho esto, Pedro sube de nuevo hasta encontrar a los retrasados, carga con nuevas mochilas y ayuda a bajar más deprisa a los que ahora ya bajan descargados pero casi contra el reloj. Y llegan, por los pelos y tal vez con escasa prisa por salir de los operarios, pero llegan y bajamos el último tramo en el teleférico. Todos salvo Mikel y Pedro, que son del norte además de excelentes compañeros de jornada, y tienen que bajar andando hasta el final. Largo y exigente día para la toma de contacto, está claro que esto de los Alpes es más duro de lo que pensábamos y que el Tour del Monte Rosa requiere adaptaciones para los menos preparados. La primera ha sido el recurso al teleférico para hacer la última parte del descenso. En días sucesivos, hasta el último, cuando volveremos a hacer lo previsto inicialmente, introduciremos varias modificaciones en la ruta para rebajar su nivel de exigencia.
Waypoints
Waypoint
9,357 ft
Ascenso final al Moro Pass y la estatua de la Virgen de las Nieves (2.870 metros)
Moro
Comments (6)
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Easy to follow
Scenery
Moderate
Excelente primera etapa del Tour Monte Rosa
Excelente etapa , excelente compañía y excelente resumen
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Moderate
Excelente etapa , excelente compañía y excelente resumen
Bonita y muy exigente. Menos mal que el autobús os ahorró un buen trozo de subida.
Enorme ruta. Menos mal que el bus sube al Mattmark.
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Easy to follow
Scenery
Difficult
Enorme gratificación para la vista, dura pero reconfortante