Ruta de los molinos de Navalagamella

Completa ruta que combina patrimonio natural y cultural en este recóndito pueblito a las puertas de de la Sierra Oeste.
Aparcamos en la plaza de Marcelino Camacho, que cuenta con bastantes sitios de parking y está exactamente al lado del Mirador del Hondillo, punto de inicio de nuestro recorrido de hoy.
Ofrece este privilegiado balcón impresionantes vistas al encinar que se extiende a nuestros pies así como a las más altas cumbres de la Sierra de Guadarrama.
Cogemos el camino que baja a mano derecha y seguimos las indicaciones. Tras cruzar un pequeño arroyo la pista comienza una potente cuesta, corta, para consuelo de los más perezosos. Cuidado en este tramo en verano porque es especialmente soleado.
Al llegar a la parte más alta nos topamos con el coqueto río Perales y sin cruzarlo, giraremos a mano derecha para ir siguiendo su cauce. Esta zona es más verde y agradable, salpicada por la típica vegetación de ribera.
Tras unos pocos metros, llegaremos a la zona más abrupta del recorrido pues el río se encañona y el camino se convierte en una estrecha trocha entre rocas. Es la parte de la hoz del río Perales, la más divertida para los más peques y la más peliaguda para los no tan habituados a estas correrías montaraces. Mantengan la calma señores, no hay ningún paso excesivamente peligroso y esta zona no durará más de un kilómetro.
Llegamos poco después al Molino del Altillo, impresionante por lo bien conservado que está. Hay en esta zona numerosas mesas a orillas del río para tomar un agradable tentempié.
Poco después volvemos a tener un camino más o menos tranquilo, pasamos las ruinas del molino del tío Blas y al poco reapareceremos en el arroyo que cruzamos inicialmente para, por el mismo tramo que al principio, regresar al Mirador del Hondillo y al coche.
Es un recorrido corto, perfecto para iniciarse en el mundo del senderismo y muy agradecido para niños y mascotas.