Moraira. Ruta de los miradores y del Cap d'Or. Marjal. Castillo. Portitxol. Portet. Cap d'Or.

Moraira es uno de los dos núcleos poblacionales del municipio de Teulada, en la comarca de la Marina Alta, y actualmente es un lugar de gran atractivo turístico, lo que hace que en verano más que triplique su población con los veraneantes que recibe en la época estival. Es una población de escasa antigüedad, con unas pocas construcciones del siglo XIX y el Castillo, del siglo XVIII y la Torre de Guaita del siglo XVII, como edificaciones más antiguas. La iglesia parroquial es, al igual que la mayoría de la población, de construcción muy reciente, aunque en ella se utilizaron algunos sillares del castillo, y se asienta sobre terrenos en los que antaño estuvo ubicada una ermita. Cavanilles dice que en 1797 no había ninguna población en esta zona, y se afirma que la causa de este despoblamiento estaba en los ataques de la piratería marítima que impedía prosperar a cualquier asentamiento costero que no estuviese fuertemente protegido; esa situación cambió en 1830, con la conquista de Argel por los franceses, a partir de cuyo momento comenzó un lento crecimiento de la población, que se dispararía a partir de 1960, con el desarrollo del turismo.
Esta es una ruta especial, puesto que al grupo se incorporaba una partida de jóvenes senderistas, en su mayoría curtidos en la dura escuela de los scouts, para los que era necesario encontrar un balance correcto entre la exigencia física y el aporte de datos históricos y ecológicos que pudiesen añadir conocimiento y estimular su interés. Para unir ambos en este lugar, nos pareció útil crear una ruta que incorporase el paso por el Cap d'Or junto a la ruta de los miradores de Moraira, cuyos puntos principales iremos detallando a lo largo del comentario. Pero antes de entrar en la ruta, permítaseme aportar algunos datos de posible interés sobre los puntos más destacados.
El Castillo de Moraira es un pequeño reducto fortificado, o fortín, cuya construcción parece haber comenzado al principio del siglo XVIII (hay un número, 1742, tallado en la única puerta, que se supone ahora que fue la fecha de finalización de la construcción), aunque hace años se pensó que había sido construido en el siglo XVI. El recinto, de fachada semicircular, orientadas hacia el sur, tenía su parte posterior aplanada, dándole una forma de casco de buey muy típica; estaba rodeado por un foso, sobre el que se tendía un puente levadizo que permitía el acceso a la única puerta de la construcción, sobre la que se puede ver el escudo de los Borbones. Los sillares que recubren las paredes de mampostería son de piedra tosca, extraída en la vecindad, de cuya labor se aprecian fácilmente los restos; las paredes tienen una altura de 10 metros y la cubierta está defendida por una muralla con 7 aberturas, a modo de saeteras, paras colocar los cañones. El interior del castillo estaba dividido en 3 partes por unos muros interiores, y su interior se iluminaba por unas pequeñas ventanas. Detrás del castillo se encuentran otras construcciones de interés: una pequeña ermita y un aljibe de piedra, que aún se pueden ver.
La Torre de Guaita del Cap D'Or fue edificada durante el siglo XVI, en la parte más alta del cabo, a unos 166 metros sobre el nivel del mar. Es una torre circular, de 11 metros de altura, con paredes en talud y la parte baja maciza y sin accesos para dificultar su conquista; en la parte superior, a la que se accedía mediante una escala de cuerdas, que se descolgaba desde el interior, donde había una sala y, por encima, una terraza, con una muralla defensiva y en la que se colocaron dos cañones, que se recuperaron hace unos 40 años; esto último hace que la torre no tuviese sólo funciones de vigilancia, sino que también tenía funciones defensivas e incluso de ataque. La torre está siendo sometida a obras de restauración en la actualidad, por lo que no es posible acceder a ella para visitarla. En el exterior se encuentra un aljibe de piedra. Desde el Cap d'Or se disfruta de una maravillosa vista hacia los acantilados de Benitachell, el cabo de la Nao, las calas de Benissa, el Peñón de Ifach e incluso, en un día claro como hoy, se pueden ver la Sierra Gelada e Ibiza. Uno de nosotros cree que se veía también Mallorca, pero otros discrepamos. En la cima del Cap podemos encontrar también los restos de un asentamiento íbero, sobre el que hay información muy escasa.
Hemos pasado por la entrada de la Cova de la Cendra, uno de los yacimientos arqueológicos más notables del mediterráneo alicantino, cerrada por una verja, pero también con avisos de prohibido el acceso por obras. Este yacimiento prehistórico, del paleolítico, tiene gran interés, pero su acceso es algo complicado, por lo que creo que con niños no se debe intentar llegar hasta él. Los interesados en esta Cueva pueden encontrar gran cantidad de información sobre ella en una publicación del Museo de Arqueología de Alicante, Serie Mayor 6, editada por Joan Bernabéu y Luis Molina.
La ruta comienza en el aparcamiento público que hay a la entrada de Moraira, desde donde nos dirigimos a la derecha, para llegar a la marjal y la playa de la Ampolla. Girando hacia la izquierda nos encontramos la entrada del Castillo, con el aljibe y la ermita, y a la derecha, sobre la playa, está el mirador de Les Tosqueres. Pasado el Castillo entramos en el Portitxol; aquí, tras pasar el Club Náutico entramos en las instalaciones del Club, aunque habíamos visto una señal de prohibido el paso (que asumimos era para vehículos), porque en el track que llevábamos parecía haber continuación directa hacia el paseo que lleva al Portet; esa continuidad existe geográficamente, pero no es real porque está cerrado el paso por una verja. Un señor muy amable del Club nos indicó que para llegar al paseo debíamos pasar por unas escaleras que suben desde el Portitxol, antes de entrar al Club, hasta el paseo, situado a un nivel superior. Así lo hicimos, para llegar al mirador del Portitxol, y continuar después hacia el Portet, en un recorrido urbano, ajardinado y bonito, con excelentes vistas. Tras llegar al Portet recorremos la calle de la playa, hasta llegar al final, donde volvemos a encontrar unas escaleras que nos permiten subir a una calle asfaltada, que hace varios zigzags antes de llegar al lugar de comienzo del sendero del SL-CV-51, donde se informa de la existencia de obras en la Torre, que impiden su visita turística.
Seguimos por el sendero, para ver las impresionantes vistas de los acantilados de Benitachell y Moraira, el lugar donde está la Cova de la Cendra y la Cova de les rates penades y el poblado íbero, acercándonos a la punta del Cap, aunque sin llegar a la misma por su suelo de lapiaz que nos parece inseguro para los niños. Volvemos haciendo un rodeo para ver el Portet y la costa sur, y vemos desde la distancia las obras de la Torre de Guaita, con mucho aparato y esperemos que esta vez con buena cabeza (en la reparación de 1991 se eliminaron varias partes de interés). Volvemos al SL-51, para descender por el hasta el Portet, y seguir para la vuelta el mismo camino, en su mayoría, que hicimos a la ida, acabando la ruta en el aparcamiento de inicio.
En conjunto una ruta muy bonita, que gustó a niños y mayores, fácil en general (cuidado con los resbalones si está mojada) y con bellísimas vistas y una interesante historia. A tener en cuenta que algo más de la mitad de la ruta es por calles y caminos de la población, aunque al lado del mar, sólo la parte del Cap es por sendero. Nos parece recomendable hacerla con calzado de montaña, aunque la parte urbanal se puede hacer con calzado normal; los bastones ayudan, y los niños consumieron una buena cantidad de agua y algo de comida, en un buen día de aventuras fuera de la rutina habitual.