119. Monte Santorcaz y Santa Casilda desde Buezo
near Buezo, Castilla y León (España)
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INDICE IBP de Dificultad de la Ruta
Para Criterios y Tabla de Interpretación, Ir a:
https://www.ibpindex.com/index.php/es/
El resultado del análisis IBP es de 59 (para Senderismo): dificultad 'Media' para una preparación física 'Media'.
El cómputo del desnivel acumulado de la ruta por parte de IBP es de 482 metros (superior al que estima Wikiloc).
[Duración de la ruta: 4 h 6 min (total); 3 h 16 min (en movimiento)].
Nos guiamos para esta ruta por el trazado de ‘Marcopolis’ (https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/santuario-de-santa-casilda-buezo-monte-san-torcaz-12899102 ). Fiable en todo momento. Varios añadidos cortos por nuestra parte aumentaron el recorrido en 1 km, aunque (inexplicablemente) redujeron el desnivel en 40 metros respecto al suyo.
En camino hacia Buezo, aún sobre cuatro ruedas, la roja esfera de fuego se elevaba en el horizonte noreste. Ajena a nuestras ilusiones y desventuras acá abajo. Implacable, justo de frente, contra el cristal. Bajo sus rayos enceguecedores, la angosta carretera se volvía incorpórea, evanescente. Velada casi la visión, había que conducir con el oído y el tacto.
Pudimos, por fin, darle un capotazo, hacerle un requiebro a tan poderoso amo. Pero es difícil escapar a sus largos garfios. Se levantó una neblina lechosa, quizá el vaho de la tierra en respuesta al ardor de los fulgores celestes. Las siluetas de la Mesa de Oña y los Montes Obarenes se difuminaban etéreas. Se presagiaba un día pesado de calor, fatigoso.
Llegados a Buezo (nuestro punto de partida y final), la temperatura era fresca y soplaba una ligera brisa. “Corre, antes de que se dé cuenta de que hemos empezado”. Efectivamente, lo más duro de la caminata, la subida hasta la cima del Monte Santorcaz, lo hicimos sin agobios. Y después, en realidad, también. Sólo en la última hora empezó a notarse la vehemencia del astro, pero ya era todo bajada o llano, y en el Pozo Blanco y el Negro y en Buezo había unas fuentes generosas de agua. “Aprieta ahora, si quieres…”.
Resumamos el recorrido. Tras dejar Buezo, vamos 500 m por la carretera, y luego 1 km más por un camino recién asfaltado. Calma total. Transitamos por una campiña de girasoles y cereales. En el km 3 iniciamos un confortable ascenso de 1,5 km hasta la cima del Santorcaz. Amplias, pero (ese día) brumosas panorámicas. Desde allí, un largo paseo con leves ondulaciones hasta los aledaños del Santuario de Santa Casilda. Luego, el Pozo Blanco en el área recreativa situada a los pies del complejo religioso; y una agradable subida hasta éste por un lado y bajada por otro. Enseguida, el Pozo Negro, y ya estamos de regreso en Buezo.
Todo el trayecto se hace por caminos y senderos cómodos y bien marcados. No está demás la precaución en los tramos de gravilla y piedras sueltas en los descensos. La orientación es bastante sencilla (con guía), así que puede uno destinar su vista y su mente a disfrutar del entorno. La exigencia física es leve, si acaso con la excepción de la corta rampa (500 m) final al al Santorcaz (algo de sudor y poco más).
En conjunto, fue ésta una más que plácida excursión que, además, resultó muy variada en ambientes y tuvo muchos puntos de interés. Los enumeraré en orden, según la secuencia del itinerario:
El recorrido por el valle del arroyo de Santa Casilda, desde Buezo, a una hora temprana de la mañana, es particularmente apacible, con los campos de cereales, algún corzo saliendo huidizo del arroyo, y luego los alegres girasoles ya bien crecidos.
Los rebaños de ovejas paciendo en la parte baja de las faldas del Santorcaz, con las vistas sobre la nava de Rojas, los restos de su castillo empingorotado, y los pelados cerros con franjas blanquecinas, constituyen escenarios muy placenteros.
Las partes altas del monte nos proporcionan extensas panorámicas de La Bureba. Las siluetas (aunque atenuadas por la neblina) del alargado cordal de los Obarenes y la Mesa de Oña, aportan profundidad al paisaje; y, a la vez, elevación para el propio aliento interior del viajero.
Esas perspectivas de la llanura burebana y sus confines montañosos al norte se mantienen y renuevan durante un prolongado tramo; prácticamente, hasta que llegamos a las cercanías de Salinillas de Bureba y giramos hacia Santa Casilda.
Todo el descenso hacia la zona recreativa ubicada a un lado y por debajo del santuario es disfrutable. Resulta impresionante ver el apretado complejo de edificios del emplazamiento religioso, encabalgado sobre un peñasco, con abruptos precipicios hasta la hondonada.
En la zona recreativa destaca el circular Pozo Blanco, de aguas cristalinas (con fondo de piedras blancas; de ahí su aspecto y su nombre); su fuente; su regato con pequeños saltos de agua. Y, desde allí, el entretenido sendero de ascenso zigzagueante hasta el santuario.
El propio Santuario de Santa Casilda, bien construido y conservado, resulta grato de observar. Nos pareció ver alguna ventana semi-abierta, pero todo lo demás estaba cerrado y sin actividad. Era jueves. Para los domingos sí se anunciaban oficios.
Finalmente, un delicioso paseo entre cañaverales desde el Pozo Blanco al Negro; y el Pozo Negro mismo y su fuente vecina. Denominado Negro, quiero creer, por el color oscuro de sus aguas, debido a su ubicación en una densa umbría vegetal.
Buezo es una pequeña localidad que merece un paseo para concluir. Construcciones de piedra tradicionales, su iglesia…; y una caritativa fuente de dos caños de agua fresca con la que hicimos un ‘corte de mangas’ al calor que ya se nos venía encima. Un gratificante modo de terminar una amena ruta.
En el plano anecdótico, no hay mucho que contar (aunque quizá, sí…), porque no nos cruzamos con nadie, excepto unas pocas personas en la zona de los pozos. Eran ‘turistas de ruedas’. Con ellos no se generan la empatía y complicidad que sí se despiertan en los encuentros con otros caminantes. Un escueto “hola” de cortesía.
Sin embargo, a falta de interacciones personales, sí hubo algunas escenas animales que despertaron nuestra curiosidad:
Un enorme perro ‘doberman’ negro acompañaba tranquilo a uno de los mencionados turistas. Sin correa, llevaba un colorido pañuelo o fular anudado en el cuello; el perro, digo. Parecía claramente ornamental. Se entiende (pues sabido es que los ‘doberman’ son vanidosos por naturaleza…).
Un gran perro guardián estaba echado en el camino. Parecía al cuidado de un rebaño de ovejas. Al vernos, ya desde lejos, se levantó y echó a correr en dirección opuesta. Y eso a pesar de que le silbé amistosamente. Con ‘guardianes’ así de valientes, no quiero imaginarme la sensación de protección de las ovejas… Supongo que, más bien, el perro les despertará sentimientos maternales….
Al inicio de la ruta, al poco de salir de Buezo, fuimos saludados animosamente por los balidos de un rebaño de ovejas. No cabe otra interpretación. Todas querían acercarse a nosotros, curiosas, y hacerse notar. Aquello se convirtió en una coral. Debe ser que no tenían hambre. Sabido es también que las ovejas prefieren cantar a pacer (de ahí el refrán: “Oveja que bala, bocado que pierde”. O ¿no?).
Finalmente, no me resigno a incluir otra sorpresa. Ésta con objetos inanimados. En varios puntos, vimos el siguiente texto en postes al lado del sendero: “Peligro. Cross de Santa Casilda”. (Adjunto una foto). Me pregunté si querría decir: “Cuidado: que vienen, que vienen... los corredores”; “apártate, que te arrollan, si no”. Digo yo que, más bien, sería un aviso de peligro para los propios corredores, quizá por posibles resbalones en algunas zonas. Lo admito: estuve lento de entendederas.
Junto a la belleza y la nobleza, a menudo se agazapa el lado tenebroso: donde moran nuestros demonios. El buzón montañero en la cima del Santorcaz, hecho con artesanal esmero, fue puesto allí con cariño y devoción. Pero a alguien le debió parecer ‘demasiado’ bonito tal cual (en contraste con su propia nadería). Había que retorcijarlo a pedradas (dejo fotos). Imagino que perpetró la barbarie con nocturnidad. Más que nada, para no verse a sí mismo. [...O, tal vez me equivoco, y fue un golpe de calor o una ráfaga de viento...].
RUTAS CERCANAS:
https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/monte-capulera-desde-quintana-urria-81147844
https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/monte-pelado-desde-santa-olalla-de-bureba-95589763
https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/los-rublacedos-y-la-ruta-del-agua-93890192
Para Criterios y Tabla de Interpretación, Ir a:
https://www.ibpindex.com/index.php/es/
El resultado del análisis IBP es de 59 (para Senderismo): dificultad 'Media' para una preparación física 'Media'.
El cómputo del desnivel acumulado de la ruta por parte de IBP es de 482 metros (superior al que estima Wikiloc).
[Duración de la ruta: 4 h 6 min (total); 3 h 16 min (en movimiento)].
Nos guiamos para esta ruta por el trazado de ‘Marcopolis’ (https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/santuario-de-santa-casilda-buezo-monte-san-torcaz-12899102 ). Fiable en todo momento. Varios añadidos cortos por nuestra parte aumentaron el recorrido en 1 km, aunque (inexplicablemente) redujeron el desnivel en 40 metros respecto al suyo.
En camino hacia Buezo, aún sobre cuatro ruedas, la roja esfera de fuego se elevaba en el horizonte noreste. Ajena a nuestras ilusiones y desventuras acá abajo. Implacable, justo de frente, contra el cristal. Bajo sus rayos enceguecedores, la angosta carretera se volvía incorpórea, evanescente. Velada casi la visión, había que conducir con el oído y el tacto.
Pudimos, por fin, darle un capotazo, hacerle un requiebro a tan poderoso amo. Pero es difícil escapar a sus largos garfios. Se levantó una neblina lechosa, quizá el vaho de la tierra en respuesta al ardor de los fulgores celestes. Las siluetas de la Mesa de Oña y los Montes Obarenes se difuminaban etéreas. Se presagiaba un día pesado de calor, fatigoso.
Llegados a Buezo (nuestro punto de partida y final), la temperatura era fresca y soplaba una ligera brisa. “Corre, antes de que se dé cuenta de que hemos empezado”. Efectivamente, lo más duro de la caminata, la subida hasta la cima del Monte Santorcaz, lo hicimos sin agobios. Y después, en realidad, también. Sólo en la última hora empezó a notarse la vehemencia del astro, pero ya era todo bajada o llano, y en el Pozo Blanco y el Negro y en Buezo había unas fuentes generosas de agua. “Aprieta ahora, si quieres…”.
Resumamos el recorrido. Tras dejar Buezo, vamos 500 m por la carretera, y luego 1 km más por un camino recién asfaltado. Calma total. Transitamos por una campiña de girasoles y cereales. En el km 3 iniciamos un confortable ascenso de 1,5 km hasta la cima del Santorcaz. Amplias, pero (ese día) brumosas panorámicas. Desde allí, un largo paseo con leves ondulaciones hasta los aledaños del Santuario de Santa Casilda. Luego, el Pozo Blanco en el área recreativa situada a los pies del complejo religioso; y una agradable subida hasta éste por un lado y bajada por otro. Enseguida, el Pozo Negro, y ya estamos de regreso en Buezo.
Todo el trayecto se hace por caminos y senderos cómodos y bien marcados. No está demás la precaución en los tramos de gravilla y piedras sueltas en los descensos. La orientación es bastante sencilla (con guía), así que puede uno destinar su vista y su mente a disfrutar del entorno. La exigencia física es leve, si acaso con la excepción de la corta rampa (500 m) final al al Santorcaz (algo de sudor y poco más).
En conjunto, fue ésta una más que plácida excursión que, además, resultó muy variada en ambientes y tuvo muchos puntos de interés. Los enumeraré en orden, según la secuencia del itinerario:
El recorrido por el valle del arroyo de Santa Casilda, desde Buezo, a una hora temprana de la mañana, es particularmente apacible, con los campos de cereales, algún corzo saliendo huidizo del arroyo, y luego los alegres girasoles ya bien crecidos.
Los rebaños de ovejas paciendo en la parte baja de las faldas del Santorcaz, con las vistas sobre la nava de Rojas, los restos de su castillo empingorotado, y los pelados cerros con franjas blanquecinas, constituyen escenarios muy placenteros.
Las partes altas del monte nos proporcionan extensas panorámicas de La Bureba. Las siluetas (aunque atenuadas por la neblina) del alargado cordal de los Obarenes y la Mesa de Oña, aportan profundidad al paisaje; y, a la vez, elevación para el propio aliento interior del viajero.
Esas perspectivas de la llanura burebana y sus confines montañosos al norte se mantienen y renuevan durante un prolongado tramo; prácticamente, hasta que llegamos a las cercanías de Salinillas de Bureba y giramos hacia Santa Casilda.
Todo el descenso hacia la zona recreativa ubicada a un lado y por debajo del santuario es disfrutable. Resulta impresionante ver el apretado complejo de edificios del emplazamiento religioso, encabalgado sobre un peñasco, con abruptos precipicios hasta la hondonada.
En la zona recreativa destaca el circular Pozo Blanco, de aguas cristalinas (con fondo de piedras blancas; de ahí su aspecto y su nombre); su fuente; su regato con pequeños saltos de agua. Y, desde allí, el entretenido sendero de ascenso zigzagueante hasta el santuario.
El propio Santuario de Santa Casilda, bien construido y conservado, resulta grato de observar. Nos pareció ver alguna ventana semi-abierta, pero todo lo demás estaba cerrado y sin actividad. Era jueves. Para los domingos sí se anunciaban oficios.
Finalmente, un delicioso paseo entre cañaverales desde el Pozo Blanco al Negro; y el Pozo Negro mismo y su fuente vecina. Denominado Negro, quiero creer, por el color oscuro de sus aguas, debido a su ubicación en una densa umbría vegetal.
Buezo es una pequeña localidad que merece un paseo para concluir. Construcciones de piedra tradicionales, su iglesia…; y una caritativa fuente de dos caños de agua fresca con la que hicimos un ‘corte de mangas’ al calor que ya se nos venía encima. Un gratificante modo de terminar una amena ruta.
En el plano anecdótico, no hay mucho que contar (aunque quizá, sí…), porque no nos cruzamos con nadie, excepto unas pocas personas en la zona de los pozos. Eran ‘turistas de ruedas’. Con ellos no se generan la empatía y complicidad que sí se despiertan en los encuentros con otros caminantes. Un escueto “hola” de cortesía.
Sin embargo, a falta de interacciones personales, sí hubo algunas escenas animales que despertaron nuestra curiosidad:
Un enorme perro ‘doberman’ negro acompañaba tranquilo a uno de los mencionados turistas. Sin correa, llevaba un colorido pañuelo o fular anudado en el cuello; el perro, digo. Parecía claramente ornamental. Se entiende (pues sabido es que los ‘doberman’ son vanidosos por naturaleza…).
Un gran perro guardián estaba echado en el camino. Parecía al cuidado de un rebaño de ovejas. Al vernos, ya desde lejos, se levantó y echó a correr en dirección opuesta. Y eso a pesar de que le silbé amistosamente. Con ‘guardianes’ así de valientes, no quiero imaginarme la sensación de protección de las ovejas… Supongo que, más bien, el perro les despertará sentimientos maternales….
Al inicio de la ruta, al poco de salir de Buezo, fuimos saludados animosamente por los balidos de un rebaño de ovejas. No cabe otra interpretación. Todas querían acercarse a nosotros, curiosas, y hacerse notar. Aquello se convirtió en una coral. Debe ser que no tenían hambre. Sabido es también que las ovejas prefieren cantar a pacer (de ahí el refrán: “Oveja que bala, bocado que pierde”. O ¿no?).
Finalmente, no me resigno a incluir otra sorpresa. Ésta con objetos inanimados. En varios puntos, vimos el siguiente texto en postes al lado del sendero: “Peligro. Cross de Santa Casilda”. (Adjunto una foto). Me pregunté si querría decir: “Cuidado: que vienen, que vienen... los corredores”; “apártate, que te arrollan, si no”. Digo yo que, más bien, sería un aviso de peligro para los propios corredores, quizá por posibles resbalones en algunas zonas. Lo admito: estuve lento de entendederas.
Junto a la belleza y la nobleza, a menudo se agazapa el lado tenebroso: donde moran nuestros demonios. El buzón montañero en la cima del Santorcaz, hecho con artesanal esmero, fue puesto allí con cariño y devoción. Pero a alguien le debió parecer ‘demasiado’ bonito tal cual (en contraste con su propia nadería). Había que retorcijarlo a pedradas (dejo fotos). Imagino que perpetró la barbarie con nocturnidad. Más que nada, para no verse a sí mismo. [...O, tal vez me equivoco, y fue un golpe de calor o una ráfaga de viento...].
RUTAS CERCANAS:
https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/monte-capulera-desde-quintana-urria-81147844
https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/monte-pelado-desde-santa-olalla-de-bureba-95589763
https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/los-rublacedos-y-la-ruta-del-agua-93890192
Waypoints
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