Monte Perdido ida y vuelta en el día desde Ordesa. Xtreme

Pradera de Ordesa-Goriz-Monte Perdido-Goriz-Faja de Pelay-Senda de cazadores-Pradera.

Subida: de parking a pico, 4h30min
Volvimos relajadamenre disfrutando del bosque, pero si se va en plan cañero ida y vuelta por la senda de la ribera, se puede hacer todo en 9h.

La subida en el día al Monte Perdido desde Ordesa suele hacerse con un bus 4x4 que sale de Nerin (Hotel Palazio) y deja en la falda del Mondicieto, desde donde hay una senda directa al refugio de Goriz. Pero debido al COVID no opera. Y claro, el refugio está lleno todos los días.

Así que nos planteamos un ataque directo desde el puente de Bujaruelo y desde la Pradera de Ordesa.

Finalmente planeamos salir desde Ordesa y regresar por Bujaruelo a través de la Brecha de Rolando, que desechamos ya bajando por meteorología adversa en la parte francesa. Pretendíamos acceder por senda de Cazadores a la faja de Pelay pero en Agosto es de noche hasta las 7, y la ruta tiene raíces y precipicios, así que la desechamos sin luz para la ida, pero nos dimos el gustazo a la vuelta.

A las 5:30 hicimos guardia en la caseta de autobuses de Torla para coger el primero (6:00). No habría hecho falta ese madrugón, el primero no se llenó.

Desde la Pradera de Ordesa iniciamos el camino nocturno por la senda de la ribera norte. El camino se ve bien a pesar de la orcuridad por el contraste del suelo blanco con el terreno de alrededor. A buen ritmo (5-6 km/h) llegamos a la cola de caballo en 90 minutos. Al llegar, el sol empezaba a iluminar las cumbres. Al ser los primeros.en llegar, obtuvimos una foto imposible: la cascada sin gente.

Subimos por las clavijas y cadenas de Soaso, perfectamente señalizadas, por ser el camino más rápido. He leído por ahí opiniones que asustan un poco a los que tienen miedo a las alturas. Las cadenas y clavijas están en perfecto estado (ya quisiera yo que mi cubertería saliera igual de reluciente del friegaplatos) y es muy fácil subir por ellas. No hace falta arnés, ni material especial. Solo las manos, prudencia y sentido común. Además, no se ve el desnivel aunque quieras porque por la dinámica de la subida, estás mirando todo el rato hacia la roca. Pero si alguien es impresionable y sugestionable, hay un sendero a la derecha que lleva a la parte alta de esta ruta, sacrificando más tiempo y posiblemente más esfuerzo.

Vimos el sol por primera vez justo al llegar al Refugio de Goriz, 40 min más tarde. Sin detenernos seguimos la subida para evitar coincidir con los pernoctantes que estaban recogiendo sus tiendas.

La subida tiene tramos en los que hay que usar las manos, pero no son complejos ni técnicos. La señalización es muy buena, se conserva en buen estado, y entre eso y los mojones de piedras es difícil perderse. Hay que superar la pradera de Goriz, un par de empalizadas de rocas, pasar por el mar de piedras, vadear un par de neveros (ojo, que la tentación de cruzarlos en verano puede salir muy cara, por hundimientos). Para vadear uno de los neveros hay unas cadenas muy útiles. Justo antes de llegar a este nevero hay un riachuelo de deshielo que por su altura y por no pasar senderos por encima, es una magnífica opción para rellenar cantimploras. Analizamos el agua al regreso, por curiosidad, y daba apenas 40 partículas por millón, al nivel.del agua de Madrid y mejor que muchas embotelladas.

Poco más arriba está el lago helado (ni pensar en cruzarlo en verano, las pocas placas de hielo que quedan son frágiles). A la derecha empieza el tramo final de la subida y la mayor pesadilla: la escupidera, que bien podía haberse llamado la escurridera. Es un tramo de mucha pendiente con un firme de arena y lascas de pequeño tamaño no adherido que lo convierten en una pista de deslizamiento. En invierno con nieve hace falta crampones y piolet. En verano sin nieve hace falta paciencia y resignación, porque caerte, te vas a caer. Tras superar esta prueba, un pequeño repecho y cima con unas vistas espectaculares a las que ninguna foto o descripción haría justicia.