Monasterio de San Pedro de Usún

Ruta por el Valle de Romanzado para visitar el Monasterio de Usún

Antes de nada, hay que indicar que cuando se llega a Usún, -al menos en días festivos,-es obligatorio pagar por aparcar el coche.
Además esta ruta se puede complicar un poco, el río Salazar tiene mucho caudal, porque en el camino de vuelta hay que volver a cruzarlo por una plancha de hormigón que está bajo la corriente y que es muy resbaladiza.
La idea de cruzarla descalzo es un poco "temeraria" aún así nosotros lo hicimos.
En temporada de mucha crecida del río supongo que será imposible.

Dejamos el coche a la entrada del pueblo en un lugar habilitado para ello después de abonar "la entrada". Casi ahí mismo hay una fuente de agua.

El recorrido se puede hacer en los dos sentidos. Nosotros lo hicimos dirigiéndonos hacia el picadero, que coincide con el tramo inicial de esta ruta.
Hasta llegar a este recinto el camino es una pista ancha y pueden pasar coches. Cuando se sobrepasa la pista termina y comienza un camino ancho que nos irá bajando al río Salazar.

Hay algún atajo que tomamos en forma de senda que transita entre monte bajo. En medio de la bajada hay una puerta que se abre sin problemas y comienza así un tramo bastante pedregoso pero sin dificultades para bajar.

Termina este tramo en un estrecho puente de cemento que nos ayuda a salvar el rio sin problemas y a poder disfrutar de la Foz de Arbayún. Estamos en el final de la foz.

Continuamos la ruta por una senda estrecha, sin dificultad pero más sombría hasta llegar al Monasterio de Usún.

Este monaserio es de los primeros conocidos en Navarra. Sobre su puerta se encuentra un Crismón del Siglo XII.
Tiene anexo un refugio, al contrario de la ermita, el refugio estaba abierto.

Después de descansar. Hay que tomar la decisión de seguir con la ruta circular o volver por donde hemos venido. Al contrario de otros excursionistas nosotros decidimos seguir.

También es un bonito paseo por una estrecha senda rodeada de boj y resto de monte bajo. La senda termina en la pista que baja de nuevo hasta el rio por una. Con un cauce bastante ancho y que tapa la plancha de cemento que ayuda a cruzarlo.

Otra vez tendremos qué decidir que hacer, si volvernos o arriesgarnos a cruzar. En verano no habrá problema pero al principio de la primavera el río baja con mucha corriente y el caudal pasa por encima de la plancha.

Cristina, más decidida, la pasó corriendo y con zapatillas llegando al otro lado sin problemas pero bastante mojada.
En cambio yo me descalcé, y empecé a cruzar. La superficie es muy resbaladiza y hay que andar con mucho cuidado. Por suerte no perdí el equilibrio y llegué a la otra orilla.

Las dos opciones tienen su riesgo...
Luego seguimos por pistas en constante ascenso hasta llegar al pueblo. Antes de terminar visitamos su iglesia en la parte más alta.