Monas Valle San José- Cascada Peñas Blancas - Monas Valle de San Jose

Hay ciertos lugares que parecen ser el paraíso, ciertos espacios naturales en donde los ojos se inundan de un gozo indescriptible. Esta cascada de algún modo escondida, a la que se desciende por un sendero estrecho que demanda la mayor atención, es todo un conjuro por cada una de las características que tiene ella: su agua gélida, la caída de agua que se desliza por el pequeño acantilado de piedra, las moléculas de agua que al caer se revientan y que el viento hace danzar una y otra vez en minúsculos torbellinos, la montaña que se alza en la parte posterior. En fin, es una cascada que en síntesis, ocasiona perplejidad, asombro y es una caricia que se hace incisiva en el alma de aquellos que tienen un sesgo hacia la aventura y la espontaneidad.

La ruta inició en el Balneario "Monas". Con la presencia de ese frío decembrino que adorna las madrugadas; el ascenso se hizo rápido, nueve kilómetros de un ascenso tendido con ciertos segmentos de tranquilidad. De esa forma llegamos a un sitio emblemático de esta caminata: "Puente de arco". Por este puente de piedra cruza uno de los ríos más bellos de la región. El río Guare, que nace en las montañas de Mogotes que limitan al parecer con parte de la jurisdicción que pertenece al municipio de Ocamonte; esta vez el río cruzaba por el puente bastante claro, para casi medio kilómetro más abajo, termine siendo parte del río Mogoticos. La Casona de Tapia pisada que se halla a un lado del puente, esta un poco más deteriodada, ya el techo en la parte del centro se ha caído y los muros de tierra se están desmoronando.

El tramo final nos dejó la postal de la Casa de los pitufos, una Ecoaldea en la que suelen habitar algunos extranjeros que desarrollan ceremonias ancestrales, entre ellas, el consumo de Yage. Así llegamos a la entrada para bajar a la cascada. La alcaldía del municipio de Mogotes ha puesto una pequeña vaya en la que especifica detalles de este atractivo turístico. El descenso a la cascada se efectuó con precaución, y ya al llegar ante la cascada fue bastante bonito sentir a través de quienes iban por primera vez, ese asombro y felicidad que alguna vez también se sintió en quienes ya habíamos tenido el placer de disfrutar de este majestuoso lugar. Bueno, con esto no digo que no se sienta algo nuevamente, pero es claro que la sensación varía o no tiene la intensidad de ese primer momento.

Relato: Ronald Romero (Pintos de Versos)
Instagram:@pintordeversos

Buena Ruta!