Molinos de Gusandanos y de Arriba en Rioconejos

Una interesante ruta por los montes y los cauces de los ríos que bañan los términos de Rioconejos y Gusandanos. Gracias a un amigo del pueblo pude descubrir rutas y sitios que no conocía.
Es necesario partir con buena ropa, un buen palo que nos ayudará a cruzar los ríos y riachuelos que nos encontraremos y ánimo para luchar con la vegetación que nos irá cerrando el camino.
La zona está completamente abandonada y las estaciones cambian el terreno. Lugares por donde nosotros pasamos pueden ser más difíciles de pasar o incluso no haber ningún problema.
También se nota la existencia del ganado que vuelve a poblar la zona creando sendas que nos ayudarán pero que no nos deben despistar.

Si madrugamos la fauna local estará a nuestra vista: corzos, ciervos y algún jabalí pueden pasar por delante de nuestros ojos.

Partimos desde Rioconejos hacia la cuesta como y nos dirigimos hacia La Mostura, como si fuéramos a subir el Corralón. Por un camino ancho y cómodo que transita entre monte bajo.

Luego comenzaremos a ver pinos de repoblación hasta llegar al cortafuegos que sube al Corralón, pero giraremos para descender hacia el Río Sapo que va recogiendo agua de pequeños arroyos.

Lo deberemos cruzar buscando el mejor lugar para ello y seguiremos andando por caminos cómodos y tramos de monte bajo hasta localizar el Molino de Gusandanos al lado del río. No será fácil llegar hasta él. Aunque está en ruina todavía quedan elementos que nos dejarán imaginar su historia.

Dejaremos el molino y seguiremos avanzando aunque volveremos al río en la parte más complicada de la ruta, para visitar la Peña La Vela. Tendremos que avanzar por la orilla y cruzarlo en un par de ocasiones por los lugares que el sentido común nos indique.

Veremos la presa artesanal que desviaba agua al molino, también los antiguos castros que dividían los campos de cultivo donde la gente de Rioconejos venía a cultivar sus hortalizas.

Muchas de esas paredes se van cayendo y dificultan el avance.

La Peña La Vela es como un pequeño cortado sobre el río, impresiona encontrarlo y conocerlo. Son unas paredes verticales de 10 o doce metros de altura.

Regresaremos por nuestros pasos, y cruzando el río por donde más nos convenga y poco después llegaremos al molino de Rioconejos. También en ruina pero con las piedras que molían el trigo todavía en su interior.

Regresaremos al pueblo por un camino cómodo que nos dejará en el Barrio de Arriba muy cerca de la fuente.