MOLINO DEL BATÁN, SALTO DE PADILLA, CASA DEL HORNILLO Y SALTO DE LA GRAJA O DEL FRAILE DESDE MIRANDA DEL REY

Ruta para el deleite por el sector más occidental del Parque Natural de Despeñaperros en el que aprovechando la abundancia de recientes lluvias hemos podido disfrutar de la explosión de verdor de musgos, líquenes y vegetación de ribera que acompañan el Arroyo del Batán o de los Molinos mientras nos dejábamos llevar por el maravilloso sendero que nos conduce al Molino del Batán, evocadoras ruinas de este recóndito monumento de arquitectura rural donde la precisa ingeniería del siglo XIX colmó de vida y labor estas paredes de pizarra.
Hemos seguido el sendero que nos ha levado al Nacimiento del Salto de Padilla, extraido de las mismas entrañas de la tierra, para posteriormente divertirnos y sorprendernos de lo lindo siguiendo el curso del Arroyo del Batán entre multiples saltos de agua para llegar finalmente al Salto de Padilla, pequeña pero preciosa cascada en la cabecera de este arroyo.
A partir de aquí toca recorrer unos viejos caminos hoy prácticamente desaparecidos y ocupados por pinos de repoblación, jara y demás sotobosque autóctono hasta llegar a las ruinas de la Casa del Hornillo.
En sus años de actividad, la Casa del Hornillo utilizaba como materia prima la hoja de la jara pringosa (Cistus ladanifer), que es la parte de la planta donde se encuentra el ládano. Para ello, primero se separaban las hojas de las ramas, gracias a la máquina desbrozadora, luego se hervían en agua y con un disolvente (sosa caústica) se destilaba la goma de ládano o láudano. Esta resina tenía un uso medicinal; conocida como “emplasto regio”, servía para curar hernias y quebraduras, así como para sosegar los nervios.
Pero esta resina también podía continuar su proceso industrial para obtener el extracto de ládano, que no es sino un aceite esencial. Para ello debía destilarse el producto obtenido, y luego decantarse en una serie de balsas que son prácticamente lo único que se puede observar a día de hoy en su emplazamiento original. Este aceite esencial, de color amarillo y olor a ámbar gris, es soluble en alcohol, cloroformo y éter, y su principal uso era en perfumería, donde servía de fijador; aunque también podía usarse para aliviar la tos. Al hacerse extensiva la industria química, esta actividad cayó en declive, cesando su actividad en este cortijo a comienzos del siglo XX.
Desde el Cortijo del Hornillo engarzamos con el Sendero Balizado del Empedraíllo, que seguimos en busca del Salto de la Graja obviando la calzado medieval que da nombre al sendero, aunque queda muy cerca nuestra, para dirigirnos sin demora al Salto de la Graja o del Fraile, gran cascada que se muestra imperial despeñándose por los tajos que dan un aspecto salvaje a tan maravilloso paraje.
Desde este punto solo queda desandar nuestros pasos al collado donde tomamos el antiguo camino real o via romana que pasando por la Asperilla y las Suertes de Miranda nos conduce en un rápido descenso junto a la histórica Mesa del Rey hasta finalizar la andanza en Miranda del Rey.