MIRADORES DEL SACROMONTE

Integral del Sacromonte
Recorrer este barrio es todo un imprescindible que ver y hacer en Granada.
MIRADOR DE LA LOLA - ABADIA DEL SACROMONTE - CAMINO MOZARABE Y DE BEAS - RIO DARRO - CERRO DEL SOL - ACEQUIA REAL - CAMINO DEL AVELLANO - MIRADOR DE LA CUESTECILLA ALBOREA - VEREA DE ENMEDIO - CRUZ DE RAUDA - ERMITA DE SAN MIGUEL ALTO.

Iniciamos este recorrido periurbano por el magnífico entorno del Valparaiso, Sacromonte y la Dehesa del Generalife; visitando la Ermita de San Miguel Alto; este magnífico mirador es todavía desconocido para algunos granadinos.
Antes de iniciar la caminata, podremos disfrutar de la estupenda panorámica y probar el agua fresca de la fuente del Aceituno.

Se inicia la excursión junto al pinar y caseta de Emasagra a las espaldas del entorno de San Miguel.
Primeramente cabe decir que el Sacromonte es una barriada de las seis que conforman el distrito Albaicin, lindando este barrio con el propio Albaicin, San Pedro, Realejo- San Matias, el Fargue y Haza Grande.
El famoso Sacromonte se encuentra en el valle de Valparaiso y frente a la Alhambra, es un pintoresco e idílico lugar a las afueras de la ciudad de Granada; su primer nombre fue precisamente el de Valparaiso. En el siglo XVI se hallan una serie de reliquias y textos, que junto con la aparición de los libros plúmbeos en este monte, hizo que se constituyera la Abadía del Sacromonte en dónde se conservan los famosos libros, una vez devueltos por la Santa Sede.
Este barrio es el tradicional arrabal de los gitanos granadinos, llegaron oriundos de la India y hablando en caló.
La caracteristica principal del barrio, son sus cuevas, su origen no está muy claro, debiéndose construir en el mismo siglo XVI, cuándo la población musulmana y judía fue expulsada de sus hogares. A éstos se les unieron los gitanos de costumbres nómadas; de este modo las cuevas surgieron para los marginados, extramuros de la ciudad.
No se encuentran dos cuevas iguales, esta forma de vivienda, junto con las veredas, barrancos, placetas y fachadas blanqueadas con cal, configuran un paisaje único y singular que, unido a sus costumbres y oficios de sus habitantes, dan carácter a esta singular forma de vida.
En este barrio, sus leyendas impregnan todos sus rincones y entramado callejero; una de las más destacadas es la del Barranco de los Negros. Dice la Leyenda que tras la Reconquista de Granada por los Reyes Católicos fueron muchos los nobles árabes que emprendieron el camino del exilio hacia tierras africanas. Llevaban en su corazón a la ciudad de sus padres y de sus abuelos, la que los vio nacer a ellos y a sus hijos, la ciudad a la que algún día esperaban volver.
Temerosos de que en el trayecto hacía los puertos de Almuñecar o Almería (para embarcar), les robaran sus fortunas los salteadores de caminos, escondieron grandes tesoros entre los olivos que un día poblaron este monte. Paralelamente a esta huida, se le dio libertad muchos esclavos de estas familias de nobles árabes, pues les resultaba muy costoso realizar su peregrinación con un gran séquito. Muchos de estos esclavos - eran de raza negra- conocedores de las idas y venidas de sus señores al monte de Valparaiso, recuperada su libertad y sin oficio ni pertenencias, decidieron subir al monte y recuperar para si los tesoros de los que antaño fueran sus señores.
Buscaron y excavaron en las laderas, sin éxito conocido; sin lugar dónde cobijarse lo hicieron en esos huecos dando lugar a las cuevas que convirtieron en sus hogares.
De ahi proviene el nombre de "Barranco de los Negros", al ser sus primeros moradores de esta raza.

Iniciamos la caminata para asomarnos al Mirador de la Lola, si buscas un mirador secreto de Granada desde dónde ver la Alhambra y todo su entorno en la parte alta, sin turistas, éste es tu lugar [aunque se encuentre en estado cochambroso, abandonado y cubierto de grafitis]. Sin aglomeraciones y al que solamente se puede acceder caminando se trata de un lugar apartado y alejado de los focos.
En este mirador, volvemos nuestros paso y salimos al cortafuegos, una cómoda vereda nos baja al barranco que conduce a la Abadia del Sacromonte. Esta Abadia actualmente es hoy residencia de canónigos, parroquía y museo eclesiástico, su origen se encuentra en 1595 cuándo en la zona se encontraron las reliquias de San cecilio, discípulo del Apóstol Santiago, así cómo las placas de plomo escritas en árabe, conocidas como los libros plúmbeos. A raiz de este hallazgo se elevaron numerosas cruces, alrededor de unas 1200 levantadas por los remios y artesanos, de las cuales hoy quedan sólo 5.
En 1633 los franciscanos realizaron el camino que unía la ciudad al Sacromonte, un avía crucis que terminaba en una pequeña capilla dedicada al Santo Sepulcro, que se convirtió en lugar de peregrinación.
En los aledaños de la Abadia se encuentra la ermita del Santo Sepulcro, este lugar está relacionado con las vías sacras de las hermandades granadinas, esta vía sacra tenía su primera estación en la iglesia de San Pedro y subía al Sacromonte por el camino del Monte donde estaban las restantes cruces y capillas donde se hacía estación.
La Via Sacra la recorrían todos los viernes del año y, por supuesto el Viernes Santo; esos viernes santos de la semana santa del siglo XVII en Granada eran una proliferación de procesiones; hasta nuestros días la famosa procesión del cristo de los Gitanos hace ese recorrido.
Desde la Abadia continuamos nuestra caminata bajando por el famoso camino de las Siete Cuestas pasando antes por sus famosas 4 Cruces de Piedra [la de los Soldados de la Alhambra, los Tejedores de Seda, los Ganapanes y los Franciscanos en la explanada del complejo].
Enlazamos enseguida por la cuesta del carril de los coches con el histórico Camino de Beas; este camino ya se utilizaba en época romana, ya que el agua del río Darro se canalizó para ser usada en la explotación aurífera de Cenes de la Vega.
Transitamos por este amplio camino que hoy día coincide en su recorrido la etapa del camino Mozárabe que entra en Granada desde la localidad de Quentar; a menos de una hora llegamos al Puente Mariano; aquí el protagonista y en la siguiente parte de la excursión, es el Rio Darro; nace el mismo en Fuente de los Porqueros de Alfacar.
Los dos manantiales originales que suministran agua al nacimineto se encuentran en la Cala de los Mármoles y la Fuente de la Teja.
El nombre del río está relacionado con la existencia de oro en su cauce, así se recogía por Bermúdez de Pedraza en el año 1608: "Los latinos lo llamaron Dauro, derivado de Dat Aurum".
Hasta mediados del siglo XX se podía encontrar gente , enfrente del cortijo Jesús del Valle, cribando y lavando las arenas del río en busca de oro. Desde su nacimiento y en las orillas del río existían mojones de piedra cada kilómetro, marcados con la palabra Darro y el km recorrido en número.
El nombre en árabe del río era Harat Darro o Hadarro.

Al salir del vergel junto al río y cruzando un olivar desembocamos en un cruce de caminos; un hito nos indicará hacía Beas/Guadix y a la derecha, la Silla del Moro.
En esta ocasión obviamos el camino hacía la Silla del Moro y seguimos la excursión por el trazado del mozárabe.
Llegados a la hacienda de Jesús del Valle, podremos observar las grandes dimensiones de sus ruinas y la importancia que tendrái en un pasado ya lejano; construido por la Compañia de Jesús en 1645, constituye un ejemplo estupendo de las fincas agrícolas gestionadas por los jesuitas durante los siglos XVII y XVIII.
Este tipo de explotaciones, gestionaban el terreno mediante la construcción de edificaciones que tenían espacios para la explotación ganadera, terreno agrícola, cortijo, cuadras y la transformación de lo obtenido allí (molino de aceite, molino de harina, lagar, etc), así como espacios destinados a la orden religiosa que se usaban como residencia temporal o villa de recreo.
En este punto, cruzamos un puente sobre el río para desembocar en una pista, en una curva a la derecha podemos observar un original nuevo hito de la señalización del camino mozarabe que nos indica hacía Cenes- Dudar-Quentar.
Vamos ganando altura por la pista hasta desembocar en la Dehesa del Generalife y el Llano de la Perdiz; aquí las vistas de Sierra Nevada nos dejarán boquiabiertos.

En la zona recreativa y los pinos del Llano de la Perdiz haremos un descanso para recuperar fuerzas; la ruta continuará tomando una vereda en descenso hacía el camino del Avellano; las vistas siguen siendo reconfortantes.
El laberinto de veredas que nos encontramos en este tramo es fantástico, estaremos en zona de umbría y la temperatura desciende por lo que se hace muy agradable caminar por esta zona.
Pasaremos por varios miradores al Sacromonte y veremos el tramo que hemos caminado en la excursión y unas estupendas vistas de la zona y de la ciudad de Granada.
En un cruce de caminos [la vereda se ha bloqueado para impedir el paso de motocicletas o medios diferentes a los andarines]; debemos tomar el desvío a la derecha en bajada.
Si seguimos hacía delante nos toparemos con la Acequía del Tercio y nos conduce hacía la Silla del Moro y la Alhambra. La acequia real se encuentra por encima de nuestras cabezas.
Al desembocar en el camino, en unos pocos metros a la derecha visitamos la famosa Fuente del Avellano, cuyas aguas y silencio han sido mencionadas en cantes flamencos y de copla.
El camino del Avellano nos conduce hasta el Carmen de los Chapiteles y el Rey Chico, estamos en la ciudad y en el Paseo de los Tristes.
La ruta continuará por la Cuesta del Chapiz hasta desviarnos nuevamente a la derecha, a la altura del arco de San Juan de los Reyes; estamos en subida nuevamente hacía el barrio del Sacromonte y al pasar la famosa cueva de Los Tarantos, tomamos a la izquierda la calle Cuestecilla de la Cachucha; sus escaleras nos castigarán un poco las piernas pero el objetivo final está muy cerca.
Salimos a la calle San Luis y desembocamos con nuestra caminata al famoso mirador de la verea de Enmedio, un mirador privilegiado de la fortaleza roja; nos encontramos en la Cuestecilla Alborea y en la fuente de la Amapola.
Pasamos a continuación por la cueva de Chorrohumo - Mariano Fernández Santiago era el personaje de la Granada del siglo XIX, varias generaciones han ido sustituyendo al Chorrojumo [también llamado], el segundo Chorrojumo desapareció en 1947.
Este personaje era una imagen de marca de la ciudad, de hecho es uno de los cabezudos del desfile de la Tarasca durante la celebración del Corpus.

Pero una de las cuestiones que más nos han llamado la atención es encontrarlo como consejero sentimental en la copla de Manolo Reyes escrita por el compositor Rafael de León.
Aquí os dejo la copla cantada por Concha Piquer.

Manolillo Reyes, cañí mu cabal
en su vieja fragua feliz trabajaba,
y siempre cantando fundía el metal
que de los quereres pa na se acordaba.
(…)
Y Chorrojumo, el calé
más viejo de toa Graná,
en la cuestión del querer
le quiso así aconsejar:

Las calles empedradas nos impulsan hasta el final de la ruta y llegamos a un bello rincón del barrio: el mirador de la Cruz de Rauda.
Este mirador se encuentra en la base suroeste de la ladera que desciende del cerro de San Miguel, a esacasos metros de la cruz del mismo nombre.
La cruz de Rauda, está situada en un enclave delos más bellos del Albaicin y es uno de los mejores lugares para evadirse y disfrutar de las vistas; se encuentra desde el siglo XVI, en la cara norte del barrio del Albaicin, a los pies del Cerro del Aceituno y muy cerca de la Puerta de Fajalauza y la Iglesia de San Luis. Esta cruz de Rauda ha sido punto de encuentro desde tiempo remoto, y no ha estado exento de vandalismos, en el último ocurrido en 2016 se llevaron la bola de piedra que coronaba la vertical y que se repuso posteriormente.
También en 1932, durante las revueltas anticlericales del 10 de agosto, esta cruz fue derribada. Un vecino del barrio, apodado Chirri, se llevo los trozos servibles de la cruz a su casa, pero no fue hasta 1936 cuando la Cruz de Rauda se volvió a levantar.

Ya vemos en el cerro, la ermita de San Miguel Alto, al que accederemos por las modernas y famosas escalinatas de San Miguel, su hormigón está cubierto de grafitis de todo tipo.
Aupados al lugar de inicio de la ruta, disfrutaremos de las reconfortantes vistas de Granada y el esfuerzo del día colmará las expectativas de la ruta senderista periurbana desarrollada.