Mirador de los Tajos, Sendero de los Zumaques, bosque de las esculturas y Mirador de San Marcos.

La ruta parte de la entrada del Campo de Tiro, donde dejamos los coches en una anchura y continuamos por el carril cerrado al tráfico por una puerta metálica y en unos 500 metros llegamos al mirador y panel indicativo de Los Tajos.
Descendemos hacia los callejones del Hacho, donde podemos contemplar sus paredes verticales plagadas de vías de escalada.
Hasta salir al sendero de los Zumaques, el camino está bastante desigual y resbaladizo al estar en umbría.
El sendero de los Zumaques está ya bien definido y serpentea entre un semibosque de encinas, quejigos y plantas de bajo porte como peonías, madreselvas y otras aromáticas como los romeros y la que le da su nombre: Los Zumaques, un arbusto (Rhus Coriaria), que en esta zona se utilizaba principalmente para el curtido del cuero y teñido de telas, aunque en la cultura oriental se utilizan sus bayas como condimento.

En mitad del sendero podemos ver una antigua construcción derruida que esconde en su interior un horno de piedra bastante bien conservado.

El sendero desemboca en un carril agrícola que seguimos a la izquierda (Sur Oeste) durante casi un kilómetro, el siguiente cruce a la izquierda (con indicaciones hacia Alcalá la Real y los Zumaques) y en otros 300 metros abandonamos el carril por un sendero que surge a la izquierda (sin señalizar, estrecho y entre muros de piedras) y que nos lleva hacia el bosque de las esculturas, encontrándonos primero con la casa-cueva de la ciega y posteriormente en terrazas a diferentes niveles una serie de esculturas realizadas en la roca con una temática muy diversa.
Tuvimos la suerte de coincidir con el "artista" Vicente Moreno que estaba trabajando en una de las esculturas y que muy amablemente nos dio una pequeña explicación sobre sus trabajos, sus inquietudes y su inspiración para realizar estas esculturas tan detallistas.
Nos despedimos de él y subimos a contemplar otra de sus esculturas "el carnero" que se encuentra en una cornisa con unas vistas impresionantes a Alcalá la Real.
Desandamos el sinuoso camino entre las esculturas y volvemos al camino principal donde seguimos encontrando esculturas en sus paredes de piedra hasta que al llegar a la última escultura en forma de banco con una serpiente rodeándolo, abandonamos el carril por una pequeña puerta metálica para dirigirnos al mirador de San Marcos y la Ermita del mismo nombre desde donde hay unas vistas privilegiadas de toda la ciudad de Alcalá la Real con su fortaleza de la Mota vigilante desde la altura (que después visitaríamos).

Después de las fotos de rigor, desandamos unos metros el camino para dirigirnos, después de pasar una puerta en una valla metálica, por el llano situado encima de los Tajos, donde sin sendero perceptible pero con la referencia del Campo de Tiro nos orientamos para llegar a los coches.