Pico de Majalasna desde Camorritos, bajando por la Ducha de los Alemanes y la Senda del Agua

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Reseña de la ruta en Adventoorer: Pico de Majalasna desde Camorritos, bajando por la Ducha de los Alemanes y la Senda del Agua.

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Hoy no tengo más intenciones que dar una vueltecilla por el monte y volver temprano a casa, simplemente por estirar un poco las piernas. No espero nada de particular, y me da igual por dónde ir, así que decido acercarme a Cercedilla y subir el pico Majalasna por una ruta corta. Y resulta que el camino está precioso, que me encuentro nieve en Guadarrama a principios de mayo, que me tropiezo con una ventisca y que la salida me acaba encantando.

A veces pasan estas cosas.

Atravieso Cercedilla, y justo al cruzar la vía del trenecito que sube a Cotos, giro a la derecha para recorrer la carretera que va paralela a la vía. Tras un rato, acabo llegando al antiguo apeadero de Camorritos, hoy ya inutilizado y abandonado. Aquí empiezo a andar.

Desde allí mismo arranca la Vereda de las Encinillas, que en esta parte es también el GR-10, y que me va a llevar hasta la carretera de la República.

Antes de entrar de lleno en el monte, atravieso una parte de la Colonia de Camorritos, que se creó hace más de cien años, durante la construcción de la línea férrea hacia Cotos. Para financiar las obras, se cedieron muchas parcelas, cuya compraventa permitió obtener el dinero necesario. Pero los terrenos son de los Ayuntamientos de Cercedilla y Navacerrada, y lo que se dio fue una concesión de ocupación de cien años. La concesión finalizó, y ahora han empezado los jaleos sobre si se amplía o se expulsa a los inquilinos.

Sea como sea, hay por aquí cada chaletazo que quita el hipo.

Tras cruzar una barrera, entro de lleno en el sendero que sube a la Carretera de la República. En cuanto me elevo un poco, empieza a aparecer la nieve. Me sorprende muchísimo. No me esperaba que quedara nada a estas alturas, y en realidad hay bastante, para estar donde estoy.

El bosque está fabuloso, medio cubierto por una fina capa blanca que cada vez es más espesa. Al final voy a pasar frío y todo. No vengo demasiado abrigado. Sobre el valle hay una espesa capa de nubes que amenaza con soltar más nieve aún. Y acaba cumpliendo su palabra...

Pero de momento no cae nada, y enseguida me cruzo con la carretera que viene del Puerto de la Fuenfría y que apenas voy a pisar. En cuanto entro, me salgo de nuevo a la derecha para continuar ascendiendo, ahora por el PR-M7.

El ambiente no ha cambiado nada. Cada vez hay más nieve por todas partes. El bosque está espectacular. No hay apenas nadie por el camino. Tras cruzar un par de fuentes, acabo saliendo a la Pradera de Majalasna.

Enfrente aparece el Pico Majalasna, el primero de los Siete Picos y el más chiquitín. Desde aquí no es más que una acumulación de rocas de escasa altura. A la derecha continúa el cordal, pero la niebla impide ver más allá del segundo pico.

Me acerco al Majalasna y lo subo con cuidado. No es nada difícil, pero hoy las rocas están cubiertas de nieve y hay que tener mucha precaución con los resbalones.

Después, continúo hacia el Collado Ventoso por la Senda de los Alevines. No la recorro desde hace muchos años, y me trae recuerdos de mis inicios montañeros por esta zona. Es un camino muy divertido de hacer.

En el collado, me detengo un rato. Me da la impresión de que las nubes se están abriendo, pero va a ser que no. Continúo por el Camino Schmid, que va del Puerto de Navacerrada a Cercedilla. En la bajada empieza a nevar. No es gran cosa, pero en mayo, en Madrid, es más que llamativo.

Llego a la Carretera de la República, y la recorro un rato hacia la izquierda, hasta el Puente de Hierro de la Navazuela. Aquí abandono la aburrida pista y sigo por un senderito que descubrí hace poco y que baja directo a la Ducha de los Alemanes. Cuando llego, nieva de verdad. Qué gozada. No puedo estar más sorprendido. Y encantado.

Casi no veo la cascada por la chupa de nieve que está cayendo. Genial.

Luego subo un poco por el Camino del Agua, que me va a acabar llevando al Refugio de Aurrulaque. La nieve cesa y las nubes empiezan a abrirse. Ha sido sensacional.

Tras refrescarme, más aún de lo que ya estoy, en la fuente del refugio, vuelvo a la Vereda de las Encinillas, que me devuelve al inicio de la ruta.

Estos días en los que no esperas gran cosa y te encuentras con algo sorprendente son los mejores. Ver nieve en la sierra en mayo, y ver nevar, y que te caiga un temporal, corto pero intenso, no tiene precio. Un día redondo. La ruta es estupenda, incluso lo habría sido sin nieve. Pero así ha sido perfecta.

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