Los Cerros del Valle del Río Campanillas: la Lanza, el Platero o la Peluca y el Negrete.

Estamos en pleno confinamiento municipal y para hoy planifiqué una interesante ruta en la que se suben los tres principales cerros situados en el Valle del Río Campanillas, dentro del Municipio de Málaga. Estos tres cerros me habían llamado mucho la atención las veces que hice el cordal de la Sierra de Verdiales, desde donde ofrecen una alineación muy fotogénica y en estos días me entretuve buscando posibles rutas para conectarlos.

Comienzo la ruta en el Arco de San Cayetano, donde se inicia el PR-A 330 Sendero Puerto de la Torre - Campanillas y enlaza con la GR 248 Gran Senda del Guadalhorce; además, también forma parte de la primera etapa del Camino Mozárabe de Santiago. Pues bien, siendo como es una ruta importante, llama la atención la cantidad de verteros de basura que lo rodean, que impiden disfrutar de un bonito camino asfaltado rodeado de almendros por el que caminamos un par de kilómetros, hasta tomar el sendero por el que se sube al primer objetivo de la jornada, el Cerro de la Lanza.

Este primer ascenso es el más corto de los tres que haré hoy y se inicia por un cortafuegos del que pronto parte una trocha de tierra suelta, que dificulta la estabilidad de la pisada y que debe ser complicado en días lluviosos. La trocha está bien marcada, si bien hay múltiples alternativas creadas por los senderistas, pero al final todas llevan al mismo sitio, siendo la orientación muy sencilla. Una vez alcanzada la cima nos enfrentamos a una vistas panorámicas espléndidas de todo el municipio de Málaga y con el añadido de una perspectiva privilegiada de la Sierra de Mijas y más lejana de la Sierra de las Nieves. Cruzamos el cerro de sur a norte, siendo la bajada de la cara norte más larga y pronunciada, pues por ella buscamos el cauce del Río Campanillas.

Llego a la carretera que se dirige al pueblo de Campanillas y por un cercano puente cruzo el Río de mismo nombre. Tras medio kilómetro se deja el carril para entrar de lleno en el cauce de un arroyo tributario y lo recorro durante algo menos de un kilómetro hasta las ruinas del cortijo de las Ánimas, donde abandono el arroyo y voy en busca de un sendero que rodea la base del Cerro el Platero. Todo el Cerro y su zona circundante es un gran yacimiento arqueológico donde encontramos un poblado de la Edad de Bronce y una necrópolis de origen árabe; visitarlos queda para otro momento ya que no eran los objetivos del día de hoy. Esta subida es la más complicada de las tres y hay que llevar mucho cuidado pues el terreno está muy descompuesto en algunas zonas y cualquier resbalón supondría una considerable caída.

Las vistas desde Cerro el Platero las describe así Manuel Garrido en su web: "Desde su cumbre, podemos divisar el monte y la torre del Atabal, tras ella, el litoral mediterráneo desde Málaga a Torremolinos. La sierra de Mijas, y en primer término el cerro de La Lanza, sierra de Cártama, sierra Blanca de Marbella por su lado septentrional, sierra Canucha, sierra de Aranda, la Torrecilla, y delante el cerro Corona y la sierra parda de Tolox. Sierra del Pinar, de Junquera, sierra de las Nieves, sierra prieta de Casarabonela, sierra de Alcaparaín, cerros de Almogía, y detrás el cerro de Águila, de la Hoya y la sierra de Chimenea. El valle del río Campanillas formando una uve que nos permite gozar de una espléndida vista del Torcal de Antequera y al pie Villanueva de la Concepción. Los Montes de Málaga y en primer plano los montes de Verdiales con la ermita de la Virgen de los Dolores, y más al Sur, la torre almenara Rayna, desde la que se puede ver una espléndida panorámica de la ciudad de Málaga".

Bajo buscando la carretera de Almogía por donde discurrirá la caminata para acceder al tercero de los cerros del día, el Negrete. En este caso lo rodeo para buscar su cara Este que parece la más accesible y aunque la primera rampa tras dejar la carretera es realmente dura, el ascenso es más llevadero que los dos anteriores. Desde la cima nuevas vistas espectaculares, destacando la preciosa perspectiva de la Sierra de Verdiales y la completa óptica del Valle del Campanillas. Hago unos tímidos intentos de buscar una ruta de bajada alternativa, pero todo lo que encontraba era muy difuminado y con mucha pendiente y teniendo que volver a comer a casa mejor sería volver por donde había venido y afrontar al mejor ritmo posible los cinco kilómetros de carretera que quedaban para volver al coche.