Los Callejones de Peña Alta. Desde Quintana de Valdivielso, Puente Seco, Castro Castelar, Valdemuñón, la Calzada, El Almiñé,
near Quintana de Valdivielso, Castilla y León (España)
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Trail photos
Itinerary description
Ruta circular maravillosa y exigente por el desnivel y los tramos de descenso con acusada pendiente y sucios por enebros rastreros y brezos.
El objetivo de hoy es explorar un rincón muy poco conocido y recomendado por los lugareños.
Se trata de los Callejones.
Un relieve en la ladera noreste de Peña Alta de grandes peñas diseminadas entre un hayedo joven y a la vera del parque eólico de Peñalta.
Una sucesión de callejas creadas por un relieve cárstico con rocas donde la erosión las ha cincelado de manera caprichosa y muy sugerente.
La ruta comienza junto al lavadero y torre de San Martín de Quintana de Valdivielso.
Tomamos el camino que pasa por la Tejera de Quintana y en ascenso continuo salimos a mitad de la carretera del puerto de la Mazorra.
Recorremos un pequeño trecho carretera abajo y a la altura del Puente Seco subimos una cuesta de piedras sueltas de gran desnivel hasta llegar al collado del sendero y continuar en paralelo al barranco hasta encontrar la Tenada.
Este corral se encuentra ya ruinoso y sólo se pueden distinguir sus muros y poco más.
De ahí se llega cómodamente hasta la pista de Arzaido y cuando nos ponemos a la altura de una balsa de agua para el ganado, se gira a izquierda por la pista y luego se accede a un hayedo para encontrar entre los jóvenes ejemplares otros con gran porte.
Vale la pena.
Más arriba por la pista para evitar las argomas llegamos a los Callejones.
A la izquierda de la pista se intuyen las primeras peñas y entre hierba, enebros rastreros, brezos y aliagas vamos descubriendo los caprichos rocosos que aún perduran y que se han modelado debido a fuertes y continuas erosiones.
El lugar es de cuento.
Muy recomendable visitarlo y descubrir todas las formaciones que conforman este peculiar paisaje.
Continuamos. Llegamos un sendero limpio que coincide con el tendido subterráneo de los cables del parque eólico que se dirigen hacia la subestación se llega fácilmente hasta la pista que recorre los molinos de Peña Alta de este a oeste.
Más adelante ganamos la cima de Peña Alta, de 1266 metros.
Tiene punto geodésico y buzón.
La panorámica hacia el sur es completisima.
Incluso el castro de Amaya se divisa desde aquí.
También el Chivo de Campóo, castro Valnera, Peña Lusa, los montes de la Peña, el monte Humión.
Hasta la cima más alta de la provincia de Burgos, el pico San Millán.
Seguimos hacia el oeste por el parque y entre el antepenúltimo y penúltimo molino nos topamos con el castro Castelar, uno de los más antiguos de Castilla.
Decidimos descender casi en vertical hasta la carretera de la Mazorra y de ahí por Valdemuñón hasta la Calzada, previo paso entre brezos y zarzas colgantes con retorcidas encinas hasta el Corral de Ramiro, ya perdido.
Una lástima.
Llegamos a la entrada de El Almiñé, con su Mesón, la ermita de San Sebastián y más abajo contemplamos una de las Iglesias más espectaculares y bellas del románico español: San Nicolás de Bari.
Ya sólo nos resta acercarnos hasta Quintana de Valdivielso, nuestro punto de partida, con sus torres de Loja, de San Martín y un conjunto urbano maravilloso.
Ruta imprescindible donde se conjugan diferentes elementos para que no sea una más.
El objetivo de hoy es explorar un rincón muy poco conocido y recomendado por los lugareños.
Se trata de los Callejones.
Un relieve en la ladera noreste de Peña Alta de grandes peñas diseminadas entre un hayedo joven y a la vera del parque eólico de Peñalta.
Una sucesión de callejas creadas por un relieve cárstico con rocas donde la erosión las ha cincelado de manera caprichosa y muy sugerente.
La ruta comienza junto al lavadero y torre de San Martín de Quintana de Valdivielso.
Tomamos el camino que pasa por la Tejera de Quintana y en ascenso continuo salimos a mitad de la carretera del puerto de la Mazorra.
Recorremos un pequeño trecho carretera abajo y a la altura del Puente Seco subimos una cuesta de piedras sueltas de gran desnivel hasta llegar al collado del sendero y continuar en paralelo al barranco hasta encontrar la Tenada.
Este corral se encuentra ya ruinoso y sólo se pueden distinguir sus muros y poco más.
De ahí se llega cómodamente hasta la pista de Arzaido y cuando nos ponemos a la altura de una balsa de agua para el ganado, se gira a izquierda por la pista y luego se accede a un hayedo para encontrar entre los jóvenes ejemplares otros con gran porte.
Vale la pena.
Más arriba por la pista para evitar las argomas llegamos a los Callejones.
A la izquierda de la pista se intuyen las primeras peñas y entre hierba, enebros rastreros, brezos y aliagas vamos descubriendo los caprichos rocosos que aún perduran y que se han modelado debido a fuertes y continuas erosiones.
El lugar es de cuento.
Muy recomendable visitarlo y descubrir todas las formaciones que conforman este peculiar paisaje.
Continuamos. Llegamos un sendero limpio que coincide con el tendido subterráneo de los cables del parque eólico que se dirigen hacia la subestación se llega fácilmente hasta la pista que recorre los molinos de Peña Alta de este a oeste.
Más adelante ganamos la cima de Peña Alta, de 1266 metros.
Tiene punto geodésico y buzón.
La panorámica hacia el sur es completisima.
Incluso el castro de Amaya se divisa desde aquí.
También el Chivo de Campóo, castro Valnera, Peña Lusa, los montes de la Peña, el monte Humión.
Hasta la cima más alta de la provincia de Burgos, el pico San Millán.
Seguimos hacia el oeste por el parque y entre el antepenúltimo y penúltimo molino nos topamos con el castro Castelar, uno de los más antiguos de Castilla.
Decidimos descender casi en vertical hasta la carretera de la Mazorra y de ahí por Valdemuñón hasta la Calzada, previo paso entre brezos y zarzas colgantes con retorcidas encinas hasta el Corral de Ramiro, ya perdido.
Una lástima.
Llegamos a la entrada de El Almiñé, con su Mesón, la ermita de San Sebastián y más abajo contemplamos una de las Iglesias más espectaculares y bellas del románico español: San Nicolás de Bari.
Ya sólo nos resta acercarnos hasta Quintana de Valdivielso, nuestro punto de partida, con sus torres de Loja, de San Martín y un conjunto urbano maravilloso.
Ruta imprescindible donde se conjugan diferentes elementos para que no sea una más.
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