Llanos de Rabel y Camino de los Pinsapos

Esta paseo de ida y vuelta, de algo más de 10 kilómetros y medio, constituye una de las míticas rutas con "nombre propio" que se pueden realizar por el P. N. Sierra de Grazalema. Se trata de una travesía muy adecuada para realizarla en familia, puesto que no tiene dificultad ni grandes desniveles y tampoco es demasiado larga. Eso sí, debe tenerse en cuanta que para realizar esta ruta es necesario contar con autorización expresa de los responsables del parque. No obstante, dicha autorización
puede obtenerse en el acto on line, en el Centro de Visitantes del Bosque (tel. 956 70 97 33) o a través del correo electrónico pnSierraGrazalema.UsoPublico.csmaea@juntadeandalucia.es.



La andadura comienza en el Puerto de los Acebuches, a unos kilómetros de bonito pueblo de Zahara de la Sierra. La mayor parte del trayecto se desarrolla a través de una cómoda y suave pista forestal que, en pleno corazón del parque y rodeados de lugares emblemáticos como la Garganta Verde, las Sierras de Zafalgar y las Cumbres y el famoso Pinsapar en la Sierra del Pinar, nos conducirá hasta los Llanos de Rabel, que deben su nombre a un pequeño instrumento musical que fue introducido en la península ibérica por los árabes y que asociado a la tradición pastoril ha estado resonando por estos lares hasta tiempos no muy lejanos. El camino transcurre paralelo al arroyo del Pinar entre encinas, quejigos, alcornoques centenarios y algarrobos. Desde los primeros centenares de metros de nuestro paseo se divisa el profundo corte de la Garganta Verde. Nos acompaña a nuestra derecha las cumbres de la Sierra de Zafalgar. Al llegar a los Llanos de Rabel, en la Fuente de Frías, nos encontramos con un grupo de biólogos recogiendo pájaros de las redes para anillarlos y estudiarlos. Luego nos adentramos en el denominado con razón "Bosque mágico" a través del Camino de los Pinsapos. Comienza así un precioso tramo circular de un par de kilómetros. Al principio nos encontramos con un ascenso pronunciado entre quejigos y algún que otro pinsapo por la base de la falda de la Sierra del Pinar para regresar al llano del que partimos y emprender el regreso por la misma pista. En medio de este camino de vuelta avistamos una hembra de íbice y su cría.