LIBRILLA-RUTA DE LOS MIRADORES-PARQUE NATURAL DEL BARRANCO DE GEBAS-MURCIA

Marcha realizada el domingo 7 de abril de 2013
AVISO: Se entiende, que todo aquel que quiera realizar esta misma ruta, asume la responsabilidad que conlleva una actividad no exenta de posibles riesgos o incidentes, en un entorno en el que el sentido común y las circunstancias pueden marcar la diferencia entre pasar un buen día o todo lo contrario.
Salimos de Murcia y nos dirigimos hacia Librilla por la carretera que va a Alhama de Murcia. Son unos pocos kilómetros que trasncurren paralelos, y por el valle que forma el río Guadalentín, por la vertiente sureste de la sierra de Carrasco, que con sus casi mil cien metros es la cumbre de referencia de esta zona, antes de llegar a Sierra Espuña. Al llegar a Librilla, recogemos a una amiga que vive allí y con la que compartiremos poco después una buena parrillada murciana. Pero antes queremos dirigirnos al barranco de Gebas. Este paraje natural, protegido desde hace más de quince años, tiene unas dos mil hectareas de un terreno de lo más particular. Se trata de un gran espacio de tipo desértico en el que abundan los cañones, las cárcavas y los barrancos, todos ellos esculpidos por las riadas del agua de la lluvia y conformando con el paso de los años una orografía y una visión casi lunar. Si se piensa que por tratarse de un paisaje desértico no hay vegetación, nada más lejos de la realidad, ya que ésta se ha ido adaptando a un terreno arcilloso-yesoso-margoso, y ha ido formando comunidades de estepas y grámineas que tapizan y cubren todas aquellas zonas que no han sufrido los efectos más potentes de la erosión, pasando a formar cárcavas. Estos barrancos de Gebas, como se comentaba antes se encuentra entre las poblaciones de Librilla y Alhama de Murcia. Nosotros hemos salido con los coches desde Librilla y hemos cogido una pista de tierra que atraviesa la vía de servicio y el propio canal del trasvase Tajo-Segura. Por dicha pista de tierra hemos circulado durante unos diez minutos, y aunque hay tramos un poco destartalados, si se hace con cuidado se puede llegar, como hicimos nosotros hasta un pequeño espacio que hay en una subida con curva a la izquierda, donde dejar los coches. Nos encontramos algún senderista y también gente que pasea a los perros. Muy cerca de donde hemos dejado los coches, sale una pista por la derecha que de seguirla nos llevaría hasta el corto pero espectacular barranco del Infierno. Nosotros no tenemos tiempo para tanto paseo, y por ello enfilamos todo recto por la misma pista de tierra que traíamos, para dirigirnos hasta unos cuantos miradores que constituyen el mejor balcón y las mejores vistas de, por un lado del embalse de la rambla de Algeciras, a nuestros pies, mientras que de frente, allá en el horizonte y más al norte las cumbres del Morrón Grande y Morrón Chico en plena Sierra Espuña. Son visibles las antenas de la base militar que se encuentra en dicha zona, y que nos sirven para orientarnos y localizar dicha sierra con sus cumbres. Aunque podríamos llegar mucho más alla, por el mismo camino que ha pasado de pista a sendero, decidimos que desde un poco más allá del último mirador ya hay que volver, para dedicarle tiempo y dedicación al fin de semana gastronómico-murciano, que nos hemos dedicado como una especie de regalo. Y digo esto, porque no sólo nos ha sorprendido la rica y variada cocina murciana, también lo han hecho sus productos de huerta de primera categoria y algunos de sus animales típicos y autóctonos empleados en la cocina, como su feo pero exquisito chato murciano. Vamos, que en resumidas cuentas, una zona para visitar y una cocina para degustar, que estando tan cerca de nosotros, no nos queríamos perder, y más cuando unos amigos de Murcia nos habían invitado por las fiestas, que finalizaban el sábado por la noche con la “quema” de la sardina. Sí, sí allí no la entierran, la queman por esa afición fallera que les viene de sus vecinos más próximos.