LEVADA DE CALDEIRAO VERDE (MADEIRA)

Una levada es un canal de irrigación o acueducto de la isla de Madeira en el Océano Atlántico (Portugal). Las levadas se crearon originalmente por la necesidad de abastecer el sur de la isla, más poblado y con mayor producción agrícola, pero más seco, con agua proveniente del oeste o noroeste de la isla, donde las precipitaciones son más abundantes. La razón es el relieve extraordinariamente montañoso de la isla, que son sus 1.800 m de altitud máxima retiene los vientos alisios en su cara norte y da lugar a un tipo de vegetación conocido como laurisilva, que condensa la humedad de las nubes.
Es la segunda más visitada de la isla, después de la levada del risco y las 25 fontes, pero la más espectacular. Por eso lo ideal es hacerla a primera hora de la mañana, ya que después se convierte en una romería de gente. En algunos tramos estrechos tendremos que ponernos de acuerdo con los que vienen de frente, ya que no pasan dos personas.
Para acceder a ella, hay que llegar al parque de las Queimadas. Para ello, iremos hasta Santana y allí veremos un desvío que en fuerte subida nos llevará al parking de las Queimadas. Allí veremos unas casas típicas de la zona, con sus tejados de paja, y nos adentraremos en el camino que acompaña a la levada.
Es muy llana y de poca dificultad. Fue construída en el siglo XVIII, una auténtica obra de arte para la época. Gracias a esta levada, se construyó una vía de penetración pedestre en el interior del profundo valle de Ribeira de Såo Jorge.
Inicialmente el camino es ancho, va paralelo a la levada, pudiendo apreciar los árboles como cedros, hayas, los cedros de Madeira y los impresionantes ejemplares de Criptomerias gigantes, una conífera de gran altura.
El camino se va estrechando progresivamente, teniendo que abandonar la levada en algunas ocasiones, sin problema, ya que está acondicionado perfectamente. A medida que avanzamos tendremos que ir sobre la pared de la propia levada, protegidos en todo momento por una valla.
En muchos tramos, las caídas son espectaculares, de más de 100 metros, y hay hermosas vistas de la costa norte y de algunas aldeas. Pasamos también al lado de algunas cascadas.
A los 4.5 Km atravesaremos el primer tunel, pequeño. El segundo tunel es mucho más largo y, aunque vemos la luz del otro lado, es necesario llevar una luz porque el techo va bajando. El tercer tunel es el más tortuoso y bajo en la parte media y el cuarto (y último) el más corto de todos.
Una vez pasados los cuatro túneles encontraremos un desvió a mano izquierda que nos llevará al Caldeirao Verde, donde podremos apreciar una caída de agua de unos 80 metros de altura y una laguna verde en su parte inferior.
Dan ganas de bañarse, si no fuera noviembre y estuviera orballando.
Después de disfrutar un rato de nuestro destino, tomaremos el mismo camino de vuelta hasta el parque de las queimadas.