Las Pozas del río Juanes desde la Cueva de las Palomas hasta la Cueva del Turche.

El río Juanes es un pequeño río de montaña que nace en el término municipal de Yátova y termina desembocando en el río Buñol. Durante su corto recorrido, sus transparentes y limpias aguas van formando una serie de pozas que dan vida a los preciosos parajes naturales que recorrimos en esta corta y refrescante ruta. Llevaros escarpines, bañador y toalla en la mochila.

Dejamos el coche en el pequeño parking del mirador de la Cueva de la Paloma y bajamos a este precioso paraje natural.A los pies de la cueva podemos ver como las aguas del río Juanes precipitan formando una cascada que cae dentro de la cueva y formando una poza que, a su vez, precipita de nuevo formando otra cascada que cae a una segunda y gran charca a los pies de la cueva donde, tras ponernos nuestros escarpines, nos dimos el primero de los refrescantes chapuzones del día.

Calzados de nuevo con el calzado de senderista, nos encaminamos hacia otras dos pozas que están muy próximas entre sí: el Charco Mañan y la conocida como el Valle Feliz o la Playita. En esta zona está el único tramo del recorrido total en el que la dificultad es moderada (solo por este tramo la he catalogado así), pues antes de poder llegar al charco hay una zona bastante escarpada en la que hay que tener mucha precaución para no tener ningún percance. El resto de la ruta es de dificultad fácil.

Tras bañarnos en el Charco Mañan donde, por cierto, no haces pié, continuamos ruta hacia el Paraje de la Poza de la Paloma. Como en el camino de vuelta también íbamos a pasar por aquí, decidimos dejar el baño en estas preciosas pozas para la vuelta.

Encaminamos nuestros pasos hacia el Camino del Hortelano, una amplia senda forestal que nos llevó hasta las inmediaciones de Buñol, pero nuestra intención era entrar al Paraje de la Cueva del Turche por un lateral, así que continuamos por la senda.

Unas escaleras nos hicieron descender hasta el Paraje de la cueva, y después de pasar por un pequeño puentecillo, se abrió ante nosotros una amplia cavidad natural, con una pequeña cascada ( de unos 50 o 60 metros) que caía a una enorme poza. El lugar es un encanto. Dejamos la mochila en una de las mesas para hacer pic-nic que hay en la zona, nos pusimos los escarpines, y al agua. Tras unos pocos metros ya no hacíamos pie, pero nadamos hacia la cueva donde si se hacia pie y nos pusimos bajo el chorro de la cascada. Fue un baño muy agradable. En esta zona sí que encontramos bastante gente, ya que hay mesas y bancos y la gente va con neveras a pasar el día. Pero la poza/lago es enorme, y no hubo ningún problema.

Tras este tercer baño, dejamos el paraje bordeando un parquing (de pago) y cogimos una camino de asfalto (por el que sólo pueden circular los vehículos de residentes) para ir a la parte superior de la Cueva del Turche. En un principio íbamos a caminar por una senda junto al cortante que da al paraje de la cueva, pero tuvimos que rectificar la ruta porque la senda llegó un momento en el que había desaparecido por la vegetación, y con las piernas raspadas por las zarzas, tuvimos que regresar sobre nuestros pasos y rectificar la ruta un poco continuando por asfalto, pero finalmente llegamos al mirador del Turche y a las pozas superiores de donde parten las aguas que precipitan en forma de cascada en la gran poza de la Cueva del Turche.

Tras el cuarto baño, subimos un poco la ladera por un camino serpenteante artificial hasta encontrarnos con una acequia que estuvimos siguiendo y que nos llevó al ya visitado Paraje de la Paloma. Esta vez si nos refrescamos en sus aguas.

Tras el quinto baño, cogimos la senda ya conocida que habíamos traído al principio ( en el camino de ida) y regresamos sobre nuestros pasos pasando por arriba del Charco Mañan y el de la Playita ( esta vez no entramos a bañarnos). Poco después estábamos cruzando el río por una “improvisada pasarela de palés” hasta una nueva intersección. De ahí, a una nueva senda que nos llevó a la zona de acampada de la Cueva de la Paloma. Unas escaleras de madera nos subieron de nuevo al mirador y parquing, terminando así la ruta. Ya allí no pudimos resistirnos a darnos un último y refrescante chapuzón en las pozas de la Cueva de la Paloma. Como veis, una ruta muy refrescante, ideal para hacer en verano.