Las Barrancas de Burujón (Toledo)
near Burujón, Castilla-La Mancha (España)
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Trail photos
Itinerary description
Si no conocen las barrancas de Burujón (Toledo), búsquenlas en el mapa y ponga rumbo a ellas en algún momento. En este paraje arrugado e inesperado de arcilla, la tierra manchega se retuerce en forma de acantilados que se asoman al embalse de Castrejón. La hilera de precipicios, que en algunos puntos alcanzan los 120 metros de caída y dibujan una suerte de bahía fluvial, tejen un espectáculo natural que deja atónito al caminante, regalando panorámicas y pliegues para el recuerdo, tan elevado (nunca mejor dicho) es su valor paisajístico.
A diferencia de otras cárcavas como Las Médulas (León), el Pontón de la Oliva (Guadalajara) o las Bárdenas Reales (Navarra), los surcos verticales de Burujón tienen a favor la inmensa presencia del agua del río Tajo embalsada a sus pies. Y va aquí una apreciación personal: ese contraste tierra-agua y ese pasear por el filo del despeñadero a uno le evoca una versión manchega de los acantilados irlandeses de Moher, aunque sin mar, claro, y con ese color rojizo estilo Gran Cañón del Colorado.
Esta sencilla caminata, que sigue otra previa de 'phernigiménez', propone recorrer toda la línea de escarpadura de este a oeste, yendo más allá de la zona acondicionada de los miradores del Cambrón y de los Enebros, que en nuestro caso dejamos para la última parte del itinerario.
Al final serán 10,20 kilómetros y 225 metros de desnivel acumulado, sin ninguna dificultad técnica.
Se sale desde el aparcamiento de las Barrancas (donde se encuentra el restaurante El Refugio de las Barrancas). Se avanza primero en dirección este entre cultivos agrícolas, por la ancha pista del camino natural del Tajo (GR-113), señalizado con cartelería. En este primer momento vamos de espaldas a la cárcava: no la vemos, pero se encuentra paralela a nosotros, a nuestra derecha, a escasos 300 metros.
Tras recorrer 2,5 kilómetros en línea recta, giraremos a derecha en un cruce con poste informativo dejando el GR-113 (bandera 4 del mapa) para seguir otros 800 metros, en ligero descenso, y desviarnos de nuevo a derecha (bandera 5), justo frente a la entrada a una finca particular cuyo acceso está identificado con dos mojones que hacen paso (la finca a nuestra izquierda, nosotros; por la derecha).
Negociamos entonces una pequeña cuesta de unos 250 metros lineales, avanzando junto a una alambrada a nuestra izquierda y con campo agrícola a derecha, y alcanzamos la primera panorámica de las barrancas (bandera 7) y la senda ecológica de la barranca.
El encuentro visual es narcoléptico. El ojo se queda hechizado ante el Manhattan rugoso de arcilla que se expande en el horizonte sobre las aguas del Tajo y su embalse de Castrejón. Podemos otear el recorrido que nos aguarda. Y no hay pérdida posible, pues el sendero serpentea inequívocamente por el precipicio, regalando miradores naturales sin parar. La única precaución, guardar la distancia prudencial cada vez que nos asomemos al precipicio.
El barranco se prolonga durante unos 4 kilómetros, hasta el mirador de los Enebros [bandera 24; un poco antes habremos pasado por el mirador del Cambrón (bandera 20)]. Ambos se encuentran en la cota baja del recorrido (pero cota intermedia de la cárcava, pues la orilla aún está más abajo), en un entorno acondicionado para el paseo. El último cuenta con aparcamiento para vehículos, pues una pista de tierra permite acceder hasta el lugar, donde se levanta un área recreativa. Desde aquí, restan unos 2,5 kilómetros hasta el punto de salida, primero en suavísimo descenso y luego en tranquilo llaneo. El bar Refugio de las Barrancas nos aguarda para las cervecitas de rigor.
A diferencia de otras cárcavas como Las Médulas (León), el Pontón de la Oliva (Guadalajara) o las Bárdenas Reales (Navarra), los surcos verticales de Burujón tienen a favor la inmensa presencia del agua del río Tajo embalsada a sus pies. Y va aquí una apreciación personal: ese contraste tierra-agua y ese pasear por el filo del despeñadero a uno le evoca una versión manchega de los acantilados irlandeses de Moher, aunque sin mar, claro, y con ese color rojizo estilo Gran Cañón del Colorado.
Esta sencilla caminata, que sigue otra previa de 'phernigiménez', propone recorrer toda la línea de escarpadura de este a oeste, yendo más allá de la zona acondicionada de los miradores del Cambrón y de los Enebros, que en nuestro caso dejamos para la última parte del itinerario.
Al final serán 10,20 kilómetros y 225 metros de desnivel acumulado, sin ninguna dificultad técnica.
Se sale desde el aparcamiento de las Barrancas (donde se encuentra el restaurante El Refugio de las Barrancas). Se avanza primero en dirección este entre cultivos agrícolas, por la ancha pista del camino natural del Tajo (GR-113), señalizado con cartelería. En este primer momento vamos de espaldas a la cárcava: no la vemos, pero se encuentra paralela a nosotros, a nuestra derecha, a escasos 300 metros.
Tras recorrer 2,5 kilómetros en línea recta, giraremos a derecha en un cruce con poste informativo dejando el GR-113 (bandera 4 del mapa) para seguir otros 800 metros, en ligero descenso, y desviarnos de nuevo a derecha (bandera 5), justo frente a la entrada a una finca particular cuyo acceso está identificado con dos mojones que hacen paso (la finca a nuestra izquierda, nosotros; por la derecha).
Negociamos entonces una pequeña cuesta de unos 250 metros lineales, avanzando junto a una alambrada a nuestra izquierda y con campo agrícola a derecha, y alcanzamos la primera panorámica de las barrancas (bandera 7) y la senda ecológica de la barranca.
El encuentro visual es narcoléptico. El ojo se queda hechizado ante el Manhattan rugoso de arcilla que se expande en el horizonte sobre las aguas del Tajo y su embalse de Castrejón. Podemos otear el recorrido que nos aguarda. Y no hay pérdida posible, pues el sendero serpentea inequívocamente por el precipicio, regalando miradores naturales sin parar. La única precaución, guardar la distancia prudencial cada vez que nos asomemos al precipicio.
El barranco se prolonga durante unos 4 kilómetros, hasta el mirador de los Enebros [bandera 24; un poco antes habremos pasado por el mirador del Cambrón (bandera 20)]. Ambos se encuentran en la cota baja del recorrido (pero cota intermedia de la cárcava, pues la orilla aún está más abajo), en un entorno acondicionado para el paseo. El último cuenta con aparcamiento para vehículos, pues una pista de tierra permite acceder hasta el lugar, donde se levanta un área recreativa. Desde aquí, restan unos 2,5 kilómetros hasta el punto de salida, primero en suavísimo descenso y luego en tranquilo llaneo. El bar Refugio de las Barrancas nos aguarda para las cervecitas de rigor.
Waypoints
Comments (5)
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💯💯👍👍👍👍👍
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Information
Easy to follow
Scenery
Easy
Muy bonito, nos ha sorprendido mucho. Hay un tramo bastante complicado ya que han arado y se han cargado el pequeño camino que había
Se agradece la valoración y el comentario, Rutas con Kubo. La verdad que es un paisaje inesperado y sorprendente.
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Easy to follow
Scenery
Easy
El primer trayecto d la ruta no es bonito, comienza a ser bonito cuando accedes a las Barrancas, además en crexhendo 👍
Ruta preciosa y muy recomendable. Gracias por tus fabulosas descripciones ;-)