LAC de MONTAGNON desde AYDIUS

El Lac de Montagnon es conocido por su peculiar forma de corazón, que podrás apreciar mejor subiendo a cualquiera de las cimas que lo rodean. Una subida exigente, que se ve compensada con un entorno único, de esos en los que te gustaría quedarte varios días a disfrutar de su inmensa tranquilidad. Un pequeño remanso de paz que te robará el corazón!

Comenzamos en el parking habilitado al lado de la pista. En este punto la pista se encuentra cortada por una valla y no podemos continuar con nuestro vehículo, así que aparcamos y proseguimos por la pista a pie. A la altura de un puente que cruza el río, nos desviaremos hacía el puente y tomaremos un desvío a la izquierda señalizado con un cartel que pone "LAC". Atravesamos un frondoso camino vestido con bojes llenos de musgo hasta salir de nuevo a la pista. Un poco más adelante abandonaremos la pista y continuaremos por un camino a la izquierda, perfectamente señalizado por unos carteles.

El camino avanza en constante ascenso a través de un precioso bosque. Nos encontramos en pleno otoño y el bosque nos regala una increíble explosión de colores, que hace que subamos por la interminable subida embelesados admirando todo lo que nos rodea y casi sin enterarnos.

Casi sin enterarnos llegamos al final del bosque, el paisaje se abre y seguimos avanzando, siempre en constante subida por un sendero muy bien marcado y evidente, hasta llegar unas cabañas de pastores donde podremos rellenar nuestras cantimploras en una fuente. Dejamos las cabañas atrás y seguimos subiendo en dirección hacia el Col de la Taillandère. Una vez allí a nuestra derecha veremos un enorme murallón de piedras, por ahí es por donde deberemos ascender.

Subiremos por la parte izquierda, evitando el tramo de piedra suelta lo máximo posible, aunque en la última parte es inevitable pisarlo. El último tramo asciende en fuerte pendiente hasta llegar de repente a una enorme pradera en la que se haya escondido el increíble Lac de Montagnon. Desde su orilla, se vislumbra ya su forma de corazón, pero desde donde mejor lo haremos será desde cualquiera de las cimas que lo rodean, siendo la más conocida el Montagnon d'Iseye. Para volver, lo haremos por el mismo camino por el que hemos venido.