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La Oda al Resentimiento. Cumpleaños en el Parque Natural El Higuerón, Puente Nal, Santander. Septiembre de 2022

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Trail stats

Distance
6.34 mi
Elevation gain
1,394 ft
Technical difficulty
Very difficult
Elevation loss
1,394 ft
Max elevation
6,376 ft
TrailRank 
80 5
Min elevation
5,278 ft
Trail type
Loop
Time
4 hours 48 minutes
Coordinates
1718
Uploaded
March 5, 2023
Recorded
September 2022
  • Rating

  •   5 1 review

near Puente Nacional, Santander (Republic of Colombia)

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Itinerary description

Un dieciocho de septiembre más, pero sin el romántico impulso de un nuevo onomástico, sino más bien, asaltado por el agradecimiento de dos mentores como lo son, la revancha y esa rara motivación que queda, luego de las hondas frustraciones, emprendo huida al mismo escondite de siempre y me refugio una vez más en ese coctel de añoranzas y el despertar del ansia de movimiento, de escapar, hacia las artes innegables de la naturaleza, remando hacia las junglas de mis buenos pensamientos.

Sí, predecible; así repito aquel camino, que semanas atrás hacía con mi hermano y en sus últimos parajes antes de las calles cotidianas, con ella, con quien sin querer tocarla, más que en el alma, hallándome feliz por su cercanía fugaz, compartimos nuevos sabores, historias de otros viajes y anestesia, aquellas carcajadas que daban sentido al sinsentido, y un sueño reparador, resguardados de la lluvia en un domo panorámico, donde disfrutábamos en una terraza con vistas al infinito nocturnal, escenas de neblinas y la intermitencia de las luces a lo lejos, que se esfumaban y a cada tanto volvían entre las tinieblas, mientras en la boca, deambulaban los matices de la cerveza tan negra y tibia como lo que nos rodeaba, más los versos de las canciones ochenteras del leopardo sordo, la serpiente blanca o de aquel "voyeur" del sur, que con poco enfoque, a través de su persiana, desea; ahora, esas son historias y promesas a olvidar, porque siempre, a pesar de la tranquilidad de esa noche y de su histeria, el amor no correspondido, es el que muerde y siempre es y fue la misma función.

Ahora, me encontraba caminando con aquel peso que se lleva dentro, ese que el olvido me echa en el pecho, y aquel sabor de boca de la que comienza a ser una hastiante nostalgia, con la constante convicción de auto-soportarme, cuya inminencia de vestirse de hastío, no la pongo en duda. Me dejo tomar de la mano de esta compañera llamada frustración, y arquitecta de mis actuales sentires, tal cual como aquella sensación de ser un cero a la izquierda, por no recibir la atención o respuesta esperadas, supuestamente merecidas, o por depender de su valoración y apoyo, que solo llegaba cuando el comburente de su agradecimiento o admiración hacia mí, se encendía en ella, cuando se quería acercar pero obviamente no siempre, utópica o ilógicamente como yo soñaba, incluso cuando menos, yo lo mereciera por mi gran ego risible, dramático y párvulo, (o por no lograr tener lo que supuestamente quería) pero agradecido por la soledad, por el dolor de la bofetada de la realidad, que me dictaba aterrizar y comenzar a escupir toda nostalgia y toda añoranza estúpida de aquellas compañeras energías y correr tan rápido y lejos como se pueda, para que esos recuerdos ya no logren alcanzarme, sin importar lo estéril o cobarde que sea esa empresa y entender que había que barrer y limpiar ya, todos esos trozos de anhelos, que impiden mi andar. Esta es una amarga consecuencia negativa de la persistencia, de insistir en el afrontar y de no abandonar el barco antes de que este, desee entregarse a la mar, del no saber distinguir entre el soltar de moda y el reparar mientras aún se pueda; todo no debió dejar de ser un simple sueño, extraño y fugaz.

El remanente del dolor de dichas bofetadas de realismo, me hace ver que no hay que mentirme más, que hay que abandonar historias, conceptos falaces, construcciones y ruinas de algo inferior a quien realmente suelo ser en realidad, y asesinar, demoler, de una vez por todas, cada escena teatral y acción de reprochables estratagemas ridículas que intentaban la empresa de su admiración, una que al menos llegase a ser la mitad de la mía hacia ella, aunque algunas de estas acciones, fuesen nacidas desde lo honesto de mi ser, sólo por lograr su agrado y bienestar, y juro que no era nada más que eso.

Lo compartido, la adyacencia de lo que me unía a ella (...) no eran mis mentiras de lo que decía ser yo, sino lo que en nosotros fue coincidente, el dolor de los malos entendidos y la encarnada resiliencia ante ellos con creces; los pesares y gustos compartidos, lo que vivimos, lamentamos y celebramos, los caminos recorridos, las lecturas adobadas en distancia, que alguna vez se sirvieron tangibles en medio de ese bosque cerca a su casa entre la noche, justo antes que con Frida en sus brazos, se fuera “reprochante”, una vez más, hasta que la oscuridad la devorase y la alejara (aunque este adjetivo, esté mal escrito como quizás para ella lo esté mi percepción), o los diálogos con canciones que iban y venían en dedicatoria, en ese amanecer de nuestro viaje, a modo de amor y a modo de disgusto; no huiría de alguien igual a mí, no sería irreal ni aterrador como un Truman Show, al contrario, daríamos algo de sentido a la casi holística absurdez, aunque ¿el sentido, es tan relevante? pero hoy la soledad y la actualidad, cuales buenas maestras, me dictan que ni esto último la salvará de mi ya naciente deseo de morir en sus escenarios y me empuja a la sed de desaparecer de su cotidianidad, que quizás se atenúe con un poco de esperanza, con una pequeña luz más que no creo que vaya a llegar. A nadie se le obliga a sentir y compartir algo, al igual que debe haber fuertes cimientos de aceptación y tolerancia, pero cualquier expectativa no era carente de causas, no surgía de la nada y dejando a un lado las malditas máscaras, solo hablo de que esta conclusión de la historia, no es más que por la ausencia de una asquerosa química física y circunstancial.

Es un onomástico extraño, pero necesario e inminente, enmarcado en una risa irónica ante su olvido y desprecio sistemáticos, tal vez merecidos, tal vez no; no solo un hoy sino casi siempre y casualmente cuando más la necesitaba, opuesto a cuando ella sí decidía que me acercase, cuando ella lo quería o anhelaba y este ridículo no dudaba en hacerlo, más por empatía que por obtener una galleta de premio, que ella aseguraba que yo buscaba, mientras suprimía mi propia dignidad, sobre explicando que no era así; estoy harto de esas percepciones, de esas paredes que levanta, porque supone que deseo su amor y lo que ella no sabe es que ya lo tengo y me basta como es, aunque por lo primero, ella se abrigue con la prevención, pero estoy harto y me voy a abrazar esas selvas que antes eran bosques en la niñez, tapizados por la magia de los aromáticos pinos y gusanos multicolores, cuyos suelos y senderos ordenados, hoy son casi impenetrables, enmarcados en bejucos y plantas urticantes, pero coronados con hermosos y gigantes higuerones, que desfiguran a lo lejos, las predecibles siluetas de las montañas que los albergan, a los que juro llegar, cueste lo que cueste y todo como amuleto para que mi ego canino no vuelva a su propio vómito y así, por fin repose, post-lamentos, en la tranquilidad y el aprendizaje. Gracias a don Ramiro Nieves, quien me ha guiado en este difícil camino, que conduce al Parque Natural el Higuerón.

Me he de consolar en que siempre fui yo mismo, quizá no en historias o palabras ficticias, pero sí en accionar y sentir, como verdadero reflejo de quien soy, aunque ahora, como buen inmaduro reaccionario, pagaré con reproches inútiles al viento o con estas líneas, olvidos, como un niño ya casi harto de sí mismo y de berrear con estas palabras o peor, con mi escénico y fingido desprecio, el silencio definitivo de mi voz, distancia y actuada indiferencia, hasta que con los días (años quizá) se tengan que volver reales y ya no sienta más. Aquellos resentidos escudos, que tengo que empuñar a la fuerza, pero que me harán bien y me defenderán de las flechas ponzoñosas de ridícula esperanza, de tu incomodidad y mi incapacidad poco estoica de no huir o de aceptar.

Mi pensar y sentir actual, no son por la fecha especial ignorada, o por los viajes a tus utópicos sueños, mas clorofilados que tus ojos; anhelos que se han desecho antes de nacer; aquellos viajes juntos, hoy rotos o imposibles, por no saber decir un simple “no gracias” lo cual hubiese sido más digerible que el maldito silencio indiferente con el paso de los días, que se volvieron años pues preferiste tu cotidianidad que ha de ser mejor, aunque extrañamente te escuchaba hablar presuntuosa de estar en tus mejores años, olvidando que los mejores fueron un poco antes, cuando fui por primera vez y alguien te obligó a servirme y aquí no tengo yo nada que ver, pues lo escribo más por quienes te dibujaban aquel presente que hoy ya es ayer, con su presencia. Tampoco ha de ser por tus precavidos miedos, que son los que me han traído hasta aquí y me hacen escribir tanta estupidez atiborrada de drama y mucho menos sería porque no haya habido una correspondencia física para satisfacer supuestos convencionalismos naturales, sino por lo que yo mismo he visto pocos días atrás, en tu espacio, en tu realidad, en la negación a abrazar a tu persona más importante, la cual también se podría llegar a sentir igual que yo, por ti, la que te ama y admira, agradece y protege; también todo radica en el absurdo de detestar las modas con las palabras y luego abrazarlas y lucirlas, en las mercantiles selfies, cual baratijas, en la desaprobación constante a todo lo que de mí surja, cuando tu frágil paz se va de viaje, al sentir que soy honesto con lo que siento y pienso, y te obliga a ponerte a la defensiva, aún más, así como querías que yo me fuera a dar vueltas y deambular por tu vereda, mientras tu tolerancia se vuelve a sentar contigo a la mesa; lo sé me conozco y nunca aprendí a irme a tiempo y me va mejor si allá donde estés, soy breve, o mejor aún, ausente, pues mi presencia más que insuficiente, es molesta, estorbosa, sobrante y así, a pesar de anteriores cortesías de tu parte, no se logra el eclipsar de tus amarguras e inconformes gestos entre tus abundancias evidentes que amas desconocer e ignorar, entre lo que muchos darían lo que fuera por tener, mientras le haces cara de asco a la vida, porque no aceptas, manejas o digieres lo que no te gusta; noto tu sinceridad y por muchos otros rasgos hermosos, te admiro, pero también lo que me hará irme sin despedidas, tal cual como lo intenté sin éxito (pues me descubriste), para nunca volver, no a un lugar sino a un estado, a un pensamiento o a dejar la búsqueda de lo congruente entre los dos, es aquella irritabilidad, haga lo que uno haga o deje de hacer, esa indiferencia y nula valoración que luego se intenta apaciguar sin éxito con el azúcar de las disculpas, algunas acciones y las buenas intenciones, esa contradicción entre el decir y el hacer, los anhelos para reafianzar tu poder o el control y la negación a ser rechazada, porque es más fácil que rechaces y digas, "vendrás cuando yo quiera, ven, pero hasta ahí nada más". Que esto no sirva para levantar costras de viejas heridas, pues debería curar de una maldita vez, así la medicina tenga efectos secundarios, los de la esperanza y la nostalgia de volver a donde nunca se debe, o el de recibir, sabiendo que todo termina igual, con nuestra huida, haciéndole venias al miedo, con la prepotencia de las barreras que levantas, al pensar que estoy necesitado y todo esto de mí, termine por hacerte un daño relevante, solo porque soy honesto y supuestamente desee lo que los demás han obtenido con el mérito de las casualidades, la verdadera manipulación y la apariencia.

Nunca más; me cansé del maldito vaivén. Me da asco el estar entretenida y engañosamente feliz y prefiero este presente en el que me hallo tranquilamente frustrado, ya sin tu audiencia valiosa, pero en aceptación, en conciencia y pensamiento, reconociendo que me fallé, pero con la voluntad del hastío que me llevará a largarme a donde debo y quiero, a aquel hermoso paraje, donde no existen los "¿Qué hubiese pasado si lo hubiese intentado?" o los," me arrepiento por no haber insistido”. Puedo predeciblemente reincidir, porque acepto mi condición de caballerosa idiotez, de inacabable persistencia y nulidad en rencores o brazos abiertos y sí, si lo vuelvo a hacer, estas líneas se volverían más risibles, de lo que ya son (...) tanto mejor, porque la próxima vez que me encuentre en estos mismos caminos, a la primera brisa que me vaticine el fin de mi tranquilidad y se convierta en el huracán prohibitivo del no poder ser y sentir con honestidad, porque ello es malinterpretado, a que quiera poseerte, no dudaré a la más mínima señal, sin tolerancia alguna a nuevos retrocederes de indignante vulgaridad, en izar velas y reencaminar los rumbos que he decidido para mí. Irme lo más rápido y definitivo posible, y seguramente dicha posible vez, sí se adorne con una despedida explícitamente definitiva.

Estoy seguro que si alguna vez hubiésemos llegado a la epítome de toda la conjunción de nuestras interacciones, que no es más que el despoje sincero de toda máscara de mi parte y que el yo, silencioso, luchador e inmaduro, se revelase más por un amor honesto hacia ti, enmarcado en la profunda confianza, que por conciencia, miedo o arrepentimientos, como respuesta hubieras escuchado con una tolerancia y paciencia inconmensurables, gracias a tu vocación y humanidad, incluso si derrumbara muchos de los castillos de naipes que he levantado para tu atención y de eso no me cabe la menor duda que lo harías de tal forma que me haría sentir que ha valido la pena, demoler de una buena vez los subterfugios de ficciones abominables. Insisto, lo haría, no por conciencia sino por decencia y además, no recibiría de ti, otra limitante de tener que recordarme que no puedo poseerte, como tanto temías en el pasado, porque tras de todo esto ¿En qué lógica cabría otro reproche o señal de alerta de esos?

Nadie quiso acompañarme a esta caminata y eso diría mucho de mí, como cual persona indeseable del pasado más reciente, bien ido por fortuna, de quien amo y agradezco su actual distancia y desaprobación, como el mejor obsequio que alguien me ha brindado jamás, que entre sus mentiras me diría amargado, pero sus insultos son miel y premio para mí, ya que nada sería más aterrador que otro falso halago de alguien como ella. Sus insultos y rechazo son una bendición, pues no me gustaría coincidir con alguien así, nunca más en la vida. Si hay una maravillosa desaprobación de alguien deshonesta, bipolar, promiscua, hipócrita, mitómana y superficial como ella, significa que voy por buen camino, pues soy fiel a mí mismo y jamás querría tener coincidencias de nuevo con alguien así, para traicionar mi soledad, que es muchísimo más beneficiosa; nunca más. No seguiré brindando mi existencia a cambio de detritus, de indolencia y desagrado de su parte, ante mi apoyo y superación de sus errores y los míos, además de un egoísmo jamás visto por mí. Llegué a enloquecerme y a fingir que deseaba dejar de respirar, para que no se fuera y no sabía que lo que más merecía yo, que lo que más me servía para vivir mucho mejor, bajo mis principios, que nunca debí abandonar, era precisamente eso, que se fuera, que su rechazo posterior a haberla dejado, fue lo mejor que me ha podido pasar en años. Y pensar que en esa persona me había refugiado, un breve y muy engañoso tiempo, tratando de olvidar a la extraña, quien ha inspirado y ha ignorado. (…) Es increíble lo que se siente, ergo se hizo y se escribió en mi historia, bajo los harapos de mi baja autoestima.


Ahora me escojo a mí mismo y centro mi atención en rescindir y emprender el camino de todo lo contrario a lo habitual, a las viejas mañas y hábitos que me anclan a la mediocridad. Hoy la vida me da esta bofetada como gran y bien recibido regalo al final, felizmente me hace ver y sí, me leo resentido, derrotado, pero todo en el fondo conlleva a un hermoso agradecer, mientras escribo sonriente y satisfecho estas líneas en las faldas de un volcán de otro país, al que vine y al que quiero resignificar, pues otrora no había disfrutado, por estar el cielo de mi mente, atiborrado con la borrascosa culpa y arrepentimiento de haberme rebajado tanto, de haber sido lo que fui y haber recibido lo que recibí, porque este lugar llamado "hoy", esta realidad y este "ahora" son mi mejor regalo de cumpleaños, de vida, ya que estoy harto de tanta ridícula mentira o ilusoria tontería propia y quiero ser yo de una buena vez. Me basta y sobra iniciando justo ahora, ya; de aquel vomitivo pasado en el que estuve tan equivocado, me largo, sin esperar un ápice de tiempo más. Tenías razón, la distancia, definitivamente es necesaria y vital y me alegra por ti al final, pues todo esto encaja perfecto con tus comodidades, gustos e intereses, antónimos obviamente a escenas en las que sigamos compartiendo y al final tengas que pasar por la necesidad de repelerme una vez más, porque supuestamente no acepto la forma del amor que me diste siempre. Agradecido he estado por todo lo que de ti he aprendido, he recibido a manos llenas y he sentido. No creo que volvamos a vernos, pero si es así, bienvenido todo, menos aquel prejuicio y prepotencias; aquellas falacias y argucias mías y aquello que te hace pensar que te necesito, como tú no puedes o quieres que lo haga.

Pensado desde un dieciocho de septiembre, escrito un primero de noviembre cualquiera, en un gélido rincón del sur, justo después de una desabrida postal, poco antes enviada.

Waypoints

PictographPanorama Altitude 5,417 ft
Photo ofEl filo desde la vía a Jesús María

El filo desde la vía a Jesús María

PictographProvisioning Altitude 5,359 ft
Photo ofEl Chimbral Photo ofEl Chimbral Photo ofEl Chimbral

El Chimbral

PictographWaypoint Altitude 5,485 ft
Photo ofAsenso, primera placa huella

Asenso, primera placa huella

PictographRiver Altitude 5,958 ft
Photo ofArroyo y cultivos hermosos

Arroyo y cultivos hermosos

PictographFlora Altitude 5,900 ft
Photo ofHermosas Huertas

Hermosas Huertas

PictographPhoto Altitude 6,008 ft
Photo ofPaisaje Puentano Photo ofPaisaje Puentano Photo ofPaisaje Puentano

Paisaje Puentano

PictographIntersection Altitude 6,056 ft
Photo ofA la derecha

A la derecha

PictographFlora Altitude 6,256 ft
Photo ofCamino entre cafetales y monte Photo ofCamino entre cafetales y monte Photo ofCamino entre cafetales y monte

Camino entre cafetales y monte

PictographPanorama Altitude 6,366 ft
Photo ofAlto Vda Cuchilla

Alto Vda Cuchilla

PictographTree Altitude 6,375 ft
Photo ofCamino al Mirador de la Cuchilla

Camino al Mirador de la Cuchilla

PictographPanorama Altitude 6,273 ft
Photo ofMirador de la Cuchilla

Mirador de la Cuchilla

PictographFlora Altitude 6,000 ft
Photo ofInicio del Bosque del Vivero; fuerte ascenso. Photo ofInicio del Bosque del Vivero; fuerte ascenso. Photo ofInicio del Bosque del Vivero; fuerte ascenso.

Inicio del Bosque del Vivero; fuerte ascenso.

PictographWaypoint Altitude 6,047 ft
Photo ofSeguir ascendiendo a la izquierda Photo ofSeguir ascendiendo a la izquierda Photo ofSeguir ascendiendo a la izquierda

Seguir ascendiendo a la izquierda

(no hay sendero definido y no se deben tocar los árboles)

PictographTree Altitude 6,099 ft
Photo ofPrimer Higuerón Photo ofPrimer Higuerón Photo ofPrimer Higuerón

Primer Higuerón

PictographFlora Altitude 6,214 ft
Photo ofGran Helecho

Gran Helecho

PictographRisk Altitude 6,243 ft
Photo ofÁrbol Pedro Hernandez, (Toxicodendron Striatum), No tocar

Árbol Pedro Hernandez, (Toxicodendron Striatum), No tocar

PictographTree Altitude 6,289 ft
Photo ofHiguerón Mayor (Ficus Citrofilia) Photo ofHiguerón Mayor (Ficus Citrofilia) Photo ofHiguerón Mayor (Ficus Citrofilia)

Higuerón Mayor (Ficus Citrofilia)

PictographCave Altitude 6,261 ft
Photo ofCueva Photo ofCueva

Cueva

PictographRisk Altitude 6,275 ft
Photo ofPrecaución al pasar, riesgo de caída. Photo ofPrecaución al pasar, riesgo de caída. Photo ofPrecaución al pasar, riesgo de caída.

Precaución al pasar, riesgo de caída.

PictographTree Altitude 6,286 ft
Photo ofÁrbol y bejucos

Árbol y bejucos

PictographTree Altitude 6,186 ft
Photo ofHiguerón joven en aljibe Photo ofHiguerón joven en aljibe Photo ofHiguerón joven en aljibe

Higuerón joven en aljibe

PictographTree Altitude 6,167 ft
Photo ofPalma de bosque húmedo tropical

Palma de bosque húmedo tropical

PictographWaypoint Altitude 6,054 ft
Photo ofSalida del bosque y copa del higuerón mayor desde la entrada Photo ofSalida del bosque y copa del higuerón mayor desde la entrada

Salida del bosque y copa del higuerón mayor desde la entrada

PictographWaypoint Altitude 5,787 ft
Photo ofCamino de regreso

Camino de regreso

PictographRiver Altitude 5,461 ft
Photo ofQuebrada Los Mirtos Photo ofQuebrada Los Mirtos Photo ofQuebrada Los Mirtos

Quebrada Los Mirtos

PictographWaypoint Altitude 5,419 ft
Photo ofPuente Nacional Photo ofPuente Nacional

Puente Nacional

Comments  (4)

  • Photo of Alejandro Lopez Toro
    Alejandro Lopez Toro Mar 12, 2023

    Hay que hacerla vez que caiga a Puente. Se ve una chimba.

  • Photo of DXMARIUS
    DXMARIUS Mar 12, 2023

    Pasamos cerca pero esa sí toca avisarle a un señor que vive allí y subir con él. Vale mucho la pena.

  • Photo of Oscar Upegui
    Oscar Upegui Mar 30, 2023

    Un circuito poderoso por este bosque encantado, apenas para recargar energias y tener la mente ocupada de nostalgicos recuerdos, la imagen de blanco por lo que veo compañero es toda una musa de inspiración, Saludos amigo y gracias por compartir el trazado.

  • Photo of DXMARIUS
    DXMARIUS Mar 30, 2023

    Era mi estimado, pero siempre hay que ver adelante. Gracias por valorar esta caminata en el bosque de higuerones. Es muy cerca al pueblo y un reto atravesarla sin tocar algún árbol tóxico de Pedro Hernández, como se les llama popularmente.

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