La Iruela, Puerto del Tejo, Camino de los Muertos.

Bonita y serrana ruta circular por la sierra de Cazorla, que parte del pueblo de la Iruela. Ésta es nuestra tercera y última ruta de la serie, en la sierra de Cazorla, Segura y las Villas. Al terminarla regresaremos hacia Alicante. Día 10 de abril de 2015.
Los primeros 6 Km son de continuo ascenso, entre roquedales, pinares, umbrías y barrancos, hasta alcanzar el puerto del Tejo.
Vamos ganando altura rápidamente al comienzo de la ruta, entre magníficas vistas, sobre todo al pueblo y castillo de la Iruela. Llegaremos a un pinar y después a la zona de las ruinas de Prado Redondo, con la fuente del Tomajo.
Continuaremos ascendiendo entre preciosos pinares y espectaculares zonas de panorámicas. Bordearemos un bonito barranco y en las últimas pendientes alcanzaremos el puerto del Tejo. Nos tomamos un respiro y almorzamos a gusto en simbiosis con la naturaleza. En este cruce de caminos, vamos hacia la izquierda, enlazando por una pista entre pinares. Cruzamos un cortafuegos que nos llevaría, en descenso, hacia el parador nacional. Continuamos por pista y vamos a hacer un ascenso, que primero nos deja en la conocida como Laguna de la Iruela (dolina), y después vamos cresteando por los altos de esta zona, entre espectaculares vistas.
Iniciamos un continuado descenso entre sendas pequeñas y poco marcadas entre abundantes pinares y barrancos. La zona es preciosa y húmeda; grande. Hay que llevar cuidado con las indicaciones del track, no nos salgamos de las senditas y cruces con el GR.
Legamos a una zona más despejada, donde tenemos que no dejar de visitar el manantial o fuente de Rechita, que es el nombre de la zona. Precioso.
Continuamos por las sendas, hasta enlazar con el último tramo de fuerte descenso que ya hemos cogido al principio.

“El nombre del Camino de los Muertos, viene de una tradición de entre los siglos XVII y XX; nuestro recorrido, que tenía el uso exclusivo de una siniestra comitiva que se encargaba de recoger los cadáveres de los vecinos fallecidos en las entrañas de la sierra. Cuando se sabía de alguna muerte o cuando se echaba a alguien en falta en su aldea durante un cierto tiempo, un grupo de encapuchados salían desde La Iruela en busca del desafortunado. Las antiguas creencias sobre espíritus y ánimas no permitían que los muertos fueran enterrados fuera de tierra santa, por lo que todo fallecido en la sierra debía ser recuperado y enterrado en el antiguo cementerio de La Iruela. La comitiva hacía el trayecto de noche para no cruzarse con ningún vecino por el camino, puesto que eso vaticinaba alguna desgracia para el desafortunado que se cruzara con la comitiva de la muerte.”