LA HIRUELA-GR 88-CDO. LLERA-CERRO DEL MORRO-CDO. SALINERO-PORREJÓN-CDO. LAS PALOMAS-CABEZA ESTILLO-LOMA DE LA PEÑA-CARBONERAS

Marcha realizada el domingo 28 de abril de 2019
AVISO: Se entiende, que todo aquel que quiera realizar esta misma ruta, asume la responsabilidad que conlleva una actividad no exenta de posibles riesgos o incidentes, en un entorno en el que el sentido común y las circunstancias pueden marcar la diferencia entre pasar un buen día o todo lo contrario.
Siempre que podemos y que el tiempo acompaña nos gusta acercarnos a una Sierra Norte, también llamada en esta parte Sierra del Rincón, cuya orografía es más abrupta que en general la Sierra de Guadarrama, además de mantenerse mucho menos explotada y maltratada que la citada sierra. Cuando hablamos de que acompañe el tiempo, nos referimos a que aquí si el tiempo es malo, parece ser peor que en otros sitios (viento, hielo, nieve, tormentas, etc.); mientras que si por el contrario hace calor, éste también parece machacar más que en otras zonas del Sistema Central. Queremos hacer una circular, que partiendo del pueblo desde La Hiruela se dirija con rumbo sur hacia la cuerda del Porrejón, para una vez alcanzada su cumbre, continuar por la misma hasta poco después del Collado de las Palomas, donde cogeremos una pista y después sendas y caminos poco conocidos pero con rincones y encantos muy especiales; y así finalmente dibujar sobre el mapa una circular casi real.

Hoy salimos desde el aparcamiento que hay a la entrada del pueblo de La Hiruela, para ya desde el principio coger un rumbo sur que ya no dejaremos hasta llegar al vértice geodésico del Porrejón. Nada más salir, de dicho aparcamiento, cruzamos la carretera que se dirige hacia las poblaciones de Bocígano y Colmenar de la Sierra. Justo al otro lado hay una especie de cancela con una cadena, por la que hay que pasar para coger una senda, que a los trescientos metros habrá que dejar por la izquierda, ya que de seguirla acabaríamos en el Puerto del Hiruela, y al menos hoy esa no es nuestra intención. Se baja un corto talud, que bordea de nuevo la misma carretera y rápidamente conecta con el GR 88, que ya no dejaremos en los próximos kilómetros, justo a la altura del Collado del Salinero. Este primer tramo de GR rápidamente empieza a ascender para dirigirse hacia La Tejera y Las Povedas.

Al kilómetro y medio de haber cogido dicho GR, y tras haber hecho un par de giros a izquierda y derecha, acabamos llegando hasta el Collado Llera. Nos encontramos entre la zona de Los Horcajos y Los Rompíos al noreste y el Cerro del Morro al suroeste, que hacia donde nos dirigimos

Desde el citado collado tenemos ahora por delante un fuerte repechón, puesto que en los trescientos metros que dista el citado cerro, tendremos que salvar casi cien metros de desnivel; pero como suele ocurrir las vistas que nos ofrece este primer remonte merecen mucho la pena.

Desde aquí se ve perfectamente por dónde transcurre el GR 88, que durante un kilómetro y cuarto, y con el mismo rumbo suroeste que traemos desde el anterior collado nos acabará sacando hasta el Collado del Salinero, donde lo dejaremos para subir hasta la cumbre del Porrejón por su vertiente norte. En este amplio, y aunque normalmente frecuentado collado cosa que hoy no ocurre, recuperamos las fuerzas comiendo y bebiendo algo, para a los pocos minutos retomar la marcha y afrontar el tramo más exigente del día y el repechón más fuerte.

Hasta la cumbre del Porrejón tenemos por delante poco más de un kilómetro, en el que habrá que salvar un desnivel de algo más de doscientos cincuenta metros. La verdad es que se hace con mucha más facilidad de lo que parece visto desde abajo, puesto que cuando nos queremos dar cuenta ya estamos a mitad de camino, salvando un pequeño paso de trepada muy facil en un resalte rocoso por el que hay que pasar.

A destacar, que también los hitos que hay a lo largo de este sendero de subida, facilitan el ascenso hasta tal punto, que cuando nos queremos dar cuenta llegamos a un bonito mirador que se encuentra a poco más de cuatrocientos metros de la cumbre. Merece la pena hacer una parada en dicho resalte rocoso, puesto que además de las vistas, se ve con toda nitidez el recorrido de ascenso que se lleva y que falta.

Desde el citado mirador, diez minutos más, pasando por algún corto tramo de canchal, y con mucha más facilidad de lo que parece desde abajo, nos hemos plantado en un Porrejón totalmente solitario. Bueno, en realidad, en todo el día nos hemos cruzado con nadie, y eso que a pesar de las votaciones, el día invitaba a salir y a disfrutar de la buena temperatura y la luz tan bonita, que si cabe aún resaltaba más la belleza de este agreste entorno.

Nada más pasar el vértice geodésico del Porrejón decidimos que las dos es buena hora para comer, con unas vistas y un aire tan limpio, que como casi siempre nos permite saborear la comida mucho mejor hasta hacernos creer que aquí todo está más rico. Acabamos y continuamos por la misma cuerda del Porrejón y ahora con tendencia sureste, cada vez más a este, para crestear casi todo el tiempo salvo la mole rocosa de la Peña del Hierro, que se suele bordear por el camino de la derecha, como así hacemos nosotros.

Una vez salvada la Peña del Hierro, aún nos queda un kilómetro y pico más de cuerda antes de abandonarla, tras haber pasado primero por el Collado de las Palomas, y poco después por la Cabeza del Estillo, desde el que una fuerte bajada de poco más de trescientos cincuenta metros de recorrido nos lleva hasta un amplio collado. Desde el mismo vemos que de frente continúa la cuerda, camino de la Tornera, pasando primero por el Pinhierro, pero nosotros en el citado collado cogemos por la izquierda una pista, que ahora con rumbo este a noreste, ya no dejaremos en los próximos cuatro kilómetros y medio. Hay que ir un poco atentos para no pasarse el desvío que por la izquierda y marcado con un waypoint, acorta notablemente la bajada que ahora hay que hacer hasta la bonita vaguada que forma el arroyo de las Huelgas. Este arroyo venía muy crecido y tuvimos que vadearlo, mojándonos un poco, pero refrecándonos de paso. Salvado el citado y crecido arroyo, nos dirigimos a través de un bonito robledal hacia el siguiente valle formado por el arroyo de los Asperones. Al llegar a la vaguada de este otro arroyo, vemos como en esta ocasión el vado es mucho más fácil y cómodo que el anterior, por lo que continuamos por un sendero que por la derecha y tras ochocientos cincuenta metros acaba conectando con la pista de las Carboneras, que ya no dejaremos hasta llegar al pueblo de La Hiruela.