La Cimbarra, el Cimbarrillo y el Negrillo (Aldeaquemada)
near Aldeaquemada, Andalucía (España)
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Trail photos
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Itinerary description
Para llegar a Aldeaquemada hay que tomar la salida 252 de la A4 y continuar 23 kilómetros por la J-6110, una sinuosa y estrecha carretera con curvas cerradísimas que obligan a extremar la precaución durante la conducción. Ya en la localidad aparco en las cercanías de la Plaza de la Constitución, centro neurálgico de la localidad (fundación colonial de tiempos de Carlos III) con la Iglesia de la Purísima Concepción (y la antigua casa del cura y la del comandante de puesto adosadas a sus lados) enfrentada al Pósito de Diezmo y Labradores (hoy sede del Ayuntamiento), que siempre estaba
presente en todas las fundaciones de Carlos III (albergaba los cereales que cosechaban los labradores como reserva para épocas de hambruna), en cuyos portales los forasteros vendían los productos que no se producían en las colonias (hasta hace algunos años se mantuvo la costumbre instalándose aquí el mercadillo ambulante de los jueves);
algunas de sus estancias han sido además calabozo, hogar del jubilado, carnicería o almacén municipal.
Aldeaquemada (cuyo nombre se suele atribuir a que se levantó tras el incendio de la Aldehuela, aunque el topónimo es muy anterior, con las referencias más antiguas en el siglo XIII) se fundó a finales del XVIII en uno de los proyectos reformadores de mayor envergadura de la nuestra historia: la colonización de Sierra Morena (empresa iniciada en 1768 y concluida hacia 1793). Se pretendía poner en uso una amplia zona desierta en las estribaciones meridionales de Sierra Morena con explotaciones agropecuarias dependientes de pequeños núcleos de población estratégicamente situados y repoblados con gentes traídas de fuera (6000 colonos católicos franceses, alemanes y flamencos -cuyos apellidos han perdurado en el país), mediante la sanción del contrato realizado en el Real Sitio del Pardo en 1767 por Don Gaspar de Thürriegel, generando riqueza en estos despoblados y asegurando el paso de Despeñaperros (Camino Real de Madrid a Cádiz); además utópicamente se querían crear sociedades rurales igualitarias, con el trabajo de la tierra como principal fuente de riqueza.
La Dehesa de Aldeaquemada, perteneciente a la Casa Ducal de los Benavides, de Santisteban del Puerto (a los que la Corona indemnizó con otras propiedades), era uno de los lugares designados: los colonos encontraron en los inicios solo un despoblado sin viviendas (teniendo que alojarse en tiendas de campaña) y que las "suertes" -cada una de las parcelas que se les adjudicaba, con los útiles de trabajo y algún ganado- debían de ser repartidas, lo que generó tensiones con los pueblos vecinos; el terreno tampoco estaba preparado para su cultivo (por una escasa planificación del proyecto), apareciendo a la postre hambrunas y epidemias. Finalmente se inició la construcción del asentamiento principal, con calles perfectamente alineadas siguiendo los puntos cardinales (y la orientación de dos aldeas abandonadas al poco tiempo de su creación, Aldea de Buenos Aires y Aldea de La Cruz), con un urbanismo rectangular, de largos ejes rectilíneos y formando cuadrículas (a Aldeaquemada se la conoce como la "Perla urbanística de Sierra Morena"); el aislamiento debido al medio natural y las adversidades climáticas originaron una agricultura de mera subsistencia, complementada por una ganadería que se veía afectada la abundancia de animales dañinos para la misma. Incluso la colonia pasó por un momento más crítico con la Guerra de la Independencia, siendo abandonada por sus habitantes ante el temor de represalias, que se refugiaron en la sierra con las partidas antifrancesas que buscaban cortar las comunicaciones francesas entre Andalucía y Castilla por Despeñaperros; tras la guerra, Aldeaquemada se fue recuperando económica y demográficamente y en 1835 de constituyó su primer ayuntamiento.
Salgo del núcleo urbano por un antiguo camino carretero que transcurre en paralelo al río Guarrizas (al que acompaña un bosque en galería con magníficos ejemplares de fresnos y alisos), que en unos dos kilómetros lleva al Collado de la Cimbarra, donde hay un aparcamiento habilitado (este tramo inicial me sirve para entrar en calor, en una fría mañana en Aldeaquemada). Antes de llegar, paso junto a un letrero indicativo de la Tabla de Pochico, abrigo que alberga pinturas rupestres que se remontan al Epipaleolítico y el Neolítico (entre el año 10 000 y el II milenio a. C.), que se enmarcan dentro del arte levantino y declaradas Patrimonio Histórico de la Humanidad por la UNESCO (para verlas hay que concertar una visita guiada); además de las abundantes muestras de arte rupestre halladas en todo el término, se han encontrado útiles prehistóricos en cuarcitas en terrazas del Guarrizas y cerámica de la Edad del Cobre/Bronce, sin poder identificarse claramente ningún poblado por la fragosidad del terreno.
Ya en el collado sigo las indicaciones del Sendero de la Cimbarra, que luego se bifurca: tomo la senda que baja hacia el Molino de Guarrizas o de la Cimbarra, uno de los tres que tenía la feligresía de Aldeaquemada; la
Superintendencia de Nuevas Poblaciones fue la que impulsó la edificación de estos molinos harineros aprovechando la fuerza motriz de los cursos fluviales y la Real Hacienda facilitó los terrenos para su construcción (los colonos proporcionaban los materiales y la mano de obra). Estuvo en uso desde 1788 hasta 1956.
Bajando un poco más se llega a las Calderetas (pozos naturales formados por la erosión del agua en la piedra), al pie de la Cascada de la Cimbarra (nombre con el que se conocen estos saltos de agua); esta espectacular cascada, que alcanza los 40 metros de altura, es resultado de una falla con los planos de fractura trasversales al cauce del río Guarrizas.
Sobre la cascada aflora una alternancia de bancos de cuarcita, areniscas y pizarra (conocida como "Estrato de Pochico). La laguna a sus pies tiene al menos 30 o 40 metros de profundidad (en algún momento han metido una sonda que nunca ha llegado al fondo). Las paredes graníticas del entorno albergan importantes masas de vegetación y zonas de nidificación para multitud de rapaces.
Un poco de geología: hace más de 500 millones de años, durante la Era Primaria, el mar primigenio inundaba estos lugares, depositándose a comienzos del Periodo Ordovícico arenas como las que se sedimentan en las playas y en los fondos marinos someros (ya que la línea de costa estaba muy próxima, cerca del límite septentrional del Parque Natural), transformándose más tarde en cuarcitas; durante el Silúrico y Devónico se siguieron depositando arenas y arcillas transportadas por los ríos y fangos carbonatados procedentes de la acumulación de caparazones y esqueletos de animales marinos, y, ya en el Carbonífero (hace unos 360 millones de años), cuando el mar empezó a regresar, se generaron extensas zonas pantanosas que acumulaban grandes cantidades de restos vegetales (que más tarde se convertirían en capas de carbón); unos cuarenta millones de años después, en este mismo periodo, tuvo lugar la Orogenia Hercínica, experimentando los sedimentos depositados presiones y temperaturas tan altas al emerger que se transformaron en rocas metamórficas (las arenas litorales en cuarcitas armoricanas y las arcillas en pizarras) y sufriendo deformaciones (pliegues y fracturas); después de emergidos quedaron expuestos a la erosión (a la que la cuarcita armoricana es muy resistente, formando agrestes crestas como las que vemos en el Desfiladero de los Órganos, en Despeñaperros).
Desandando el sendero (luego de haber disfrutado de las vistas de la Cimbarra desde distintos puntos), lo sigo ahora hacia el Mirador del Desfiladero y a la llamada Plaza de Armas, donde pueden verse ondulitas (también llamadas rizaduras o ripple-marks), estructuras sedimentarias que se forman por la acción de una corriente de agua o viento sobre un sustrato de arena suelta (de un fondo marino poco profundo), quedando impresas en piedra al bajar las aguas del mar. En este lugar además se piensa que hubo un poblado de la Edad del Bronce, por los restos constructivos encontrados.
Desde la plaza de Armas continúo por el Sendero de la Cimbarra (entre un sotobosque mediterráneo) de vuelta al aparcamiento del collado, siguiendo luego por la pista que baja hasta un vado del arroyo Martín Pérez, que cruzo para continuar por el otro margen, frente al área recreativa. Aguas abajo hay un vado de grandes piedras, a partir del cual el Sendero del Arroyo Martín Pérez, balizado, sigue por este margen, llegando a la cascada del Cimbarrillo, y poco después recruza el arroyo.
Por este bonito sendero se llega hasta la Junta de los Ríos, donde se unen el Guarrizas y el Martín Pérez, por un terreno donde predominan las pizarras negro-azuladas (Pizarras Correderas o de Río).
Llegando al Guarrizas, se remonta su curso unos metros hasta el fin del sendero. Para acceder al Charco y a la Cascada del Negrillo hay que subir entre las rocas (y luego bajar), con algún pequeño trepe, aunque merece mucho la pena llegar a este imponente paraje, en especial si se tiene la suerte de disfrutarlo en soledad. Aunque la cascada es más pequeña que la de la Cimbarra, la laguna es mayor y cuentan que en los días lluviosos del invierno se convierte en gran olla humeante, elevándose una columna de niebla hacia el cielo.
También pueden encontrarse aquí cruzianas, una icnita o icnofósil que se corresponden con las huellas de reptación de trilobites en los fondos marinos del Paleozoico, muy abundantes en roquedos cuarcíticos (tanto que a veces se observan varios metros cuadrados en los que esas marcas se entrecruzan); estos fósiles de trilobites (en latín “tres lóbulos"), una clase de artrópodos, se alimentaban filtrando los fondos de arena.
Inicio la vuelta haciendo una variación: antes de cruzar el arroyo, tomo una vereda con un fuerte ascenso inicial, con la contrapartida de las excelentes vistas que me depara del valle del arroyo, llegando hasta la Plaza de Armas. Sigo nuevamente el Sendero de la Cimbarra para volver a la pista y regresar a Aldeaquemada, en cuya plaza se afanan en la preparación de un potaje comunal para agasajar a propios y extraños, en la conmemoración del Día de Andalucía.
Waypoints
![Photo ofIglesia de la Purísima Concepción (siglo XVIII)](https://s1.wklcdn.com/image_156/4686997/162469119/101736997.700x525.jpg)
Iglesia de la Purísima Concepción (siglo XVIII)
De una sola nave, con fachada de ladrillo articulada en dos cuerpos: el primero de ellos rectangular con una estrecha portada con arco de medio punto y más arriba dos lunetos; el segundo con una espadaña con campanario culminando en un pequeño frontón
![Photo ofPósito de Diezmo y Labradores (siglo XVIII)](https://s0.wklcdn.com/image_156/4686997/162469120/101736999.700x525.jpg)
Pósito de Diezmo y Labradores (siglo XVIII)
Construido en ladrillo, de planta rectangular, dos pisos y tejado a dos aguas con una estructura de ladrillo abuhardillada que alberga el reloj
![Photo ofMolino de la Cimbarra (siglo XVIII)](https://s1.wklcdn.com/image_156/4686997/162469130/101737015.700x525.jpg)
Molino de la Cimbarra (siglo XVIII)
Con muros de mampostería de piedra cuarcita armoricana del lugar y mortero de cal, es de tipología de "balsa y cubo" (basado en la acumulación de agua procedente de la cascada en una balsa, dirigida por un canal a una especie de pozo cilíndrico llamado cubo); maderas apoyadas en unos hierros clavados en las rocas desviaban el agua hacia el canal que la conducía al cubo del molino (con una capacidad de almacenamiento de veinte metros cúbicos de agua), para conseguir presión hidráulica en su fondo, de donde sale el saetino golpeando el rodezno (a cuyo eje se fijaba la piedra móvil o volandera), haciéndolo girar; luego el agua salía de nuevo hacia el río por una especie de bóveda denominada cárcavo (el molino tiene dos, además de un horno de leña cercano para hacer pan)
Comments (1)
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Information
Easy to follow
Scenery
Moderate
Lugar encantador, muy masificado y un trozo con el sendero resbaladizo por piedras sueltas