Jardines y Palacio Da Pena, Sintra, Portugal

En La Sierra de Sintra, Portugal, se alza majestuosa, la explosión colorida del palacio da Pena.

Iniciamos la visita por los magníficos jardines que lo rodean concretamente en la zona del Valle de los Lagos, con cinco pequeños estanques comunicados entre sí.

Alguno con nombre propio como “O Lago da Concha” del S. XVI que recibe el agua de 4 caños y con una fuente que se eleva por la fuerza de la gravedad.

A veces la niebla caía sobre ellos proporcionando un aire de misterio a nuestro paseo.

A nuestro alrededor crecen plantas procedentes de distintas partes del mundo que animan el paso del caminante proporcionando momentos intensos y llenos de armonía.
En los que el alma se llena de lo mejor que nos ofrece el universo.

Al igual que las diversas fuentes con el cantarín repiqueteo de sus incesantes y refrescantes gotas.
Subiremos escaleras variadas y serviciales puentes. Sin faltar coquetos bancos para descanso de los visitantes.

El recinto cuenta incluso con un frondoso bosque que recorremos encantados para descubrir los tesoros por allí guardados.

Así descubrimos La Cruz Alta un mirador desde el cual, en días despejados, se obtienen bonitas panorámicas del palacio y sus alrededores, que el telón de la niebla nos ocultó.
Accedemos hasta él por un sinuoso camino entre las rocas.

La niebla, cual fantasma deslizándose entre los árboles, seguía en nuestra compañía, y hasta una breve llovizna nos hizo un ligero saludo. En esas estábamos cuando vimos surgir una figura entre la neblina y en lo alto de unas rocas. Se trata de La Estatua del Guerrero, simbolizando a Fernando II velando por todos sus dominios.

Emocionados, proseguimos camino que nos llevó a otro mágico rincón con El Templo de Las Columnas como protagonista.

Después de conocer más maravillas dispersas por el bosque regresamos de nuevo al Valle de Los lagos Lagos también conocido como Corral de Patos, cuya agua en su quietud reflejaba paz y serenidad. Hay algunas casas para los patos con diferentes formas, destacando la del lago São Martinho, con forma de torre medieval.

Y ya nos dirigimos hacia El Palacio que encontramos alegre y bullicioso en su atalaya.
Desde el inicio, en su imponente entrada de decorado arco, nos sentimos emocionados por su silueta distinta a todos y que lo hace único en el mundo.

Mandado construir por Fernando II en el S. XIX su estructura nos muestra una mezcla de estilos arquitectónicos. Con elementos clásicos portugueses como los azulejos.
También otros propios del Romanticismo como referencias mitológicas. Impresionante la escultura de Adamastor, criatura mitológica que nos recibe a la entrada del palacio.
También motivos mudéjares y manuelinos integrándose con almenas, torres y ventanas góticas,…

Su interior se puede visitar y en él, podremos contemplar las habitaciones, el mobiliario barroco y los enseres de la realeza portuguesa del siglo XIX y su corte. Preciosos los ornamentados techos de las estancias.

Y en general todo el tiempo que allí pasamos yendo de maravilla en maravilla que quedarán por siempre en nuestra memoria.

TAMBIÉN OS PUEDE INTERESAR:
Castelo dos Mouros, Sintra, Portugal