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J.E. 3: Soto en Cameros - Trevijano - Peña Saida - Luezas - ...

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Trail stats

Distance
10.47 mi
Elevation gain
2,759 ft
Technical difficulty
Moderate
Elevation loss
2,759 ft
Max elevation
4,538 ft
TrailRank 
43
Min elevation
4,538 ft
Trail type
Loop
Time
4 hours 20 minutes
Coordinates
3046
Uploaded
March 29, 2022
Recorded
June 2020
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near Soto en Cameros, La Rioja (España)

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Itinerary description

RECORRIDO 3 DEL LIBRO "CRÓNICAS CIERTAS E INCIERTAS DEL CAMERO VIEJO"
AUTOR: JESÚS MARÍA ESCARZA SOMOVILLA

00:00. SOTO EN CAMEROS. (719 metros).
Situados frente al antiguo Hospital de San José (ahora albergue), sale por la derecha el viejo camino a Trevijano. La caja de la senda es ancha, empedrada en muchos tramos, pero la maleza con harta frecuencia deja una angostura por la que hay que transitar, evitando casi de continuo tanta planta espinosa como inunda el Camero Viejo.

00:15. ERMITA DE SAN MARTIN.
Una de las numerosas ermitas que tuvo Soto, conserva todavía buena parte de sus paredes, techumbre y el anexo de la sacristía. El camino inicia un giro hacia la izquierda para embocar el barranco de Trevijano, pierde altura y llega a un vado.

00:22. VADO DEL BARRANCO DE TREVIJANO.
El arroyo Trevijano suele tener un caudal escaso y por ello este vado no ofrece problemas. Tras unas revueltas pronunciadas, el camino sube muy tendido y va separándose poco a poco del cauce del río.

Como sucede en muchas partes del Camero Viejo, podemos ver los estratos rocosos a flor de tierra. La vegetación es profusa y variada, propia del terreno agreste que atravesamos: aulaga, espino, boj, enebro, espliego...

El arbolado salpica el paisaje formando algunos bosquetes de carrascas y robles. Junto al arroyo, unos pocos chopos acompañan su discurrir.

Este riachuelo baja desde Cuernosierra y en sus pocos kilómetros de longitud tiene que salvar un desnivel de 500 metros, lo que le obliga a precipitarse en continuas y hermosas cascadas que jalonan su descenso.

Llegamos a Trevijano con la grata sensación de haber transitado por un auténtico camino de herradura, la única vía de comunicación durante siglos que permitía el contacto entre los pueblos.

00:50. TREVIJANO. (1008 metros).
Salimos del pueblo por una pista que pasa por debajo de los depósitos del agua. En el arranque de la pista, un cartel indica: Sepulcro de Collado del Mallo, 2 km.".

El recorrido hasta el sepulcro está señalizado con marcas de pintura verde y blanca. La pista pierde altura, pasa junto a unos rediles de ganado y se acerca al arroyo.

01:05. BIFURCACION.
La pista continúa hacia la derecha, pero en este punto la abandonamos y seguimos al frente por una senda que cruza un barranquillo y asciende paralela al arroyo Trevijano.

En una primera confluencia de barrancos, el camino sigue el curso del que baja por nuestra derecha. Poco después, llegamos a una segunda confluencia. .

01:15. VADO ARROYO TREVIJANO.
En este punto cruzamos el arroyo principal (que baja de Cuernosierra) y tomamos el que viene por nuestra izquierda (del collado del Mallo).

01:25. COLLADO DEL MALLO. (1160 metros).
Los lugareños conocen este lugar como Fuente de los Legañosos. Aquí encontramos un sepulcro megalítico, rodeado de un pretil de piedras, que está datado entre el 3500 y 2300 antes de Cristo.
Unos metros más arriba pasa una pista, que viene por la derecha desde Clavijo. La tomamos y seguimos hacia la izquierda. Tras bordear un pequeño cerro, llegamos a un colladito, en donde encontramos una bifurcación.

01:35 BIFURCACION DE PISTAS.
Por el ramal de la derecha, ascendemos hasta llegar a una portilla que permite atravesar una alambrada y alcanzamos pocos metros después la cumbre alargada del Cerro Somero.

01:55. CERRO SOMERO. (1313 metros).
Hemos aparecido en una balconada que ofrece una magnífica panorámica de los valles Iregua y Ebro. Nos vencemos unos metros hacia la vertiente del Iregua para coger una trocha que marcha hacia la izquierda y que nos conduce enseguida a otro collado.

02:00. COLLADO ENTRE SOMERO Y SERREZUELA.
En este punto, una senda pierde altura hacia la izquierda para bajar a Luezas, que se ve a tiro de piedra. Pero debemos seguir el ascenso faldeando el cerro por la derecha,
caminando por una senda ancha que se termina perdiendo muy cerca ya de la cumbre.

02:10. SERREZUELA. (1333 metros).
Desde esta cumbre, Peña Saida se nos ofrece como un crestón rocoso de piedra blanca que mira al Norte. La vertiente que cae hacia el Iregua es muy escarpada y acoge una repoblación de pino, mientras que la que va hacia el Leza es más tendida y sin arbolado.

El descenso desde el Serrezuela tiene una pendiente muy acusada y atraviesa un canchal de piedra menuda salteado de plantas de boj.

02:25. COLLADO ENTRE SERREZUELA Y PEÑA SAIDA.
En este collado, encontramos una pista que, zigzagueando, nos permite engañar la subida hacia Peña Saida.

02:40. PORTILLA.
Abandonamos la pista por la que veníamos, cruzamos por esta portilla la alambrada que tenemos a nuestra derecha, y atacamos la subida final.

02:50. PEÑA SAIDA. (1378 metros).
Espléndido mirador en todas las direcciones. Si giramos sobre nuestros talones y hacemos una imaginaria rosa de los vientos, las cumbres que podemos reconocer desde el Oeste y hacia la derecha son las siguientes: montes Obarenes, sierra de Cantabria, Valmayor, Laturce, Aldera, Cuernosierra, muralla de Zenzano, Serrezuela, Somero, sierra La Hez, San Juan, sierra Ferneda, Peña Isasa, Atalaya, Monte Real, Piqueras, Cebollera, Horquín, Urbión, Cabezo del Santo, Cerroyera, sierra de la Demanda, Castillo de Viguera, Moncalvillo...
Amén de un sinfín de pueblos en los valles del Iregua y Ebro. Peña Saida está coronada por un mojón geodésico y por un buzón montañero colocado por la Sociedad de Montaña Sherpa en el año 1985.

Para continuar, es necesario desandar el camino hasta el último collado y ahí tomamos una trocha que desciende hacia la derecha siguiendo el curso de una vaguada, entre prados y antiguos campos de labor. La trocha termina saliendo a la carretera de acceso a Luezas, junto a la vieja fuente del pueblo.

03:20. LUEZAS. (1135 metros).
Luezas está situado en un pequeño rellano, al Sureste de la muga de Cameros, protegido de los vientos del Norte por las laderas que caen de Peña Saida, Serrezuela y Somero.
Como tantos pueblos del Camero Viejo, quedó despoblado y, cosas de la vida, años después abrieron una pista de tierra que sube desde el valle y que, recientemente, se ha asfaltado. Ello ha permitido que los vecinos pudieran volver a retomar sus casas, arreglarlas e, incluso, levantarlas nuevas. Aunque sea de forma temporal, en Luezas sigue habiendo vida.

La iglesia de la Asunción es un hermoso edificio con nave y torre de buena factura. Aunque el abandono le ha causado un apreciable deterioro, merece la pena asomarse para ver desde el hueco de la puerta la belleza de sus nervaduras góticas, rematando un espacio amplio y asolado por la desnudez.

Luezas tenía una ermita, la de San Andrés, y conserva otra con culto, la de Royuela, aguas abajo del barranco del mismo nombre, a medio camino entre Montalbo y Terroba, a la que acuden todos los años en romería.

Donde la calle se convierte en carretera, está la fuente vieja del pueblo, que sigue ofreciendo un agua deliciosa. Enfrente, lo poco que ha quedado del lavadero, y unos metros más arriba, las ruinas de lo que fue la fragua.

Cruzamos entre el frontón y la iglesia, giramos a la derecha, pasamos junto a una casa de nueva construcción y poco después abandonamos el pueblo. Los primeros cientos de metros del viejo camino a Soto aguantan bastante bien, pero poco a poco el manto arbustivo se va haciendo tan espeso que, en algún tramo, nos hace dudar si debajo de toda esa maleza continua la senda.

Descendemos por la solana del barranco Valderraquillos, moteado en su primera mitad de bajada de robles y carrascas. En el otro lado, la frescura que ofrece la umbría ha propiciado la existencia de un buen hayedo.

03:45. BARRANCO LATERAL Y PORTILLA.
Un pequeño barranco seco y una portilla que nos permite cruzar una vieja alambrada, es el límite del robledal. Ahora caminamos durante un rato por el borde inferior de una repoblación de pinos. Debemos ir atentos en este tramo para tomar un desvío.

04:00. BIFURCACION.
El camino más evidente sigue paralelo a la repoblación de pinos, pero en este punto tenemos que dejar su compañía para tomar una senda que pierde altura hacia la derecha, buscando una trocha que podemos ver más abajo.

A lo lejos, en la dirección que llevamos, divisamos un viejo corral: junto a él pasa el camino a Soto.

04:10. TROCHA.
Por ella caminamos un tramo. El arbolado ha quedado atrás y el y el terreno se ha vuelto más áspero y árido. Tras un barranquillo seco, la trocha asciende ligeramente y enseguida, hacia la derecha, sale una senda que tomamos y que llega poco después al corral en ruinas que habíamos divisado.

04:25. CORRAL. (920 metros).
A partir de aquí, el camino se va alejando del curso del barranco Valderraquillos. Atravesamos ahora antiguos bancales que los cameranos crearon para cultivar estas tierras tan austeras.

Soto se ve ya allí abajo y buscamos el descenso más cómodo, ya que el viejo camino discurre en este trecho entre muros de piedra que se han inundado de broza.

Entramos en el pueblo junto al cementerio (a la derecha), la ermita del Campo y una impresionante nevera (a la izquierda).

04:40. SOTO EN CAMEROS. (719 metros).
Soto es el pueblo más emblemático del Camero Viejo, el que mejor representa sus características orográficas, su peculiar arquitectura, su antiguo esplendor ganadero y textil, y su brutal decadencia tras la caída de la economía basada en la oveja merina.

A finales del siglo XVIII había en Soto unas 70 fábricas de tejidos. Cuando se creó la provincia de Logroño, en 1833, Soto con su aldea Treguajantes rondaba los 3000 habitantes. A mediados del siglo XIX, iban a la escuela del pueblo 250 niños, y varios curas se ocupaban de las cuestiones de la parroquia.

Con el hundimiento del comercio de la lana, los vecinos de Soto se vieron obligados a ganarle tierra para cultivos a una naturaleza sumamente abrupta y áspera como la que rodea el pueblo. Con grandes esfuerzos, labraron unos bancales tan estrechos muchos de ellos que apenas podían trabajarlos con la caballería.

Esta economía de subsistencia no fue suficiente para buena parte de los vecinos, que optaron por emigrar a la capital o, incluso, a los países de ultramar.

Durante décadas, Soto pareció olvidar su antiguo esplendor fabricando deliciosos mazapanes que dieron trabajo y de nuevo justa fama al pueblo. Pero a mediados del siglo XX, todas las fábricas de mazapanes, menos una, se bajaron a Logroño.

Esta vez la sangría de la despoblación dejó Soto sumido en un reducto de población envejecida que ocasionalmente se ve acompañada de los hijos emigrados a otras tierras en busca de mejor fortuna.

Además de Treguajantes, Soto tiene otras dos aldeas: Trevijano y Luezas.

La riqueza artística de Soto todavía la podemos apreciar en su parroquia de San Esteban y en las ermitas del Cortijo, San Martín, San Antón, San Babiles y del Campo. También en los puentes, en la nevera, en las plazas, en las calles empedradas y tortuosas, en las hermosas casas que se ciñen sabiamente a las quebraduras del terreno, con sus fachadas blancas y artesonado de madera... La arquitectura camerana en su máxima y más bella expresión.

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RELATO LITERARIO
"El cartero que susurraba al oído del caballo"

La muerte de Teotonio, el viejo cartero que había desempeñado su labor durante treinta y siete años, fue un trascendental suceso en la historia de Soto que dejó a todo el pueblo sumido en un profundo sentimiento de dolor.

Ni la mente más disparatada pudo imaginar que el sustituto, que llegó a los pocos días, habría de convertirse en una leyenda en toda la comarca de Cameros, y aún fuera de ella.

Apareció una plácida mañana de Abril, montado en un caballo color canela de hermosa y fina estampa. La bohemia figura destilaba un halo de irrealidad.

Los vecinos pronto se dieron cuenta que les había tocado en suerte un personaje peculiar. Aunque nunca tuvieron motivo de queja, el cartero era tema de conversación un día sí y otro también.

Pero no cabe duda que si habría de pasar a la historia por algún hecho, sería por el don natural que tenía de "hablar" con su caballo.

Eloy, que así se llamaba el cartero, salía pronto de casa los días de reparto, cuando el pueblo estaba todavía en silencio, y tan solo por las hilachas de humo que ascendían verticales desde algunas chimeneas, se sabía que allí había vida.

Si tomaba dirección a Santa Marina, una vez que dejaba atrás la ermita de San Babiles, salvaba la empinada ladera que cae hacia el Leza y, dando vista al barranquillo de San Blas, paraba a almorzar.

Cuando el tiempo lo permitía, se sentaba y disfrutaba del paisaje. Maquinalmente, echaba mano de la alforja de donde sacaba libreta y lápiz, y con parsimonia iba garabateando versos en el papel.

Eloy tenía alma de poeta, no lo podía negar. Si era otoño, cuando junto al arroyo los chopos difuminaban su verde intenso del verano y apuntaban un tono amarillento, cuando los pájaros se buscaban y se movían de un lado para otro en pequeños bandos, cuando el aire se tornaba más fino y trasparente, entonces el lápiz parecía cobrar vida propia y se deslizaba con más fluidez sobre el papel.

En esos momentos, Eloy se sentía atrapado por las musas y no podía hacer otra cosa que escribir. Cogía las cartas que correspondía repartir y, con voz pausada y clara, leía las direcciones al oído del caballo. Después, con un cachete en los cuartos traseros, lo despedía diciendo: "hala, ya sabes la labor". Eloy tornaba a los versos mientras el caballo, con paso tranquilo, enfilaba hacia pueblos y aldeas.

Los lugareños, viendo llegar el caballo solo, pensaban que el cartero se habría despeñado, pero no tardaron en saber la verdad. Se hacían cruces y juzgaban como milagroso que el caballo supiera leer. Eloy le quitaba importancia y aducía que la única cuestión de mérito era que el animal tenía buena memoria.

A fuerza de hacer los repartos, el caballo se conocía todas las sendas por insignificantes que fueran. Los vecinos se topaban con él y lo saludaban levantando levemente la boina,
como si se tratara de un convecino. Nunca dejaban de regalarlo con un poco de hierba o agua, y si era el caso, le curaban las mataduras.

Así se sucedieron los años, en el transcurso de los cuales Eloy fue tomando un aspecto místico tan acusado que más parecía un espíritu que un ser de carne y hueso. Vagaba como levitando, con la mirada perdida, absorto en su mundo poético.

A nadie extrañó cuando algún tiempo después, le encontraron junto a la ermita de Serrias, tieso como un palo, con los ojos abiertos mirando el cielo y sonriendo beatíficamente.

Don Arcadio, el médico de Soto, dictaminó que había fallecido de un paro cardíaco. Sin embargo, todo el que le había conocido no tuvo ninguna duda de qué había muerto Eloy, de melancolía, que es el mal de los poetas.

A raíz de la muerte del cartero, el caballo dejó de comer, y ni con la hierba más jugosa ni con el grano mejor elegido, consiguieron alimentarlo.

Todo el pueblo, apesadumbrado todavía por el fallecimiento de Eloy, asistía impotente a la lenta agonía del animal, que murió una semana después.

La pena de los vecinos era tan sincera que no dudaron en solicitar a don Gaspar, el párroco, permiso para enterrar el caballo en el cementerio.

Don Gaspar, que era una persona muy sensible, pensó que se trataba de una idea propia de buenos cristianos. De esta forma, uno junto al otro, quedaron enterrados para siempre.

De lo que digo dan fe las lápidas de alabastro con que sellaron las tumbas en el cementerio viejo de Soto en Cameros.

Waypoints

PictographWaypoint Altitude 3,063 ft
Photo ofBifurcación a la derecha

Bifurcación a la derecha

PictographWaypoint Altitude 3,301 ft
Photo ofCamino hacia el sepulcro de Collado del Mallo

Camino hacia el sepulcro de Collado del Mallo

PictographWaypoint Altitude 3,773 ft
Photo ofLuezas de Cameros

Luezas de Cameros

PictographWaypoint Altitude 3,743 ft
Photo ofLuezas desde el camino hacia Soto

Luezas desde el camino hacia Soto

PictographWaypoint Altitude 2,462 ft
Photo ofNevera de Soto

Nevera de Soto

PictographWaypoint Altitude 4,539 ft
Photo ofPeña Saida

Peña Saida

PictographWaypoint Altitude 4,316 ft
Photo ofPortilla

Portilla

PictographWaypoint Altitude 3,769 ft
Photo ofSepulcro del Mallo

Sepulcro del Mallo

PictographWaypoint Altitude 3,800 ft
Photo ofSepulcro desde la pista

Sepulcro desde la pista

PictographWaypoint Altitude 4,396 ft
Photo ofSerrezuela

Serrezuela

PictographWaypoint Altitude 4,260 ft
Photo ofSierra de Cantabria desde el Somero

Sierra de Cantabria desde el Somero

PictographWaypoint Altitude 4,260 ft
Photo ofSomero

Somero

PictographWaypoint Altitude 3,295 ft
Photo ofTrevijano

Trevijano

PictographWaypoint Altitude 2,718 ft
Photo ofVado arroyo Trevijano

Vado arroyo Trevijano

PictographWaypoint Altitude 3,527 ft
Photo ofVado arroyo Trevijano1

Vado arroyo Trevijano1

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