Guipúzcoa. Parque Natural Aiako Harria: Cascadas de Aitzondo y Meazuri - Elurretxe - Castillo del Inglés - Túneles mineros
near Meaka, País Vasco (España)
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Itinerary description
El Parque Natural Aiako Harria es un enclave de singular belleza situado en las estribaciones de los Pirineos, en el extremo oriental de Guipúzcoa, entre el Bidasoa y el Urumea. El enclave constituye el arranque de la cadena pirenaica en su extremo occidental. Fue declarado Parque Natural el 11 de abril de 1995 con posterior designación de Zona de Especial Conservación de la Red Natura 2000 en el 2013. Sus tres cimas principales son Irumugarrieta (806 m), Txurrumurru (821 m) y Erroilbide (843 m).
El interés geológico se acentúa por la presencia de filones mineros, algunos conocidos y explotados al menos desde la época romana. En el área de Arditurri-Otsamantegi (Oiartzun) se han realizado actividades mineras desde al menos la época romana y hasta el año 1984. A lo largo de la historia se han extraído en Aiako Harria diferentes minerales como plata, cobre, hierro y cinc.
La ruta de hoy nos permite conocer parte de este Parque: nos acercaremos a las cascadas de Aitzondo y Meazuri; admiraremos en la lejanía la bahía de Txingudi, con las poblaciones de Hondarribia, Irún y Hendaya al fondo; observaremos desde cerca el monte Jaizkibel y el valle de Oiartzun; y atravesaremos las galerías mineras de Meazuri en el tramo final del recorrido.
Comenzamos la ruta desde el parking próximo a la sidrería Ola Sagardotegia, parking amplio que, al menos, cuando realizamos esta ruta a primeros de mayo (sábado), no encontramos ningún problema para aparcar a la hora a la que llegamos (sobre las 09:20). Es totalmente gratuito.
Nos dirigimos hacia el interior del valle. En apenas 700 m, cogemos una senda PR por el lado derecho que nos acerca a los Hornos de Irugurutzeta. Este enclave constituye la mayor batería de hornos existente en Guipúzcoa y una de las más importantes del País Vasco. A pesar de sus diferencias externas, todos tenían la misma función y características: una enorme cámara de calcinación con alimentación superior y unas bocas inferiores para la descarga. Tras ser calcinados, los minerales de hierro eran cargados en las vagonetas y de ahí partían a la estación de Kostorbe en el barrio irunés de Mendibil. Desde allí, se transportaban a Hendaya (para su posterior exportación a otras zonas de Francia, como Bayona o las Landas, e incluso a otros países como Bélgica, Alemania o Inglaterra), y a los puertos de Pasaia, Bilbao… Su destino eran los Altos Hornos.
Abandonamos los Hornos y, a través de un sendero balizado con un indicativo en el que se señala “Aitzondo ur-jauzia", nos encontraremos con una pequeña pero empinada cuesta con la que subiremos 65 metros en 200 metros. Tras la subida, toca un tramo llano que discurre junto al río. Una vez transitado este tramo llegaremos al siguiente ascenso, un pequeño zig-zag flanqueado con unos pequeños cables a modo de barandilla que nos ayudan subir. Además, el suelo tiene piedras a modo de escalera que facilitan la subida.
Al finalizar la subida, nos encontraremos con una pista y unos postes indicativos. Hacia la izquierda está la Cascada de Aitzondo (Aitzondoko ur-jauzia) y, hacia la derecha, Ibarla. Primero iremos hacia la cascada y después volveremos a este punto para ir dirección a Ibarla. Al continuar por la izquierda, en ascenso paralelo al río, nos encontramos con la cascada de Aitzondo con una caída de 140 metros. La veremos en su tramo inferior desde la que no tomaremos nota todavía de su enorme grandeza.
Después retrocederemos nuestros pasos dirección a Ibarla. Pista ancha y de fácil transito que luego pasa a pista de cemento, tomando dirección izquierda en continuo y suave ascenso.
Recorridos poco más de 1 km por esta pista, vamos a tomar una senda que sale hacia la izquierda, senda que nos dejará a los pies del mismo arroyo Aitzondo
ATENCION: el tramo desde el km. 4,5 al 4,8 (300 m), está trazado a mano. Nosotros nos desviamos por una senda anterior al objeto de acabar desembocando en esta senda y se nos complicó atravesando una zona totalmente inaccesible. Como no voy a reproducir nuestro error, me he permitido el lujo de trazar este tramo a mano y esperar en no estar equivocado. Si alguien sigue esta traza, extremar máxima precaución entre estos dos puntos. Si no fuese una senda accesible, hacérmelo saber bien para reproducir el tramo correcto o eliminar este recorrido a causa de este punto de inaccesibilidad.
Superado el escollo de 300 m indicado anteriormente, la senda hasta los pies del arroyo es fácil de seguir y nos adentra por un bellísimo bosque. Cruzamos el arroyo, a través de unas piedras habilitadas para ello, para dirigirnos a las cascada de Meazuri, hermosa pero al mismo tiempo misteriosa, pues la parte baja de la cascada está hecha por el hombre y, justamente por debajo de ella, observaremos unas simas sumamente profundas. Atravesamos este punto por un camino estrecho y habilitado para ello, extremando máxima precaución para los que sufren de vértigo. Es un tramo de apenas 20 m marcado su inicio en el punto km. 6,2 del trazado.
Alcanzado el tramo superior de esta cascada, el más hermoso, y marcado en la traza como "Gran salto de Meazuri", seguimos por la senda y sin pérdida alguna y tras cruzar el arroyo del Aitzondo por diferentes puntos y sin mayor dificultad, llegaremos en poco más de 1,3 km al parking Elurretxe, punto de inicio de muchísimas rutas a este Parque Natural.
Girando a izquierda y en ascenso desde el parking, nos dirigimos a la zona de los Neveros, alcanzando uno en apenas 300 m. Los pozos neveras o elurzulos son unas construcciones dedicadas al almacenamiento y conservación de hielo. El que aquí observamos es de tipo artificial de montaña consistente en pozo y cubierta. Para la conservación del hielo, en la base de la nevera se colocaban tablas, sarmientos o barrotes de hierro con el fin de que el hielo no contactara con la nieve derretida. La nieve era pisada y endurecida hasta formar una capa de hielo la cual oscilaba entre 20 y 50 cm. Entre capa y capa de hielo se colocaban otras capas compuestas de helecho, paja, hojas de haya o vegetales que servían como aislantes y facilitaban su separación en el momento de la extracción del hielo del nevero.
Retomamos nuestro caminar y, tras cruzar por un portalón, llegaremos a las ruinas del Palacio o Castillo del Inglés, aunque nunca fue un castillo ni tampoco propiedad de ningún ciudadano británico. Se trata de las ruinas de un edificio construido a partir de 1887 entre pastizales y pequeños bosques repoblados de alerces y hayas trasmochas. Estas hayas, que presentan un tronco grueso y nudoso, fueron taladas por nuestros antepasados por la actividad de ferrones y mineros, como es el caso que nos ocupa, ya que el edificio fue construido para alojamiento de mineros que trabajaban en las explotaciones de la zona, como el llamado coto de San Fernando que contaba con una veintena de galerías. Además del alojamiento para trabajadores, el edificio de dos plantas, contaba con dependencias para dirección y oficinas, a las que se accedía por una elegante escalinata de piedra de la que hoy en día quedan algunos restos, lo mismo que parte de su fachada. Por su sobria estructura fue popularmente conocido como palacio, y por degeneración, sin que conozcamos los motivos, como 'Castillo del inglés'.
Dejamos las ruinas atrás y en unos 700 m abandonaremos esta senda por otro portalón, esta vez de salida. Seguimos por la senda que nos enfrenta y, en 400 m llegaremos a un punto con panorámica bellísima a la bahía de Txingudi, al frente, y al monte Jaizkibel y el valle de Oiartzun, a nuestra izquierda.
Seguimos esta senda, en ligero descenso, hasta cruzar la carretera. Tomamos otra senda a izquierda que abandona la carretera, también descendente, que nos adentra de nuevo en el bosque hasta devolvernos al punto en que cruzamos por primera vez el arroyo del Aitzondo en el tramo de ida. Pero, en esta ocasión, no lo cruzamos y seguiremos la amplia senda que nos llevará, en apenas 300 m, al coto minero de Meazuri a través de una galería de túneles por los que se conducía, en otros tiempos, el mineral mediante un tren arrastrado por animales. Serán 5 pequeños túneles que atravesaremos (se aconseja llevar linterna o hacer uso de la que nos proporciona los móviles) tras los cuales tendremos, ahora sí, una bellísima estampa de la gran caída de la cascada de Aitzondo.
Ya solo nos queda por descender 2 km por esta senda hasta llegar al punto de inicio de nuestra ruta. Un recorrido lleno de grandísima belleza que no dejará indiferente a nadie.
Índice IBP de la ruta
El interés geológico se acentúa por la presencia de filones mineros, algunos conocidos y explotados al menos desde la época romana. En el área de Arditurri-Otsamantegi (Oiartzun) se han realizado actividades mineras desde al menos la época romana y hasta el año 1984. A lo largo de la historia se han extraído en Aiako Harria diferentes minerales como plata, cobre, hierro y cinc.
La ruta de hoy nos permite conocer parte de este Parque: nos acercaremos a las cascadas de Aitzondo y Meazuri; admiraremos en la lejanía la bahía de Txingudi, con las poblaciones de Hondarribia, Irún y Hendaya al fondo; observaremos desde cerca el monte Jaizkibel y el valle de Oiartzun; y atravesaremos las galerías mineras de Meazuri en el tramo final del recorrido.
Comenzamos la ruta desde el parking próximo a la sidrería Ola Sagardotegia, parking amplio que, al menos, cuando realizamos esta ruta a primeros de mayo (sábado), no encontramos ningún problema para aparcar a la hora a la que llegamos (sobre las 09:20). Es totalmente gratuito.
Nos dirigimos hacia el interior del valle. En apenas 700 m, cogemos una senda PR por el lado derecho que nos acerca a los Hornos de Irugurutzeta. Este enclave constituye la mayor batería de hornos existente en Guipúzcoa y una de las más importantes del País Vasco. A pesar de sus diferencias externas, todos tenían la misma función y características: una enorme cámara de calcinación con alimentación superior y unas bocas inferiores para la descarga. Tras ser calcinados, los minerales de hierro eran cargados en las vagonetas y de ahí partían a la estación de Kostorbe en el barrio irunés de Mendibil. Desde allí, se transportaban a Hendaya (para su posterior exportación a otras zonas de Francia, como Bayona o las Landas, e incluso a otros países como Bélgica, Alemania o Inglaterra), y a los puertos de Pasaia, Bilbao… Su destino eran los Altos Hornos.
Abandonamos los Hornos y, a través de un sendero balizado con un indicativo en el que se señala “Aitzondo ur-jauzia", nos encontraremos con una pequeña pero empinada cuesta con la que subiremos 65 metros en 200 metros. Tras la subida, toca un tramo llano que discurre junto al río. Una vez transitado este tramo llegaremos al siguiente ascenso, un pequeño zig-zag flanqueado con unos pequeños cables a modo de barandilla que nos ayudan subir. Además, el suelo tiene piedras a modo de escalera que facilitan la subida.
Al finalizar la subida, nos encontraremos con una pista y unos postes indicativos. Hacia la izquierda está la Cascada de Aitzondo (Aitzondoko ur-jauzia) y, hacia la derecha, Ibarla. Primero iremos hacia la cascada y después volveremos a este punto para ir dirección a Ibarla. Al continuar por la izquierda, en ascenso paralelo al río, nos encontramos con la cascada de Aitzondo con una caída de 140 metros. La veremos en su tramo inferior desde la que no tomaremos nota todavía de su enorme grandeza.
Después retrocederemos nuestros pasos dirección a Ibarla. Pista ancha y de fácil transito que luego pasa a pista de cemento, tomando dirección izquierda en continuo y suave ascenso.
Recorridos poco más de 1 km por esta pista, vamos a tomar una senda que sale hacia la izquierda, senda que nos dejará a los pies del mismo arroyo Aitzondo
ATENCION: el tramo desde el km. 4,5 al 4,8 (300 m), está trazado a mano. Nosotros nos desviamos por una senda anterior al objeto de acabar desembocando en esta senda y se nos complicó atravesando una zona totalmente inaccesible. Como no voy a reproducir nuestro error, me he permitido el lujo de trazar este tramo a mano y esperar en no estar equivocado. Si alguien sigue esta traza, extremar máxima precaución entre estos dos puntos. Si no fuese una senda accesible, hacérmelo saber bien para reproducir el tramo correcto o eliminar este recorrido a causa de este punto de inaccesibilidad.
Superado el escollo de 300 m indicado anteriormente, la senda hasta los pies del arroyo es fácil de seguir y nos adentra por un bellísimo bosque. Cruzamos el arroyo, a través de unas piedras habilitadas para ello, para dirigirnos a las cascada de Meazuri, hermosa pero al mismo tiempo misteriosa, pues la parte baja de la cascada está hecha por el hombre y, justamente por debajo de ella, observaremos unas simas sumamente profundas. Atravesamos este punto por un camino estrecho y habilitado para ello, extremando máxima precaución para los que sufren de vértigo. Es un tramo de apenas 20 m marcado su inicio en el punto km. 6,2 del trazado.
Alcanzado el tramo superior de esta cascada, el más hermoso, y marcado en la traza como "Gran salto de Meazuri", seguimos por la senda y sin pérdida alguna y tras cruzar el arroyo del Aitzondo por diferentes puntos y sin mayor dificultad, llegaremos en poco más de 1,3 km al parking Elurretxe, punto de inicio de muchísimas rutas a este Parque Natural.
Girando a izquierda y en ascenso desde el parking, nos dirigimos a la zona de los Neveros, alcanzando uno en apenas 300 m. Los pozos neveras o elurzulos son unas construcciones dedicadas al almacenamiento y conservación de hielo. El que aquí observamos es de tipo artificial de montaña consistente en pozo y cubierta. Para la conservación del hielo, en la base de la nevera se colocaban tablas, sarmientos o barrotes de hierro con el fin de que el hielo no contactara con la nieve derretida. La nieve era pisada y endurecida hasta formar una capa de hielo la cual oscilaba entre 20 y 50 cm. Entre capa y capa de hielo se colocaban otras capas compuestas de helecho, paja, hojas de haya o vegetales que servían como aislantes y facilitaban su separación en el momento de la extracción del hielo del nevero.
Retomamos nuestro caminar y, tras cruzar por un portalón, llegaremos a las ruinas del Palacio o Castillo del Inglés, aunque nunca fue un castillo ni tampoco propiedad de ningún ciudadano británico. Se trata de las ruinas de un edificio construido a partir de 1887 entre pastizales y pequeños bosques repoblados de alerces y hayas trasmochas. Estas hayas, que presentan un tronco grueso y nudoso, fueron taladas por nuestros antepasados por la actividad de ferrones y mineros, como es el caso que nos ocupa, ya que el edificio fue construido para alojamiento de mineros que trabajaban en las explotaciones de la zona, como el llamado coto de San Fernando que contaba con una veintena de galerías. Además del alojamiento para trabajadores, el edificio de dos plantas, contaba con dependencias para dirección y oficinas, a las que se accedía por una elegante escalinata de piedra de la que hoy en día quedan algunos restos, lo mismo que parte de su fachada. Por su sobria estructura fue popularmente conocido como palacio, y por degeneración, sin que conozcamos los motivos, como 'Castillo del inglés'.
Dejamos las ruinas atrás y en unos 700 m abandonaremos esta senda por otro portalón, esta vez de salida. Seguimos por la senda que nos enfrenta y, en 400 m llegaremos a un punto con panorámica bellísima a la bahía de Txingudi, al frente, y al monte Jaizkibel y el valle de Oiartzun, a nuestra izquierda.
Seguimos esta senda, en ligero descenso, hasta cruzar la carretera. Tomamos otra senda a izquierda que abandona la carretera, también descendente, que nos adentra de nuevo en el bosque hasta devolvernos al punto en que cruzamos por primera vez el arroyo del Aitzondo en el tramo de ida. Pero, en esta ocasión, no lo cruzamos y seguiremos la amplia senda que nos llevará, en apenas 300 m, al coto minero de Meazuri a través de una galería de túneles por los que se conducía, en otros tiempos, el mineral mediante un tren arrastrado por animales. Serán 5 pequeños túneles que atravesaremos (se aconseja llevar linterna o hacer uso de la que nos proporciona los móviles) tras los cuales tendremos, ahora sí, una bellísima estampa de la gran caída de la cascada de Aitzondo.
Ya solo nos queda por descender 2 km por esta senda hasta llegar al punto de inicio de nuestra ruta. Un recorrido lleno de grandísima belleza que no dejará indiferente a nadie.
Índice IBP de la ruta
Waypoints
Risk
-32,805 ft
Giro izquierda (trazo a mano)
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