GR-J1 - Etapa 6: Jódar - Torreperogil
near Jódar, Andalucía (España)
Viewed 11 times, downloaded 0 times
Trail photos
Itinerary description
Etapa muy cómoda, con subidas y bajadas suaves a través de colinas por caminos de tierra blanca y piedrecitas, con algunos parches asfaltados.
Atravesamos Jódar de sur a norte para salir por la Calle Camino de Úbeda (si es que no puede estar más claro). Cruzamos la A-401. Y ya está: 20 kilómetros entre millones de olivos nos separan de Úbeda. El único elemento reseñable son unas vías de tren que habrá que cruzar en el kilómetro 11,25 de la etapa y poco después un puente sobre el río Guadalquivir.
Úbeda se encuentra en una zona elevada y se divisa difusamente casi desde que entramos en este bosque de olivos. Y como los castillos en los cuentos de hadas, se ve rodeado de colinitas sembradas con caminitos que se dirigen allí. Muchos de estos olivos son claramente centenarios, lo que añade interés a lo previsto viendo esta etapa desde arriba en Google Maps.
Hora y media después de entrar en el Camino a Úbeda (zona con nimio tráfico en esta época en que los olivos están perdiendo las flores y apenas comienzan a brotar las aceitunas) de repente me percato de que detrás de mí hay un hombre con una azada al hombro. Camina más rápido que yo y se acerca. No debe haber nadie más en un kilómetro a la redonda. Mi educación audiovisual me ordena que me inquiete y apriete el paso. Pero mi educación lógica, más intensa, me sugiere saludarle cuando se encuentre a diez metros, a ver cómo reacciona. Lo hago, me devuelve el saludo, y conversamos un rato. Este año habrá muy buena cosecha de aceite de oliva por las lluvias que han caído, pero luego no bajan los precios en el supermercado y a él le pagan lo mismo. Que además es tanto como gana un matrimonio que él conoce y que vive de las paguitas del Estado sin hacer nada. Yo intento introducir en la conversación elementos para explicar su situación y posibles soluciones, pero no, él ya tiene clara la solución: paguitas para nadie, y bajar los impuestos. Pues bueno... ¿Qué posibilidades va a tener la opinión de un mochilero frente al permanente martilleo mediático iliberal (en diferentes grados) de los Griso, Quintana, Vallés, Motos y Ferreras? Es políticamente descorazonador, aunque yo ya lo tengo asumido tras escuchar lo que se habla en algunos de los pueblos por los que he pasado: se habla de lo que dice la tele, en los términos y dentro de los marcos establecidos por la tele, y más te vale callarte en caso de que pienses otra cosa so pena de quedar expulsado del grupo de parroquianos del bar del pueblo. En fin.
Llegamos a Úbeda por el Camino a Granada. Atravesamos su centro histórico y seguimos hacia Torreperogil por el Camino de Valencia. A la salida, hay una zona en la que aficionados vuelan drones. Uno especialmente dedicado se encuentra sentado en una silla de playa con unas gafas-casco de realidad virtual y un mando-control remoto. Supongo que está viendo lo que graba el dron que maneja como si estuviera dentro pilotándolo.
El Camino el Quejical con el que llegamos a Torreperogil además de olivos contiene flora primaveral, así que es más agradable. Entre Úbeda y nuestro destino hay una aldea fantasma (mayoría de casas en ruinas) que se llama San Bartolomé. Siendo de día parece el escenario de una invasión de zombies, así que por la noche ni me imagino.
A Torreperogil se llega entrando por un polígono industrial, y aunque parece en un par de ocasiones que el camino está cortado, se puede seguir hasta el puentecillo que conecta con el pueblo. Si no vais solos, considerad cruzarlo de uno en uno, porque hay una señal que indica que el peso máximo permitido es 150kg. Es un puente gordófobo.
Atravesamos Jódar de sur a norte para salir por la Calle Camino de Úbeda (si es que no puede estar más claro). Cruzamos la A-401. Y ya está: 20 kilómetros entre millones de olivos nos separan de Úbeda. El único elemento reseñable son unas vías de tren que habrá que cruzar en el kilómetro 11,25 de la etapa y poco después un puente sobre el río Guadalquivir.
Úbeda se encuentra en una zona elevada y se divisa difusamente casi desde que entramos en este bosque de olivos. Y como los castillos en los cuentos de hadas, se ve rodeado de colinitas sembradas con caminitos que se dirigen allí. Muchos de estos olivos son claramente centenarios, lo que añade interés a lo previsto viendo esta etapa desde arriba en Google Maps.
Hora y media después de entrar en el Camino a Úbeda (zona con nimio tráfico en esta época en que los olivos están perdiendo las flores y apenas comienzan a brotar las aceitunas) de repente me percato de que detrás de mí hay un hombre con una azada al hombro. Camina más rápido que yo y se acerca. No debe haber nadie más en un kilómetro a la redonda. Mi educación audiovisual me ordena que me inquiete y apriete el paso. Pero mi educación lógica, más intensa, me sugiere saludarle cuando se encuentre a diez metros, a ver cómo reacciona. Lo hago, me devuelve el saludo, y conversamos un rato. Este año habrá muy buena cosecha de aceite de oliva por las lluvias que han caído, pero luego no bajan los precios en el supermercado y a él le pagan lo mismo. Que además es tanto como gana un matrimonio que él conoce y que vive de las paguitas del Estado sin hacer nada. Yo intento introducir en la conversación elementos para explicar su situación y posibles soluciones, pero no, él ya tiene clara la solución: paguitas para nadie, y bajar los impuestos. Pues bueno... ¿Qué posibilidades va a tener la opinión de un mochilero frente al permanente martilleo mediático iliberal (en diferentes grados) de los Griso, Quintana, Vallés, Motos y Ferreras? Es políticamente descorazonador, aunque yo ya lo tengo asumido tras escuchar lo que se habla en algunos de los pueblos por los que he pasado: se habla de lo que dice la tele, en los términos y dentro de los marcos establecidos por la tele, y más te vale callarte en caso de que pienses otra cosa so pena de quedar expulsado del grupo de parroquianos del bar del pueblo. En fin.
Llegamos a Úbeda por el Camino a Granada. Atravesamos su centro histórico y seguimos hacia Torreperogil por el Camino de Valencia. A la salida, hay una zona en la que aficionados vuelan drones. Uno especialmente dedicado se encuentra sentado en una silla de playa con unas gafas-casco de realidad virtual y un mando-control remoto. Supongo que está viendo lo que graba el dron que maneja como si estuviera dentro pilotándolo.
El Camino el Quejical con el que llegamos a Torreperogil además de olivos contiene flora primaveral, así que es más agradable. Entre Úbeda y nuestro destino hay una aldea fantasma (mayoría de casas en ruinas) que se llama San Bartolomé. Siendo de día parece el escenario de una invasión de zombies, así que por la noche ni me imagino.
A Torreperogil se llega entrando por un polígono industrial, y aunque parece en un par de ocasiones que el camino está cortado, se puede seguir hasta el puentecillo que conecta con el pueblo. Si no vais solos, considerad cruzarlo de uno en uno, porque hay una señal que indica que el peso máximo permitido es 150kg. Es un puente gordófobo.
Waypoints
You can add a comment or review this trail
Comments