GARGANTA DE LOS MONTES-PEÑAHONDA-CERRO CASTILLEJOS-MONDALINDO-PEÑA NEGRA-LOMA MATA ÁGUILA-PEÑA REDONDA-PEÑA Y COLLADO QUIÑON

Marcha realizada el sábado 24 de febrero de 2018
AVISO: Se entiende, que todo aquel que quiera realizar esta misma ruta, asume la responsabilidad que conlleva una actividad no exenta de posibles riesgos o incidentes, en un entorno en el que el sentido común y las circunstancias pueden marcar la diferencia entre pasar un buen día o todo lo contrario.
Hace un mes que intentamos subir al Mondalindo, pero las rachas fuertes y gélidas de un viento de norte sólo nos dejaron llegar hasta Peña Negra. Por eso hoy, aunque con previsión de fuertes heladas, pero sin viento; hemos vuelto hasta el pueblo de Garganta de los Montes, para acabar lo que dejábamos a medias.

Como en la anterior ocasión, salimos desde el aparcamiento, que nada más entrar al pueblo por la derecha, se ha habilitado para preservar libre de coches y humos el interior de la población. Dejamos dicho aparcamiento para coger una senda que a los cien metros nos permite pasar las vías del tren por encima, y que aún continúa otros doscientos metros más paralelos a dichas vías, que se pueden ver un buen trecho más debajo de por donde caminamos. Trescientos cincuenta metros después, llegamos a una fuente que marca el cambio de rumbo a suroeste, lo que nos irá metiendo por una serie de fincas valladas a ambos lados de una senda, que por momentos se va convirtiendo en sendero fácil de seguir. En realidad hemos cogido el camino natural hacia el pueblo de Canencia, cruzándonos poco antes del kilómetro con la pista, que de haber cogido al poco de pasar la citada fuente, también nos habría traído hasta aquí, aunque dando algo más de vuelta. Al kilómetro y medio de recorrer el camino que hemos elegido, en lugar de la citada pista, lo abandonamos; dejando el camino hacia Canencia por la derecha, para seguir nosotros de frente, ahora por una pista que aún llevaremos durante un kilómetro y medio más. A destacar que al kilómetro de seguir por dicha pista, veremos otra por la izquierda que habrá que evitar, pues ésta además de obligarnos a perder cota, nos introduciría en un laberinto de terrenos cercados, que aunque abandonados la mayoría, no tendrían solución de continuidad. El sendero que hemos cogido nada más pasar dos fuentes muy cercanas la una a la otra, y de las que sólo la segunda parece denominarse fuente de Matainiesta; continúa durante un kilómetro y cuarto más para en los últimos metros pegarse al límite municipal por la derecha y acabar en la puerta metálica de dicho límite que daría paso al otro lado, pero que no hay que sobrepasar. En realidad estamos en una especie de colladito, a poco más de dos kilómetros del collado Abierto y del collado de la Majada de los Arrieros, por los que se pasa si se sube al Mondalindo desde Cabeza la Braña y el puerto de Canencia.

La ascensión al Mondalindo, hemos preferido hacerla hoy por su vertiente noroeste, pensando que íbamos a pisar mucha más nieve de la que en realidad quedaba, y que por cierto se encontraba bastante dura, aunque sin dificultad para progresar por ella. Casi sin darnos cuenta y desde el colladito que citábamos, nos hemos plantado en el marcado resalte que tiene esta parte de la subida y que no es otro que el cerro de los Castillejos, al que se llega tras kilómetro y pico de subida, salvando doscientos metros de desnivel.

En este tramo de subida, siempre pegados al límite municipal por su lado izquierdo, hemos ido viendo algún que otro manantial, que deja caer su líquido elemento hacia la zona de Peñahonda y el valle del mismo nombre, para acabar generando el ramillete de arroyos que unos kilómetros más adelante se unirán al río Lozoya. También hemos tenido en forma de regalo, el vuelo de un águila real, que durante poco más de un minuto nos ha sobrevolado, hasta que finalmente ha enfilado hacia el Escorial. Seguimos recorriendo la parte más dura de la marcha, pues desde este último cerro, aún nos quedan por salvar algo más de doscientos cincuenta metros de desnivel en un kilómetro y medio de recorrido; teniendo como única precaución el que a los trescientos metros desde el cerro del Castillejo habrá que pasar al otro lado de la cerca-límite municipal, para acabar la parte final de la subida por este otro lado.

Nos vamos acercando al Mondalindo, y ya podemos ver varios grupos que por haber madrugado más que nosotros retoman la caminata, unos en la misma dirección que nosotros hacia Peña Negra, y otros por el empinado sendero de su vertiente suroeste, bien hacia la Fuente del Agua Fría, para acabar bajando al pueblo de Bustarviejo, o bien por su parte sureste hacia las Peñas de las Cabras, y así poder acabar en la población de Valdemanco.

Nosotros hacemos una pequeña parada, para recuperar las fuerzas, así como para disfrutar de las inmejorables vistas, que hacia el sur nos muestra la sierra de la Cabrera y la Cuerda Larga, que por su parte norte se ve con una nevada impresionante. Hacia el oeste y aunque en primer lugar Cabeza la Braña intenta tapar algo la visión, sin embargo no impide ver una buena parte de la cuerda del Peñalara, con las Dos Hermanas a su izquierda, y a su derecha el siempre técnico y delicado, sobre todo con nieve-hielo del paso por el risco de los Claveles, tras el que también se ve la cumbre del Pájaro. A continuación y ya hacia el noroeste de nuestra posición, también con una buena nevada, toda la cuerda de los Montes Carpetanos, en los que siempre es muy fácil distinguir, además del pico del Nevero con su redonda hoya glaciar a sus pies, los múltiples puertos que tiene y que también se aprecian, como el puerto de Navafría, de Malagosto, de las Calderuelas, y del Reventón.

Nos hemos quedado solos, y también tenemos que reanudar una caminata, que ahora con rumbo norte nos llevará hasta Peña Negra en poco más de kilómetro y medio, primero con una ligera bajada de unos setenta metros, para rápidamente volver a subir hasta pasar los mil ochocientos treinta metros que tiene la cumbre de Peña Negra, en la que siempre llaman la atención una antenas tan ortopédicas y poco o nada fotogénicas.

Tras recuperar las fuerzas, continuamos el recorrido, ahora todo el tiempo de bajada, por una cuerda del Mondalindo, que por tratarse ahora de su vertiente norte, ha sido capaz de preservar algún buen trecho de nieve, que requiere de cierta maña, sobre todo en los tramos de cortafuegos con fuerte pendiente de bajada. Casi sin darnos cuenta y con un buen ritmo de bajada, nos hemos plantado en el collado del Quiñón, habiendo dejado atrás toda la Loma de Mata Águila, con la Peña Redonda y el cerro del Quiñón. Desde dicho collado hasta el pueblo, poco más de veinte minutos de bajada, en la que nos vamos encontrando en forma de arroyos, el agua que por la mañana veíamos manar en la loma norte del Mondalindo y del cerro de los Castillejos.