Faro del Caballo en otoño

Faro del Caballo en otoño
Aprovechamos un radiante y cálido día de otoño para explorar los alrededores del Monte Buciero que se ubica pegado a la localidad cántabra de Santoña. Buscamos sitio para aparcar porque el espectacular día de playa ha animado a numerosa gente a visitar la playa que se situa frente a Laredo, pero finalmente encontramos sitio algo más alejado del mar sin problema.
Tras un par de cuestas por asfalto llegamos a las puertas del Fuerte San Martín que vigilaba en su día la desembocadura del río Asón con su ría entre Laredo y Santoña. Ahí mismo podemos consultar un cartel con posibles rutas por el parque natural del monte Buciero y decidimos visitar el Faro del Caballo del que tengo muy buenas referencias como entorno espectacular.
Enseguida la pista se vuelve de piedras con pendiente constante internándose en el bosque de hayas y encinas aportan sombra al camino casi en todo el recorrido. La pendiente termina cuando el bosque se abre a nuestra derecha y nos permite vislumbrar la Punta del Fraile precipitándose verticalmente sobre las aguas del mar. Superada dicha zona el camino empieza a bajar hasta alcanzar el desvío al Faro a la derecha señalizado con un cartel que advierte que hay más de 700 escaleras para llegar a él.
El primer tramo de escaleras enmascara la verdadera bajada que se abre ante nuestros ojos en el segundo tramo con una vertiginosa interminable pendiente hacia el fondo del acantilado. Una cable de acero permite ayudarse en la angosta y espectacular bajada que parece que no termina nunca hasta que alcanzamos el Faro del Caballo tras descender alrededor de 160 metros de desnivel vertical. Mucha gente disfrutando del impresionante lugar donde las aguas esmeraldas y los impresionantes acantilados nos rodean por uno y otro lado. La escalinata sigue hasta el nivel del mar para los que se animen a darse un chapuzón. Numerosas embarcaciones también se acercan al lugar para disfrutar del paisaje. Realmente merece la pena el esfuerzo.
Vuelta para arriba por el impresionante tramo de escaleras para volver al punto de desvío y en este caso, en vez de seguir rodeando el monte por la costa, nos internamos por la pista que se abre en frente del desvío hacia el faro, internándonos en el bosque bastante más solitario que la pista que nos ha llevado hasta el faro.
Tras cruzar todo el bosque desembocamos en la pista de cemento que viene de la Playa de Berria que se otea en el horizonte junto al Penal del Dueso. Enseguida la pista se vuelve asfaltada y nos lleva en suave y constante bajada hasta el punto de partida.
Ruta muy recomendable tanto por las espectaculares vistas del Faro del Caballo como por el agradable y tranquilo bosque de hayas y encinas.