Euba - Cascadas de Oromiño

La ruta de hoy la hacemos bajo una lluvia incesante que terminará por impedirnos el completar nuestro objetivo a pesar de que, con toda intención, la ruta elegida transita en más de un 80% por carreteras o pistas hormigonadas. Empezamos a caminar desde la zona de aparcamiento que se encuentra en Euba, junto a la carretera nacional. El tráfico allí es incesante por lo que decidimos dar un pequeño rodeo para salvar la carretera por un paso inferior. Aún así hemos de caminar unos metros por detrás de las protecciones hasta desviarnos por la carretera que bordea Befesa y pasa por debajo de la autopista.
Seguimos por carretera, ésta sin circulación, hasta el barrio de Saratsugoikoa donde tomamos un sendero por monte que nos lleva hasta una nueva carretera, que ya no abandonaremos, sea asfalto u hormigón, hasta pasada la Central Hidroeléctrica. En toda esta parte no hay grandes desniveles, todo lo más algún pequeño repecho.
Una vez superada la Central hemos de estar atentos para desviarnos por una pista, por la derecha, que nos interna en el bosque y nos lleva hasta la primera cascada. Hemos de salvar el arroyo, bastante crecido por las lluvias pero todavía superable aunque nos deja un poco pendientes de no retrasarnos para no encontrarlo insalvable a la vuelta. Una vez al otro lado del arroyo surgen diversos desvíos de la pista, pero para no perderse hay que tomar siempre la que sube. Es la mejor indicación.
Encontramos un repecho corto pero con buena pendiente, muy embarrado, que hemos de remontar para alcanzar el canal. Desde ahí todavía seguimos subiendo un trecho pero hay que estar al loro para no saltarse, como nos pasó a nosotros, el pequeño desvío a la derecha que se dirige a confluir con el arroyo.
La cosa se complica. El sendero está, en alguna zona próxima al río, totalmente invadido de matas y argomas aunque conseguimos llegar hasta el arroyo sin mayores problemas. Pero ahí se acaba nuestro gozo. No estamos ni a cien metros de la cascada que era nuestro objetivo, pero hay que cruzar nuevamente el arroyo y aquí el tema ya no está para bromas: rocas y el arroyo convertido en una corriente intensa. Pena. Otra vez será. La misma lluvia que ha dado vida a las cascadas nos impide llegar a la segunda.
Regresamos por el mismo camino para encontrar la embarrada cuesta convertida en una pendiente de ski de descenso y salvar el arroyo, que superamos al venir, ahora por los pelos.
A pesar de que es mucho asfalto y hormigón, ideal para cuando te pilla el diluvio, la ruta tiene su puntito si se disfruta también con lo que el entorno ofrece: caseríos, molinos, árboles otoñales, cascadas,...