Espacio Natural de Covalagua. Cueva de los Franceses. Mirador de Valcabado. Menhir de Canto-Hito.

Al norte de Palencia, lindando ya con Cantabria, encontramos un paraje sorprendente, de gran interés geológico, el Espacio Natural de Covalagua, que recibe su nombre de una surgencia de aguas subterráneas, originadas en el karst de Las Loras, y más concretamente en la Lora de Valdivia (esas aguas, recogidas en un conjunto de colinas y conductos, salen al exterior en un sifón natural a la entrada de la Cueva del Agua, donde se sitúa el nacimiento abierto del río Ivia, afluente del río Lucio, que luego dará sus aguas al Pisuerga, para acabar en el Duero). Aunque el valle alto del río Ivia es muy bello (véanse las fotos que lo demuestran), tal vez lo más valorado sea la cascada por la que se vierten las aguas que salen de la cueva, adornadas con un sinnúmero de construcciones tobáceas, a las que se suele dar el nombre de travertino, y pequeñas piscinas de límpidas aguas (cuando ha llovido).
No es éste el único atractivo de la visita. Al menos otros tres han llamado nuestra atención lo suficiente como para incluirlos en la ruta: la notable Cueva de los Franceses, con una ingente cantidad de espeleotemas, el impresionante mirador de Valcabado, colgado sobre el acantilado del Páramo de Lora, y un sorprendente megalito, el Menhir de Canto-Hito, situados todos a corta distancia, realizable a pie, aunque es posible, y parece lógico hacerlo así, recorrer los puntos intermedios en coche, para hacer caminatas más cortas por cada uno de los puntos de mayor interés.
Así que, en un día con otras rutas a realizar y una visita guiada a la Cueva de los Franceses incluídas en el programa previsto, la decisión parecía muy clara: Utilizar el coche en lo posible y caminar en los lugares apropiados.
Por eso la ruta presentada comienza en el aparcamiento de Covalagua, a donde llegamos desde Pomar de Valdivia y Revilla de Pomar por la PP-6222. Dejamos el coche y comenzamos a caminar por el bonito sendero que discurre por la parte alta del valle del río Ivia cerca de su cabecera. Es un paisaje muy bello, en un bosque abundante en robles de buen tamaño, en el que pronto alcanzamos el Refugio de Covalagua, para luego iniciar el descenso hacia el Monumento Natural de la Cascada de Covalagua. Tenemos la suerte de que la tarde anterior ha llovido algo, por lo que la cascada no está totalmente seca, con ocurre en épocas de sequía, y las pozas tienen bastante agua limpia. Al fondo, en el nivel inferior, encontraremos un sendero que sigue hacia la Cueva de los Franceses y Valcabado, recomendable para las personas que tienen disponible el tiempo que se necesita para recorrerlo. Nosotros nos limitamos a recorrer las distintas partes del Monumento Natural, desde el nivel inferior hasta el mirador superior vecino a la Cueva y, tras completar la visita, volvemos por el mismo camino hasta el aparcamiento, donde recogemos el coche y nos dirigimos hacia la Cueva de los Franceses.
Tenemos bastante tiempo antes de la hora de la visita guiada, así que seguimos con el coche hacia el aparcamiento del Mirador de Valcabado, una notable construcción al borde del Páramo de la Lora desde la que se disfruta de una vista muy extensa sobre el propio Páramo o el precioso valle de Valderredible. Aquí es bastante corta la caminata, simplemente lo necesario para alcanzar el mirador desde el aparcamiento, y recorrerlo admirando el impresionante paisaje, en llano y sin obstáculos. Al acabar volvemos al coche y bajamos hasta el aparcamiento de la Cueva de los Franceses.
Aún queda tiempo si alargamos el paso, así que dejamos el coche y vamos hacia el Menhir de Canto-Hito, siguiendo unas marcas de paso señalizadas con grandes hitos de piedra, ahora visibles desde largas distancias, aunque seguramente la nieve habitual en esta zona en el invierno los cubrirá en esa estación. No conviene salirse del paso marcado, diferentes simas y dolinas pueden ser peligrosas (alguna de ellas recibió los cuerpos de los soldados que murieron hace un par de siglos en una escaramuza de guerra), pero avanzamos con rapidez y en 20 minutos estamos al pie del Menhir, desde donde se tienen excelentes vistas del Páramo de la Lora.
Volvemos, siguiendo el mismo camino, hacia la Cueva de los Franceses y ya es la hora de la visita, aunque el inicio se retrasa para esperar a un grupo de alumnos que llegan tarde. La entrada abierta artificialmente hacia la Cueva está en el suelo del Centro de Información, a la que se desciende cómodamente por una escalera, para luego seguir por un túnel bien acondicionado hasta la Cueva. Aquí nos insisten en que está prohibido hacer fotos, incluso sin flash, por lo que, con pesar, respetamos la norma. La cueva es muy notable, con gran cantidad y variedad de espeleotemas, y está muy bien acondicionada para la visita, que en nuestra opinión merece mucho el desplazamiento hasta aquí. Sugerimos ver las fotos y vídeos del lugar que se pueden encontrar en internet.
Al final del recorrido subterráneo, desandamos el camino de acceso y subimos al aparcamiento, donde recogemos el coche y bajamos hacia el aparcamiento de Covalagua, donde finaliza la grabación.