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Embalse de Béznar-Ermita del Cristo del Zapato-Rio Izbor

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Trail stats

Distance
9.77 mi
Elevation gain
2,638 ft
Technical difficulty
Moderate
Elevation loss
2,638 ft
Max elevation
3,419 ft
TrailRank 
32
Min elevation
990 ft
Trail type
Loop
Moving time
4 hours 15 minutes
Time
5 hours 24 minutes
Coordinates
2652
Uploaded
January 9, 2022
Recorded
January 2022
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near Barrio Bajo, Andalucía (España)

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Itinerary description

Situado en la ladera suroccidental de Sierra Nevada, entre los municipios de Lecrín, el Pinar y el Valle, nos encontramos con el Embalse de Béznar. Un impresionante pantano que se nutre principalmente de las aguas del río Ízbor y que fue construido entre 1977 y 1985 en una zona denominada "El Salto del Lobo"( lugar donde se encajonaba el río estrechándose hasta tal punto que había unas rocas entre una ladera y otra que se decía las podía saltar un lobo, de ahí su denominación) con el objetivo de mejorar el sistema de riego de los cultivos subtropicales de la zona de Motril y Salobreña.

Iniciamos esta impresionante ruta junto al mencionado Embalse de Béznar; más concretamente en el merendero que hay una vez pasada la presa. Ahí se inicia un ascenso por el pintoresco SENDERO DE ALAUXA; una preciosa senda, en su mayor parte perfectamente empedrada, que asciende suavemente entre un mar de críticos, granados, almendros y emblemáticos olivos centenarios. Todos cultivados en un laberinto de bancales de época árabe perfectamente conservados; con numerosas acequias y albercas procedentes de manantiales como el MANANTIAL DE LA FRONTILA, que hacen de la zona un autentico vergel. Según ascendemos nos van sorprendiendo las bellas panorámicas del embalse, de la localidad de Béznar, de Sierra Nevada; pero nada comparables a las que obtendremos en la cota máxima del Cerro Chinchirina. También veremos unas cuevas en el señalizado TAJO DE LAS CUEVAS.

El sendero nos conduce hasta el BARRIO BAJO de PINOS DEL VALLE O EL PINAR; tras subir una escalinata llegaremos a un mirador y algo más arriba al MONUMENTO HOMENAJE AL ABANDERADO, obra realizada por Pilar Soto Solier. Un abanderado de rodillas, agitando un estandarte que jamás ha ondeado, por grandes y fuertes que hayan sido los vientos, porque el peso del bronce se lo impide.

Cruzamos el pueblo sin pararnos ya que lo visitaremos a la vuelta, pero en una gran huerta urbana nos llama la atención unos frutos que nunca habíamos visto. Por suerte, su octogenario y amabilísimo propietario Manolo Gutiérrez Tello (de los Tellos de Pinos según dice que los apodan) se encuentra realizando algunas labores y amablemente lo abordamos para preguntarle por ese fruto. Se trataban de Tamarindos, una especie de tomate algo picante según nos cuenta Manolo. Muy diligente se va, y al poco vuelve con un racimo de Tamarindos que nos ofrece para probarlos; se los aceptamos y comenzamos un rato de amena charla sobre los productos de su huerta como la caña de azúcar (Cañadú) que también nos ofrece. Que sencillez pero cuanta cultura acumula el entrañable Manolo. Hubiéramos seguido un rato más hablando con el, pero aún quedaba mucha ruta.

Nos dirigimos al LAVADERO DEL JUNCAL situado en el BARRIO ALTO. En días pasados, los lavaderos y las fuentes del pueblo eran la única fuente de agua para uso doméstico. A menudo, el lavadero se construía cerca de la fuente, convirtiéndose así en el centro de la vida cotidiana de la aldea. En los últimos años, muchas de estas fuentes y lavaderos han sido restaurados, obteniendo estatus de monumento del que sentirse orgullosos.
Como lugares de reunión algunas fuentes han dado lugar a bonitas leyendas. Nos gusta esta, plasmada en azulejos por encima de la fuente El Juncal, justo al lado del lavadero:

Viejas leyendas cuentan que en tiempos de moros, en este mismo lugar, venían a verse en secreto dos jóvenes enamorados. El gallardo caballero cristiano y la bella princesa mora. Enteradas ambas familias los quisieron para siempre separar, mas ellos una noche decidieron juntos escapar. Quedaron aquí, donde siempre. Y bajo la luna llena se juraron amor, puro y eterno; el cual al sellarse con un beso…hizo brotar este hermoso manantial…”

Tras beber de su fresca agua iniciamos el camino de ascenso al CERRO CHINCHIRINA o Cerro del Crucero de Pinos, con una altitud es de 1059 metros. Su vegetación consiste principalmente en pinares y chaparros. Sobre éste se asienta la ermita del Santo Cristo del Zapato, donde se celebra la fiesta de Pinos del Valle-Santo Cristo del Zapato y se venera una imagen de Cristo, copia del Santo Cristo del Zapato (Luca, Italia), desde el 9 de octubre de 1791. Para llegar tendremos que ascender por un zigzagueante camino con 55 curvas según avhinijosa. En el ascenso vimos una veloz y rojiza ardilla de cola larga que no se dejo fotografiar. Llegados a la ermita y debido a un ventoso día, decidimos refugiarnos brevemente en la ermita tras desatar unas cuerdas que evitan que sus puertas se abran. Aunque a nosotros no nos llama la atención las movidas religiosas, nos pareció muy coqueta. Lo que si nos impresionaron fueron las espectaculares panorámicas: Sierra Nevada, todo el Valle de Lecrín, Dúrcal, Padul, Nigüelas, Acequias, Lanjarón, Sierras de Lújar y Albuñuelas, Embalses de Béznar y Rules…¡¡¡Todo un espectáculo!!!... Merece la pena subir.

Descendemos por el mismo camino cruzando un sendero transversal que se dirige a los altos del Francés y volvemos a Pinos del Valle para realizar una rápida visita turística; con la grata sorpresa de que nos estaba esperando Manolo (el Tello); que también se había quedado con ganas de más conversación. Evidentemente otro rato de charla y cariñosamente nos obligó a probar sus mandarinas “dulces como el almíbar”; sin duda todo un personaje al que volveremos a visitar, tras la promesa de llevarles unas semillas de pimientos de color naranja, que seguro agradecerá mucho. Persona simpática y humilde que ofrece todo lo que tiene.

En la visita a Pinos del Valle vimos LA ERMITA DE SAN SEBASTIÁN, en el Barrio Alto. En esta ermita se celebraban, a finales del siglo XIII, dos misas los días de fiesta para los vecinos y transeúntes (entonces por aquí pasaba el camino de Granada a Motril y era pueblo de jornada). Tras la Guerra de la Independencia la ermita fue reedificada convirtiéndose así en una iglesia de corte neoclásico. El templo es de planta rectangular y posee tres naves y un crucero. En el exterior podemos observa las dos torres que se alzan a los pies del templo, una de ellas está aun sin terminar, mientras que la otra queda rematada por una cúpula de media naranja sobre el campanario. Junta a ella se encuentra una fuente con unos llamativos mascarones.

También nos llamo la atención una casona con dos antiguas y grandes tinajas realizadas en Lunena. Pasamos por el Molino de la Cuesta antes de llegar al ANTIGUO MOLINO hoy reconvertido en Sala de Teatro; en su exterior encontramos la maquinaría del molino y en sus Ruedas se pueden observar fósiles. Junto al Molino se encuentra una LA FUENTE DEL BARRIO BAJO que se abastece de un manantial muy cercano. Consta de una fuente de seis caños, abrevadero y el LAVADERO DE PINOS DELVALLE.

Muy cerca vimos LA IGLESIA DE LA INMACULADA que constituye un testimonio imprescindible para entender el alcance de la política cultural y religiosa llevada a cabo tras la Reconquista, en la que resulta fundamental el programa de creación de una red de parroquiales mudéjares en el reino de Granada.

Terminada la visita monumental a Pinos del Valle nos dirigimos a Ízbor por la senda COLADA A ÍZBOR; un espectacular sendero que pasa por CERRAJÓN DEL PINOS y cerca del CERRO DE LOS CIGARRONES. Antiguo camino que unía ambas localidades y que circula entre huertas con olivos, acebuches y algarrobos centenarios, naranjos, limoneros, mandarinos, granados…un camino de herradura con unas maravillosas vistas de la presa del embalse y de los puentes de distintas épocas que sortean el Barranco de Tablate. Cruzaremos el BARRANCO DE ZAZA flanqueado por las impresionantes moles rocosas del CERRO SORIANO Y TAJO LA CRUZ.

Y llegamos a Ízbor que se emplaza en la orilla derecha del río del mismo nombre, a 359 m de altitud. Pueblo de fuerte trazado musulmán como queda demostrado en sus calles estrechas y pendientes llenas de recovecos, pasadizos y placetas, algunas viviendas con terraos. Antesala de la Alpujarra.

Nos dirigimos hasta el RÍO ÍZBOR y comenzamos su ascenso teniendo que cruzarlo en numerosas ocasiones; a veces con puente y otras sin, con lo que se convirtió en una ruta acuática; que para la fecha realizada no era muy recomendable; pero el agua no estaba demasiado fría… una pequeña y divertida aventura con sendero poco definido. Pensábamos que el río traería menos caudal; pero al estar lleno el embalse andaban desaguando y en alguna ocasión el agua nos llegó a las rodillas. Aconsejamos llevar doble calzado. Este tramo pasaba por túneles entre los cañaverales, huertas con frutos subtropicales como aguacates y chirimoyas…

Tras dejar el Barranco de Tablate a la derecha, el Valle del RÍO ÍZBOR se va encajonando espectacularmente. Enlazaremos con una pista que nos conducirá hasta casi la base de la presa del embalse; nos sentimos empequeñecidos ante la magnitud de tanta pared vertical. Un último esfuerzo para ascender por una carretera asfaltada que nos conducirá hasta el punto de partida.

Ruta muy recomendable.

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