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El Pico de la Carne: Historia de una mochila.

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Trail stats

Distance
13.53 mi
Elevation gain
3,553 ft
Technical difficulty
Moderate
Elevation loss
3,533 ft
Max elevation
5,771 ft
TrailRank 
17
Min elevation
2,411 ft
Trail type
One Way
Coordinates
340
Uploaded
January 31, 2016
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1 comment
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near Cájar, Andalucía (España)

Viewed 167 times, downloaded 1 times

Itinerary description

Rutas de Antaño:

Como ya he contado el curso 1977-78 empezó con cambios. Andrés es un tipo metódico, muy metódico. La primera excursión, en otoño, sería al Pico de la Carne. Ya habíamos inaugurado el curso en Fuente Grande o en Nívar, no me acuerdo muy bien, y yo, que a mis tiernos doce años ya me consideraba todo un experto, pensaba, ¿qué se nos habrá perdido en un cerro más bajo que El Trevenque?, ¿qué será eso del Pico de la Carne?, ¿dónde está?, ¡vaya chorrada!, ¡si yo lo que quiero es subir más arriba, allí donde se ven las montañas nevadas.

La verdad es que es una excursión estupenda para los que se inician en la montaña. Corta, de dificultad moderada y con unos paisajes realmente espectaculares sobre la cuerda del Trevenque. Pero, cuidado los que estéis entrados en años porque requiere cierta destreza en los arenales y canchales ya que estos tienen bastante pendiente.

Después de aquella, no sé cuantas veces la repertiría. Se convirtió en la excursión de iniciación de todos los amigos. Aún hoy me he encontrado con gente después de muchos años que me dicen ¿te acuerdas de aquella excursión al Pico de la Carne? Y yo me quedo con cara de poker... siii, porque no me acuerdo en absoluto.

Bueno, que me enrollo. Lo cierto es que salimos como siempre de Cájar o de la Zubia, según nos apeteciese y tras el alpargatazo hasta la Fuente del Hervidero, donde para variar supongo que nos tomaríamos un tentempié, continuamos hasta el canal de la Espartera para disfrutar del paisaje del Corazón de la Sandía. Aquel día aprendí esa denominación, pues yo siempre les había llamado simplemente: Los Alayos. Emprendimos el camino hacia el Puente de los Sietes Ojos, donde nos desviamos por la senda que lleva al pico. Alcanzando ya la cumbre advertimos que el terreno era resbaladizo, lo propio de la formación Víboras ¡Esas arenas dolomíticas es que resbalan tela! Ahora he visto que hay una especie de minicrampones para ese tipo de terrenos. Pero nosotros con nuestras Chirucas de loneta nos defendíamos como gato panza arriba. Aquí empezaban las clases de Andrés sobre el uso del bordón, lo que ayudaba en estas situaciones y bla, bla, bla, la verdad es que no le haciamos mucho caso y como siempre lo mejor eran las ocurrencias del Puentes. A mi, como soy tan particular, nunca me ha gustado utilizar accesorios para las manos, ni callao, ni bordón ni los tan actuales bastones, que están muy bien pero que personalmente siempre he preferido llevarlas libres para lo que hagan falta. Y si no ¿para que somos bípedos? Aunque eso no quita que lleve un callao en la mochila para por si, pues además queda bonito y muy montañero.

Alcanzamos la cumbre del pico, los que habéis estado en ella sabéis que es minúscula, es un pico pico. El caso es soltamos las mochilas y disfrutamos del paisaje. Andrés nos iba relatando los nombres de las montañas que desde allí se ven. Bebimos agua, tomamos unos frutos secos y nos dispusimos a iniciar el descenso. Pero, cuando fui a coger mi mochila, aquella de lona del rastro que era redonda como una manzana,¡ay! pues, como que se me fue de las manos. ¡Se desequilibró! Y simplemente empezó a rodar. Antes de que quisiese darme cuenta saltó de la cumbre a la escarpada ladera y de pronto ya estaba rodando por ella hacia abajo camino del camino. ¡Qué botes daba! Y como iba abierta, se iban saliendo las cosas. Yo sentí que mi casa caía montaña abajo y que no la recuperaría jamás. Pero lo mejor eran las explicaciones de Andrés "no la perdáis de vista que tenemos que ver donde para" Se veía cada vez más y más diminuta dando unos saltos tremendos. Cayó lo menos doscientos o trescientos metros hasta que la perdimos de vista y se estampó contra un pino. Lo cierto es que luego estuvimos en esa fuerte pendiente buscándola y al final dimos con ella. Había llegado a mitad de la ladera y quedó no muy lejos del río. Bueno me ahorré ir cargándola.
Lo mejor de todo es que todavía hoy sigue siendo motivo de mofa por parte de todos los amigos de los '70. Y que en todas mis excursiones al Pico de la Carne cogí la costumbre de descender por esos arenales a toda pastilla hasta el camino. Entre lo que aprendí del pastor y de la mochila iba adquiriendo poco a poco destreza en mi forma de andar por la montaña. Hoy no lo hagáis pues tenemos que conservar la vegetación del pisoteo, ¡qué somos muchos! Además, hace un tiempo estuve con Julio y me recordó, que no, que Alquería día volvimos a la cuerda y por el sendero llegamos al Cerro Gordo, de ahí al Huenes y del Huenes para abajo.

Incluso me dijo que debe haber fotos de aquella excursión. ¡A ver si las consigo!

Comments  (1)

  • Photo of pachielviro
    pachielviro Jan 11, 2019

    Por cierto, hace unos años estuve con Julio y me dijo que se conservan fotos de aquello ¡A ver si un día me las pasa y las cuelgo!
    También me dijo que aquel día, una vez recuperada la mochila, subimos nuevamente a la cuerda y llagamos hasta Cerro Gordo. Seguro que tiene razón, pero este track es el que más veces repetí. Aunque ahora debemos mantenernos dentro de los senderos para proteger la salud del Parque.

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