El Molinar y el Xorro del Salt a través de la Vía Verde de Alcoy

Después de tomarnos un tentempié en el Mercadona de la zona sur (tiene mesas y hasta un microondas), comenzamos a bajar entre bancales en dirección al río Molinar, que abastece a Alcoy desde 1421, fomentando su industria desde el siglo XVIII gracias a los molinos y a la energía hidroeléctrica.

Las épocas de grandes lluvias son las mejores para ver el paraje en su máximo caudal y lo más "frondoso" posible, como dijo el botánico Antonio José de Cavanilles a finales del siglo dieciocho.

¡No os perdáis la cascada del Molinar! Tampoco el edificio con una bonita cúpula y un cupulín de estilo modernista que protege el manantial, construido en 1912 por el ingeniero y profesor alcoyano José Abad Carbonell. Como homenaje, la rotonda de la cercana Nacional 340 está pintada con los mismos colores que el trencadís de la cúpula: ocre, blanco y azul.

Después de haber disfrutado caminando y fotografiando o dándoos un chapuzón por la zona como hacen los atrevidos naturistas alcoyanos, comenzamos a subir unos cien metros de desnivel hasta llegar a la Vía Verde en dirección al Chorro del Salt y al Racó de Sant Bonaventura, pero antes podéis pasar por la cercana Cova Joliana, si bien cerrada al público para proteger a los cientos de murciélagos que habitan en ella (en valenciano, rates penades, que viene del latín ratta pinnata, que a su vez significa ¡rata alada!), o también podéis desviaros por el Camí del Puig en dirección a La Sarga hasta un poblado ibero que comienza en una antigua casa forestal abandonada.

Como curiosidad, la grandes redes de nylon que hay en la Autovía que pasa por encima de la cueva están precisamente para que la ecolocalicen los murciélagos y de esa manera prevenirles del peligro.

Una vez en la Vía Verde, caminaremos unos cuatro kilómetros entre túneles que se iluminan al pasar hasta llegar al famoso Puente de las siete lunas de 46 metros de altura. Tan alto que se puede hacer puenting en él.

Poco después llegaremos al gran Xorro del Salt, el cual solo lleva agua cuando llueve mucho. Podéis acercaros por la pinada como hicimos nosotros o podéis subir bordeando por la izquierda. Esta última opción os posibilita subir a les Cases del Salt y al inicio de la cascada.

Una vez arriba y muy cerca de ahí, entrando por la conocida como Villa Vicenta, antigua finca de veraneo del poeta alcoyano Juan Gil Albert y actualmente propiedad de la Generalitat, también podéis encontrar el Abrigo del Salt, un asentamiento neandertal de 60.000 años de antigüedad muy bien ubicado e ideal para cazar ciervos y caballos en aquella época. En verano suele estar abierto ya que es cuando vienen los arqueólogos a trabajar en el Abric.

Otro lugar de interés en les Cases del Salt son los Jardines de Brutinel. Hay un vídeo en Youtube sobre esa antigua casa señorial. Es una propiedad privada que a veces abre al público.

Nosotros sin embargo no pudimos subir esta vez a les Cases y seguimos caminando por la vía verde hasta la estación de autobuses de Alcoy para volvernos a Alicante, aunque hay una parada más céntrica pero no señalizada en el parque Barranquet de Soler (15 euros dos personas, se paga en efectivo al chófer). La ida la hicimos con Blablacar (8 euros dos personas, pago online).