El Estrecho de Bolvonegro

El Estrecho de Bolvonegro. El nombre deriva de uno más antiguo, “gorgonegro”, documentado por primera vez en 1575 por los caballeros templarios, y que significa “garganta negra”.
Para llegar al punto de inicio de la ruta cogemos la carretera que lleva de Calasparra a Moratalla. Aproximadamente unos 3 km antes de llegar a este bonito pueblo, tomamos en un cruce a la derecha la carretera RM-715 dirección Socovos. Un km después cruzamos un puente sobre el río Alhárabe, y enseguida nos encontramos a la derecha un camino con una cadena que se dirige a la denominada “Casa Rosauro” en donde dejamos el coche. Continuamos por este mismo camino hasta llegar un poco más abajo al Molino Traviesa ubicada entre álamos de gran porte y un pequeño puente que cruza el río. Desde aquí cogemos un sendero “PR” recientemente homologado y bien señalizado con marcas blancas y amarillas que discurre por el margen izquierdo del río. Seguimos por una zona de grandes terrazas con saltos de agua, cascadas, pozas y curiosas formaciones geológicas hasta llegar a la confluencia del río Benamor en donde se une con el río Alhárabe por el margen derecho. El resultado de la unión de estos dos ríos dan lugar al río Moratalla, el cual se adentra por este paraje que empezó a esculpirse hace 20 millones de años. Poco a poco sus aguas se van abriendo paso por un estrecho y profundo cañón creando pozas, pequeñas cascadas, recodos, formas curvas, estratos planos y ondulados, etc., todo este conjunto da a este lugar una apariencia extraordinariamente espectacular, donde incluso podemos encontrar restos fosilizados. Este tramo termina cuando llegamos a una falla con una gran pared vertical y el rio se abre en un ancho cauce que discurre hasta confluir aguas abajo con el río Segura en paraje de la Esperanza en Calasparra. Un bonito puente de madera nos pasa a otro lado del río en donde continuamos un corto tramo hasta llegar a los restos de un viejo molino. Un vertical sendero que sale desde el molino nos subirá a lo alto del cañón en su margen derecho. Vamos regresando por un sendero que discurre paralelo al cañón y que nos lleva a veces por caminos vecinales y tierras de labranza hasta un puente de madera que nos cruza al otro lado del río Benamor. Más adelante nos encontramos con una sorprendente y bonita cascada. Continuamos hasta el Yacimiento de Los Molinicos para visitar los restos de un poblado ibero de más de 2.500 años con parte de su muralla de piedra aún se conserva. El conjunto está declarado Bien de Interés Cultural. También desde el cerro podemos contemplar otra espectacular cascada, llamada también “Salto de Agua”. Finalizamos este sencillo y bonito recorrido en el Molino Traviesa en donde tuvimos la posibilidad de comprar una estupenda e inigualable miel de romero