El Cinto - Lloa - Mindo (bicicleta y caminata)

La Ruta El Cinto - Lloa - Mindo es una de esas aventuras que te la planteas como que tienes que hacerla, si o si, alguna vez en la vida; la misma combina caminata y cicleada lo que de por sí, para los apasionados por estas dos disciplinas, se convierte en la salida ideal de fin de semana.
En el calendario de actividades del Movimiento Juvenil de Cumbres El-Sadday constaba esta actividad, así que sin pensarlo dos veces, decidí participar en esta anhelada aventura.
A pesar de las fuertes lluvias de los días precedentes y con el temor de los ríos crecidos y del camino anegado, el sábado 16 de octubre del 2021 salimos en bicicleta desde el sector del Santuario de El Cinto, sobre el barrio La Mena, en Quito, hasta la margen del río Cristal, al fondo del valle de Lloa, recorriendo 29 kilómetros en casi tres horas, por un camino al inicio pavimentado y luego de tierra y piedra suelta, en el camino encontramos varios ciclistas que hacen la ruta ciclística La Mena – El Cinto – Lloa - Río Cristal y viceversa, un reto que se me hace muy atractivo.
En el río Cristal dejamos las bicicletas, cargamos las mochilas e iniciamos un largo trayecto, por un sendero claramente marcado (pero no señalizado), que sigue el recorrido del río Cinto, hasta llegar a un puente carrozable recién inaugurado, 16 kilómetros más abajo.
Luego de cruzar el río Cristal, de uno en uno, en una tembleque tarabita manual, iniciamos la caminata, con un clima nublado pero sin lluvia que nos acompañó casi todo el trayecto.
El bien marcado sendero, 6 kilómetros abajo cruza el torrentoso río, lo que nuevamente lo hacemos con la ayuda de otra improvisada tarabita artesanal, sin la cual la tarea hubiera sido bastante más difícil.
A partir de aquí el sendero se vuelve un tanto complicado, la vegetación se muestra más abundante y en muchas partes del camino se encuentra bastante lodo mal oliente, áreas totalmente anegadas e incluso lugares pantanosos. Pasar estos sectores se vuelve todo un reto de equilibristas y saltimbanquis, cruzando por encima de troncos y ramas, saltando de piedra en piedra o de mata en mata…pero no falta que falles en el salto o pierdas el equilibrio y ¡…zas…! ¡…enlodado hasta el cuello…maldiciendo y matándote de la risa a la vez…toda una aventura…! Por eso se hace necesario ir con botas de caucho, bastones de caminata (ayudan al equilibrio) y mucho ¡…muchísimo repelente….!
Al sitio que se había previsto llegar el primer día, la cabaña del “Washo” en el sector de Pacay, estuvimos a la 3 de la tarde, así que, no teniendo más que hacer, decidimos continuar con la caminata.
A las seis de la tarde llegamos al puente donde debíamos encontrarnos con el carro de abasto a las 12 del siguiente día; como seguíamos sin nada más que hacer, en medio de la obscuridad y de una pertinaz lluvia, contando cuentos de brujas y aparecidos, ya por el camino carrozable vía a Mindo, caminamos por dos horas más hasta una hostal que encontramos en el camino, llamada Finca la Morena, en la que nos dieron alberge; aquí compartimos una abundante y variada pambamesa con lo que cada uno había llevado, un par de cervezas bien frías y la agradable conversación en torno a la aventura hasta aquí vivida.
El domingo 17, ya nuevamente con las bicicletas y la inclusión de otros compañeros, concluimos la actividad cicleando por otros 12 kilómetros más.
A partir de la finca la vía desciende con gran pendiente, por lo que es necesario extremar los cuidados, ya que hay abundante piedra suelta en el camino; algo más adelante se presenta una cuesta de tres kilómetros a más de 12% de pendiente media, lo que la hace un reto duro de cumplir; al inicio de la misma encontramos un numeroso grupo de motociclistas algo trasnochados que invadían toda la vía y que hacía más difícil aún superar la misma.
Estos esforzados tres kilómetros nos hizo sudar la gota gruesa a los más pintados y a los menos fuertes empujar la bici, a pata y jadeando, ciertos tramos.
Pasada la subida, el camino se vuelve totalmente plano y unos kilómetros adelante llegamos a la meta anhelada, hemos concluido la ruta, llegamos al paradisiaco Mindo, uno de los lugares más turísticos del país y meta de muchas aventureros; siempre lograr un reto te llena de una gran satisfacción y una alegría infinita, me sentí feliz.
Esta emociónate actividad, tal como se la desarrolló, no hubiera sido posible sin el magnífico apoyo del carro de abasto de nuestro estimado amigo César, compañero de mil batallas e incondicional colaborador de otras tantas aventuras.
Participamos en la actividad: Lorena Del Pozo, Galo Barba, Michelle Duran, Hugo Rojas, Freddy De La Torre como jefe de la actividad y un servidor.
Como apoyo logístico: César Baculima y Silvia Ortíz
Se unieron el domingo: Hernán Bonilla y Pamela Navarrete.
Oscar Yépez Gómez