El Cantar desde el Barranco de los Algezares.
near Las Moreras, Murcia (España)
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Trail photos
Itinerary description
Ruta no aconsejable no solo por no estar bien grabada y contener saltos, sino por tener tramos no recomendables en la bajada por no llegar ni a senda, sino una trocha dura, con mucha vegetación, hoyos bajo el esparto...
Seguimos una ruta del compañero Risris, también tenía otra muy similar de Porlasnubes, que aunque avisaban del último tramo como dificultoso crei que por el desnivel y no le di suficiente importancia.
Ya el comienzo es preferible iniciarlo entrando por el desvío de la carretera que hay unos doscientos metros más arriba (hacia Águilas) para llegar al olivar de Eusebio, porque por esta ruta existe un invernadero que dificulta el paso.
Nada más pasar el olivar nos encontramos a Eusebio que nos enseñó su cueva, nos contó sus años de juventud, siendo de los primeros en colocar hitos en algunas cumbres de la zona y nos enseña las obras de acondicionamiento y el Belén montado en su puerta.
Agradecemos la charla y la oferta de almuerzo, pero iniciamos la subida que hacemos bien, pasando por el Belén del Club y junto a los hornos de las yeseras (Algezares significa yesos).
Hacemos los desvíos señalados para no molestar a búhos y aguilas entre el uno de enero y finales de junio, así como rodear los vallados del club Amigos de la Naturaleza de Mazarron (el nuestro), instalados para evitar caídas a un pozo.
Avanzamos hasta un collado que atravesando antiguas minas nos lleva hasta la cumbre del Cantar. Hacemos fotos y damos agua a Canela que siempre exige impaciente.
Lo malo viene en la bajada, cuando llegamos al collado del desvío al no volver por el mismo camino sino por la vertiente que da a Mazarrón pueblo.
Desaparece la senda y aún siguiendo el trazado de la ruta, todo es trocha, densa vegetación de matorral y esparto, ir por la cuerda tampoco es fácil y aunque no tenga un peligro de caida por la cresta si lo tiene el ir pisando la vegetación y las piedras que esconde.
Al llegar al último pico e intentar la bajada vemos menos peligroso volver atrás quinientos metros (no lo recoge la ruta) y atravesar una rambla (también aparece un recto en la grabación) para volver a enlazar con la senda de subida.
En resumen, si hacéis la ruta ir y volver por el mismo camino. El tiempo que pensábamos sería de unas cuatro horas se convirtió en casi seis y sufrimos tanto nosotros como la perra, que daba saltos cual canguro tratando de evitar pinchos y zanjas.
Aunque la ruta es bonita, el descenso se nos hace duro e interminable dejando un sabor amargo del día.
Seguimos una ruta del compañero Risris, también tenía otra muy similar de Porlasnubes, que aunque avisaban del último tramo como dificultoso crei que por el desnivel y no le di suficiente importancia.
Ya el comienzo es preferible iniciarlo entrando por el desvío de la carretera que hay unos doscientos metros más arriba (hacia Águilas) para llegar al olivar de Eusebio, porque por esta ruta existe un invernadero que dificulta el paso.
Nada más pasar el olivar nos encontramos a Eusebio que nos enseñó su cueva, nos contó sus años de juventud, siendo de los primeros en colocar hitos en algunas cumbres de la zona y nos enseña las obras de acondicionamiento y el Belén montado en su puerta.
Agradecemos la charla y la oferta de almuerzo, pero iniciamos la subida que hacemos bien, pasando por el Belén del Club y junto a los hornos de las yeseras (Algezares significa yesos).
Hacemos los desvíos señalados para no molestar a búhos y aguilas entre el uno de enero y finales de junio, así como rodear los vallados del club Amigos de la Naturaleza de Mazarron (el nuestro), instalados para evitar caídas a un pozo.
Avanzamos hasta un collado que atravesando antiguas minas nos lleva hasta la cumbre del Cantar. Hacemos fotos y damos agua a Canela que siempre exige impaciente.
Lo malo viene en la bajada, cuando llegamos al collado del desvío al no volver por el mismo camino sino por la vertiente que da a Mazarrón pueblo.
Desaparece la senda y aún siguiendo el trazado de la ruta, todo es trocha, densa vegetación de matorral y esparto, ir por la cuerda tampoco es fácil y aunque no tenga un peligro de caida por la cresta si lo tiene el ir pisando la vegetación y las piedras que esconde.
Al llegar al último pico e intentar la bajada vemos menos peligroso volver atrás quinientos metros (no lo recoge la ruta) y atravesar una rambla (también aparece un recto en la grabación) para volver a enlazar con la senda de subida.
En resumen, si hacéis la ruta ir y volver por el mismo camino. El tiempo que pensábamos sería de unas cuatro horas se convirtió en casi seis y sufrimos tanto nosotros como la perra, que daba saltos cual canguro tratando de evitar pinchos y zanjas.
Aunque la ruta es bonita, el descenso se nos hace duro e interminable dejando un sabor amargo del día.
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