EL BERRUECO-LA RAJA-BARRANCO LAS HIGUERAS-TORRE INCLINADA-PEÑAS SORDAS-4 DAMAS-COLLADO DEHESILLA-GR 10
near Soto del Real, Madrid (España)
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Itinerary description
Marcha realizada el sábado 22 de enero de 2022
AVISO: Se entiende, que todo aquel que quiera realizar esta misma ruta, asume la responsabilidad que conlleva una actividad no exenta de posibles riesgos o incidentes, en un entorno en el que el sentido común y las circunstancias pueden marcar la diferencia entre pasar un buen día o todo lo contrario.
Con previsión de buen tiempo para el día de hoy, nos hemos vuelto a acercar hasta la Pedriza con la intención de explorar un camino que saliendo desde el Berrueco, y pasando por la Raja y la Torre Inclinada, nos llevaría hasta el fabuloso balcón-mirador de Peñas Sordas; para continuar después por un corto tramo de la Senda Maeso, que nos llevaría hasta las Cuatro Damas. Desde ahí, por el PR de bajada y en umbría, lo que conlleva alguna que otra zona helada, que hay que salvar con cierta precaución hasta el Collado de la Dehesilla, desde donde volveremos por el GR 10 hasta el punto de partida. Al final, otra impresionante ruta de buena parte de esta zona sureste de una Pedriza, que nunca deja indiferente y en la que siempre se descubren preciosos rincones, con ese encanto especial al que ayuda la peculiar orografía que forman los enormes bloques y bolos graníticos de esta parte de la Sierra de Guadarrama. Mención aparte nos merece la suerte que tuvimos al coincidir con Ángel (Andarín3), Angelines y Paquita que en uno de los tramos complicados hicimos un trabajo en equipo para volver a conectar con la senda; a partir de lo cual continuamos juntos el resto de la ruta hasta al final.
Como se decía, a unos pocos metros de la gran pista que pasa junto al Berrueco hay una zona de aparcamiento, que a las 10 h. ya estaba a punto de completarse. Desde ahí salimos con rumbo sur por la citada pista que cogimos desde la M-608, para a los trescientos metros girar a la derecha y coger un corto tramo de senda que a los cuatrocientos metros nos obliga a vadear el Arroyo de Santillana. Para ello se han habilitado unas cuantas piedras alineadas, junto con una cuerda que atada entre árboles facilita el vadeo de un arroyo que no baja mal surtido del líquido elemento. Se continúa por un sendero que en trescientos metros se acerca bastante hasta la denominada “Raja”, que pareciera un gran tajo que un gigante hubiera dado en ese tramo del terreno, y al que no conviene acercarse demasiado por su profundidad y riesgo de desprendimientos. Trescientos metros más adelante pasamos por una especie de vivac-chamizo bastante curioso, tras el que nos encaminamos a la Peña el Buje. Un cuarto de kilómetro después llegamos hasta una fabulosa vaguada y amplia zona de pastos, en la que el rumbo oeste que traíamos hasta aquí, cambiará los próximos metros a norte, ya que nos hemos ido alejando del sendero y track previsto, con lo que tendremos que buscar alguna forma de enlazar con el mismo. El enlace conlleva algo más de cuatrocientos metros por un terreno un tanto abrupto, que conlleva el tener que subir hasta un resalte rocoso, para bordearlo por la derecha y bajar una rampa también rocosa pegados a la pared, antes de acabar enlazando con el sendero pisado que veíamos desde la parte alta de dicho roquedal. Una vez recuperamos el camino normal, y nos encontramos en el arroyo y barranco de las Higueras, a los ciento cincuenta metros pasamos bajo una especie de arco rocoso, que nos da buena idea de lo angosto que será el siguiente tramo a salvar por dicho barranco.
Con el mismo rumbo noroeste, desde que conectamos con el camino bueno, y todo el tiempo por el citado arroyo y barranco de las Higueras, cuando llevamos poco menos de un kilómetro dejamos a nuestra derecha la deseada Torre Inclinada, que de alguna manera cuesta ver, ya que se encuentra integrada en un abrupto cordal rocoso que frente a nosotros se puede ver perfectamente desde el mirador en el que hemos decidido hacer un alto para recuperar las fuerzas.
Trescientos ochenta metros después, y una vez ya hemos salido del barranco de las Higueras, acabamos saliendo a un impresionante mirador, bastante plano por cierto, en la zona de Peñas Sordas. Y como nos encontramos a tan sólo cien metros de las visitadas pirámides, decidimos acercarnos hasta las mismas, que como no se encuentran bastante concurridas.
Desde aquí cogemos un corto tramo de un kilómetro de la Senda Maeso, en el que hay que extremar las precauciones, ya que buena parte del mismo transcurre por umbría, y tanto las rocas heladas, como las grandes placas de hielo que hay en algún tramo, nos obligan a llevar cierto cuidado para evitar imprevisto. Salvado este bonito pero delicado tramo, se acaba saliendo hasta las Cuatro Damas, que están un poquito antes de la conexión con el PR que llevaremos de bajada hasta el collado.
Poco después de haber dejado las Cuatro Damas a nuestra izquierda y de haber pasado por el citado cruce, el PR continúa por la derecha y de bajada en otro tramo de tres cuartos de kilómetro hasta el Collado de la Dehesilla, que por encontrarse también en umbría y por tener algún fuerte tramo con desnivel de bajada, también nos exige extremar la precaución para evitar algún resbalón no deseado. Nos llama la atención que todos los que nos hemos cruzado hacían este tramo al revés, lo que supone bastante menos dificultad por tratarse de progresar con una subida, que cuando el suelo no está firme, suele resultar algo menos complicado. Cuando llegamos al Collado de la Dehesilla nos llama la atención que siendo uno de los puntos más visitados de toda la Pedriza, se encuentre inusualmente vacío. No pasaría mucho tiempo, hasta que varios grupos de jóvenes fueran ocupando dicho collado.
Una vez damos buena cuenta de lo sólido y líquido que llevábamos en las mochilas, reemprendemos la marcha para ahora con rumbo noreste y por el GR 10, que en algún mapa y en este tramo aparece como “Cordel del Ortigal” continuar con la parte final de esta ruta. Cuatrocientos metros después dejamos a nuestra izquierda un par de vivacs, en los que se aprovechan las oquedades del granito. Ochocientos metros más adelante, y siempre de bajada vadeamos el arroyo de Coberteros, para así pasar al otro margen del mismo que ahora entre pinar ya no dejaremos. Un kilómetro y medio después también dejamos a nuestra derecha la enorme cantera de porfidos, que a diferencia de la última vez que por aquí pasamos, en esta ocasión ha sido cercada y según reza en el cartel informativo está siendo incluida en la rehabilitación que se lleva a cabo. Poco menos de dos kilómetros después, y tras haber vuelto a realizar un brusco giro a sur en el último kilómetro y pico, llegamos hasta el punto de partida de una ruta tan bonita como divertida.
AVISO: Se entiende, que todo aquel que quiera realizar esta misma ruta, asume la responsabilidad que conlleva una actividad no exenta de posibles riesgos o incidentes, en un entorno en el que el sentido común y las circunstancias pueden marcar la diferencia entre pasar un buen día o todo lo contrario.
Con previsión de buen tiempo para el día de hoy, nos hemos vuelto a acercar hasta la Pedriza con la intención de explorar un camino que saliendo desde el Berrueco, y pasando por la Raja y la Torre Inclinada, nos llevaría hasta el fabuloso balcón-mirador de Peñas Sordas; para continuar después por un corto tramo de la Senda Maeso, que nos llevaría hasta las Cuatro Damas. Desde ahí, por el PR de bajada y en umbría, lo que conlleva alguna que otra zona helada, que hay que salvar con cierta precaución hasta el Collado de la Dehesilla, desde donde volveremos por el GR 10 hasta el punto de partida. Al final, otra impresionante ruta de buena parte de esta zona sureste de una Pedriza, que nunca deja indiferente y en la que siempre se descubren preciosos rincones, con ese encanto especial al que ayuda la peculiar orografía que forman los enormes bloques y bolos graníticos de esta parte de la Sierra de Guadarrama. Mención aparte nos merece la suerte que tuvimos al coincidir con Ángel (Andarín3), Angelines y Paquita que en uno de los tramos complicados hicimos un trabajo en equipo para volver a conectar con la senda; a partir de lo cual continuamos juntos el resto de la ruta hasta al final.
Como se decía, a unos pocos metros de la gran pista que pasa junto al Berrueco hay una zona de aparcamiento, que a las 10 h. ya estaba a punto de completarse. Desde ahí salimos con rumbo sur por la citada pista que cogimos desde la M-608, para a los trescientos metros girar a la derecha y coger un corto tramo de senda que a los cuatrocientos metros nos obliga a vadear el Arroyo de Santillana. Para ello se han habilitado unas cuantas piedras alineadas, junto con una cuerda que atada entre árboles facilita el vadeo de un arroyo que no baja mal surtido del líquido elemento. Se continúa por un sendero que en trescientos metros se acerca bastante hasta la denominada “Raja”, que pareciera un gran tajo que un gigante hubiera dado en ese tramo del terreno, y al que no conviene acercarse demasiado por su profundidad y riesgo de desprendimientos. Trescientos metros más adelante pasamos por una especie de vivac-chamizo bastante curioso, tras el que nos encaminamos a la Peña el Buje. Un cuarto de kilómetro después llegamos hasta una fabulosa vaguada y amplia zona de pastos, en la que el rumbo oeste que traíamos hasta aquí, cambiará los próximos metros a norte, ya que nos hemos ido alejando del sendero y track previsto, con lo que tendremos que buscar alguna forma de enlazar con el mismo. El enlace conlleva algo más de cuatrocientos metros por un terreno un tanto abrupto, que conlleva el tener que subir hasta un resalte rocoso, para bordearlo por la derecha y bajar una rampa también rocosa pegados a la pared, antes de acabar enlazando con el sendero pisado que veíamos desde la parte alta de dicho roquedal. Una vez recuperamos el camino normal, y nos encontramos en el arroyo y barranco de las Higueras, a los ciento cincuenta metros pasamos bajo una especie de arco rocoso, que nos da buena idea de lo angosto que será el siguiente tramo a salvar por dicho barranco.
Con el mismo rumbo noroeste, desde que conectamos con el camino bueno, y todo el tiempo por el citado arroyo y barranco de las Higueras, cuando llevamos poco menos de un kilómetro dejamos a nuestra derecha la deseada Torre Inclinada, que de alguna manera cuesta ver, ya que se encuentra integrada en un abrupto cordal rocoso que frente a nosotros se puede ver perfectamente desde el mirador en el que hemos decidido hacer un alto para recuperar las fuerzas.
Trescientos ochenta metros después, y una vez ya hemos salido del barranco de las Higueras, acabamos saliendo a un impresionante mirador, bastante plano por cierto, en la zona de Peñas Sordas. Y como nos encontramos a tan sólo cien metros de las visitadas pirámides, decidimos acercarnos hasta las mismas, que como no se encuentran bastante concurridas.
Desde aquí cogemos un corto tramo de un kilómetro de la Senda Maeso, en el que hay que extremar las precauciones, ya que buena parte del mismo transcurre por umbría, y tanto las rocas heladas, como las grandes placas de hielo que hay en algún tramo, nos obligan a llevar cierto cuidado para evitar imprevisto. Salvado este bonito pero delicado tramo, se acaba saliendo hasta las Cuatro Damas, que están un poquito antes de la conexión con el PR que llevaremos de bajada hasta el collado.
Poco después de haber dejado las Cuatro Damas a nuestra izquierda y de haber pasado por el citado cruce, el PR continúa por la derecha y de bajada en otro tramo de tres cuartos de kilómetro hasta el Collado de la Dehesilla, que por encontrarse también en umbría y por tener algún fuerte tramo con desnivel de bajada, también nos exige extremar la precaución para evitar algún resbalón no deseado. Nos llama la atención que todos los que nos hemos cruzado hacían este tramo al revés, lo que supone bastante menos dificultad por tratarse de progresar con una subida, que cuando el suelo no está firme, suele resultar algo menos complicado. Cuando llegamos al Collado de la Dehesilla nos llama la atención que siendo uno de los puntos más visitados de toda la Pedriza, se encuentre inusualmente vacío. No pasaría mucho tiempo, hasta que varios grupos de jóvenes fueran ocupando dicho collado.
Una vez damos buena cuenta de lo sólido y líquido que llevábamos en las mochilas, reemprendemos la marcha para ahora con rumbo noreste y por el GR 10, que en algún mapa y en este tramo aparece como “Cordel del Ortigal” continuar con la parte final de esta ruta. Cuatrocientos metros después dejamos a nuestra izquierda un par de vivacs, en los que se aprovechan las oquedades del granito. Ochocientos metros más adelante, y siempre de bajada vadeamos el arroyo de Coberteros, para así pasar al otro margen del mismo que ahora entre pinar ya no dejaremos. Un kilómetro y medio después también dejamos a nuestra derecha la enorme cantera de porfidos, que a diferencia de la última vez que por aquí pasamos, en esta ocasión ha sido cercada y según reza en el cartel informativo está siendo incluida en la rehabilitación que se lleva a cabo. Poco menos de dos kilómetros después, y tras haber vuelto a realizar un brusco giro a sur en el último kilómetro y pico, llegamos hasta el punto de partida de una ruta tan bonita como divertida.
Waypoints
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Information
Easy to follow
Scenery
Difficult
Ruta exigente y con tramos especialmente dificultosos en invierno, por las zonas de umbría donde pueden acumularse las placas heladas sobre las rocas; a ello ha de añadirse la invasión de vegetación en sendas que no son muy transitadas, por lo que es fácil equivocar el rumbo y tener que recuperarlo improvisando atajos. No obstante, con la debida prudencia y experiencia senderista se superan tales dificultades y se disfruta de un recorrido con mucho atractivo, como siempre ocurre en este singular paraje de La Pedriza.