193. De Río-Quintanilla a El Mazo Caderechas
near Río-Quintanilla, Castilla y León (España)
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📸 FOTOS:
▶ Las 6 primeras seleccionan aspectos de interés (con descripción al pie).
▶ Las siguientes se ordenan según el itinerario (asociadas a cada 'waypoint').
📝 TEXTO (5 secciones):
▶ Índice IBP de la ruta,
▶ Preámbulo: antecedentes y motivos,
▶ La Ruta: recorrido y dificultades,
▶ Destacado: rasgos sobresalientes, y
▶ Anécdota: hechos curiosos.
INDICE IBP de Dificultad de la Ruta
Para Criterios y Tabla de Interpretación, Ir a:
https://www.ibpindex.com/index.php/es/
El resultado del análisis IBP es de 69 (para Senderismo): dificultad 'Media' para una preparación física 'Media'.
El cómputo del desnivel acumulado de la ruta por parte de IBP es de 693 metros (superior al que estima Wikiloc).
PREÁMBULO
Hacía dos semanas habíamos estado en la zona, haciendo otra ruta (https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/de-castellanos-de-bureba-a-la-picotilla-129489753 ). Aún era algo pronto para la floración de los cerezos; pero, por si acaso….
No queríamos perdernos esa explosión de blancura en el Valle de Caderechas (‘como todo el mundo’). Una semana después pasé por la bocana del valle, sin entrar en él. Me extrañó ver algunas plantaciones con las flores amarronadas.
Desde el coche no se podía apreciar bien (¿“He visto lo que he visto?”). Un lugareño de otra parte me había comentado lo de la reciente helada negra (https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/urbel-del-castillo-la-piedra-y-el-portillo-mancella-130381489 ).
“¡Ay, madre! ¿Y si ‘la muy’ les ha chafado la cosecha de cerezas?". Decidí hoy comprobarlo haciendo una ruta por el interior. Siendo sincero, me preocupaban ellos, los campesinos de esta zona y su principal fuente de ingresos.
Yo ya había contemplado la floración en años previos. Quería ahora hacer una incursión para rastrear su estado actual. Haría así de emisario para quien no me podía acompañar esta vez, y vería cuándo y dónde podríamos ir juntos sin tardar.
Lo que encontré al respecto lo relato en la sección de DESTACADO (debajo).
Mientras tanto, acercándome (en coche) a la comarca, los colores del amanecer, allá por encima de los Obarenes, traían un delicioso estimulante para la jornada.
No pude sino pararme varias veces a hacer fotos. El sol se anunciaba, indolente, por oriente. La luna se despedía, adormilada, por poniente. ¿Algo podía ser más bonito?
LA RUTA
Seguí el trazado de ‘Santibaranda’: https://es.wikiloc.com/rutas-mountain-bike/20210406-rio-quintanilla-el-mazo-de-las-caderechas-ibp-84-70054530? . Incrementé su longitud poco más de un km, con pequeños escarceos para hacer fotos a los cerezos. Perfecto todo, excepto en un corto tramo (del km 4,1 al 4,4; ver Posibles Dificultades, debajo).
Partimos (partí solo, aunque luego hubo un encuentro y un tramo compartido) del pueblo de Río-Quintanilla. Hasta el km 3,1, ascendemos por un camino entre pinares con algo de boj y algunas fincas de cerezos.
Sobrepasamos allí el lomo de la Gran Sierra (que arranca desde La Picotilla, luego Peña Alborto, Pico Castilviejo, y El Mazo). Divide en dos el Valle de Caderechas. Pasamos a su vertiente norte.
Poco después (km 4,1) de iniciar el descenso de esa primera elevación en la ruta, nos ladeamos a la derecha. Es monte a través, correoso y con maleza, durante 300 m. Lo aviso.
En el km 4,4 llegamos (alivio…) a un estrecho sendero y un cartel: “El Mazo”. Toca ascender hasta su cima (km 5,8) entre pinos y más boj (y luego sólo boj), con una pequeña campa intermedia.
En la caseta con antena-pararrayos termina la trocha. ¡Para qué hace falta seguir más! Con esas vistas del valle y sus pueblos, las montañas medianeras y las que forman el circo que lo cierra de este a oeste…. Estás obligado a detenerte.
Retrocedemos luego en descenso por el mismo sendero de subida, y continuamos más allá hacia el este, en dirección a Quintanaopio. Bastante antes de llegar, nos desviamos a la izquierda (km 8,3).
Ahora un camino nos devolverá hasta el punto (km 10,2) en el que antes (km 4,1) habíamos torcido hacia El Mazo. Rehacemos, pues, en sentido inverso el recorrido previo durante un km.
En el km 11,3, doblamos a la izquierda. El camino nos llevará hasta el final en Río-Quintanilla. Mientras tanto, iremos recreándonos (y sufriendo, esta temporada) en los campos de cerezos y con los roquedos que los resguardan.
Posibles Dificultades:
Casi 650 metros de desnivel no son pocos. Pero, como están repartidos en tres partes, se acometen bien (‘según quien seas…’). El suelo no es de terciopelo, pero tampoco escabroso.
Hay un trozo ‘malo’ entre el km 4,1 y el 4,4. Arroyo, mucha maraña y matorral, y sin sendero alguno. Aquí hay que agarrarse al track-guía y (más) a la intuición sobre el terreno. Tras algún titubeo, terminas llegando al sendero ‘bueno’. ‘No es para tanto (a toro pasado)’.
La orientación es fácil (con guía), exceptuando esa anomalía recién mencionada. Sin guía, la orientación se puede complicar en varios puntos, cuando hay que hacer desvíos.
DESTACADO
(1) Los Cerezos y el Estado de la Floración:
Como indiqué en el Preámbulo, el objetivo principal de esta excursión era comprobar el estado de la floración de los cerezos de Las Caderechas, en una avanzadilla exploratoria.
Había oído que en la zona baja del valle (Salas de Bureba, Castellanos, Terminón, etc.), las recientes heladas habían causado más daño que en la parte más alta (Huéspeda, Madrid, Herrera, etc.). Así que elegí el centro, Río-Quintanilla.
Efectivamente, ya en la ruta, comprobé que el estropicio variaba según áreas. A medida que ascendía, las flores y brotes estaban mejor: Exhibían aquellas un nítido blanco y éstos un lozano verde. A medida que descendía, la gélida quemazón los había amarronado.
Era sorprendente: Se supone que hace más frío más arriba, donde los cerezos están, además, menos resguardados. Pero eso, en realidad, los había protegido: Su floración llegaba más tardía; no se habían expuesto tanto aún.
Un espectáculo visual, en cualquier caso, si bien agridulce. Me quedé con la esperanza de que bastantes de los brotes afectados podrían recuperarse parcialmente.
(2) Los Paisajes del Valle y del Pico Castilviejo:
El Valle de Caderechas se va abriendo durante la ascensión. Primero en su lado suroeste, a un lado de la espina dorsal de la Gran Sierra que lo parte. Luego en su lado noreste.
Aparte de los cerezos, la primavera había llegado para todo, que relucía de colores. También las aulagas estaban desperezándose ya, acicaladas con su vibrante verde-amarillo (‘así duele menos cuando te pinchan’).
Lo más impresionante de los paisajes te cala desde la cima de El Mazo. Hacia el norte se aprecia gran parte del anfiteatro que circunda el valle, con el pico Tablones, El Bujal, etc. Debajo, esparcidos cada poco, despuntan incontables pueblos (‘el mapa los nombra’…).
Sin duda, la estrella es el Pico Castilviejo. Allí mismo, al lado; sólo un poco más elevado que El Mazo. Es su compacta figura de pirámide rocosa la que resulta imponente. ‘¡Hay que subirse a él!’ (te dices). ‘Que, además, por el sur no es tan fiero’. Otro día.
(3) Río-Quintanilla:
Es un pueblo dividido en dos barrios, Río y Quintanilla, distantes 1 km. En el núcleo mayor hay un flamante torreón del siglo XV. Perteneció a un castillo muy anterior. Está ubicado en un bello entorno, mirando a la hondonada y desafiando al Castilviejo.
Al lado se alza una sobria iglesia románica de los siglos XI-XII. Aparte de esta iglesia, hay una ermita con el mismo nombre (San Emeterio y San Celedonio) y de la misma época. La ermita está algo alejada; entre ambos barrios.
La ermita resulta, si cabe, aun más llamativa por su carácter austero. No la visité en esta ocasión, sino en otra previa (https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/aguas-candidas-valle-de-caderechas-100163068 ). Merece la pena; a los mismos pies del Castilviejo.
ANÉCDOTA
Las anécdotas a veces se hacen esperar o llegan un poco justas en fuerza. Hoy no. La ruta de hoy fue desprendida; casi despilfarradora. Elegiré dos entre varias más.
(1) ¡Vaya Hombros!
Como mencioné arriba (RUTA), seguí el trazado de ‘Santibaranda’. Antes me reservé algo que revelaré ahora; es relevante al asunto en cuestión: El autor cataloga su ruta como de ‘Mountain Bike’, en las ‘Actividades’ de Wikiloc.
Por si había dudas, en sus fotos aparece la bici de marras. Y, además, ‘Santibaranda’ dice en el texto: “En esta ocasión he hecho parte de la ruta en bici y otra parte a pie, acompañando a un grupo de senderistas”. Lo del ‘a pie’ no me extraña… (pero lo de la bici…).
Hasta el km 4 (en mi ruta), por camino, me imaginé al ciclista con la espalda encorvada: ¡‘Joé, pues sí que está en forma…!’, pensé. ‘Pero, bueno, hazañas por el estilo ya las he visto en esos centauros de dos ruedas en otros casos’.
Ahora bien, la sacudida me llegó a partir del km 4,1: el paso del arroyo, la vaguada atestada de maleza, el afilado senderín de ascenso a El Mazo (km 5,8), con numerosos árboles caídos y cruzados…. Allí, las neuronas de la exclamación me dieron un respingo:
--“¡Ostras, vaya hombros, el ‘tío’!”.
--“Hombre, querrás decir ¡vaya piernas! O, si acaso, ‘riñones’ o brazos, que sí están implicados en el pedaleo y la fuerza de avance ciclista; sobre todo en subida…”.
--“No, ‘brother’: ¡Vaya hombros para colgarse la bici todo ese tiempo! ¡Por ese duro, abigarrado, largo y estrecho trecho!”. Intriga y admiración.
(A menos, claro, que dejase la bici en el km 4 [su km 3,6], y la recogiera a la vuelta en el km 10,2 [su km 9,3]…). “Bueno, yo sí le creo”.
(2) ¡Qué Pasada! (de Frenada) [o ‘Irse el Santo al Cielo’]:
La otra anécdota sucedió al final del serpenteo que culmina el ascenso a El Mazo. Allí (km 5,8) se encendió la mecha; luego, la onda se expandió hasta el km 8,3 (“¡Dios, 2,5 km!, se me pasaron en un santiamén”). Debió ser cerca de una hora en total.
Llegaba yo al ruinoso caseto y su abatido pararrayos (?) en la cima de El Mazo. Oí hablar al otro lado. Dije “Hola”, para avisar de mi presencia y no causar algún roto. Contemplando el valle, había sentados dos jóvenes-maduros.
Seguro que les interrumpí, pero no me lo reprocharon. Enseguida entramos en sintonía y encontramos afinidades que compartir. El magnífico entorno colaboró echando una mano. Charlamos un rato. Más de ‘lo normal’.
Como casi sin quererlo, nos pusimos en marcha, de bajada. Al menos para el primer km y pico, hay un único sendero. Continuamos hablando. En fila india. Yo iba el primero (quizá esto importa). Mi ‘track’ indicaba claramente ‘Mi’ camino a seguir.
También ellos tenían un ‘track’ propio. Pero como si no. Tenían que haberse desviado antes en otra dirección. Con la cháchara, se habían olvidado de pisar el freno y girar. Cuando me pitó Wikiloc para virar, ellos cayeron en la cuenta de ‘lo suyo’.
Se habían pasado de frenada, y mucho. “Ya no volvemos…”, dijeron. Me temo que tuvieron que rehacer sus planes sobre la marcha. Tampoco me lo reprocharon. Nos despedimos. “Adiós, amigos Rubén e Íñigo”.
Nunca antes, en 200 rutas, había hablado tanto; ni con mucho. Ni siquiera con quien a menudo me acompaña. Curiosamente, eso no restó ni un ápice mi disfrute del entorno natural. ‘La buena compañía…’.
▶ Las 6 primeras seleccionan aspectos de interés (con descripción al pie).
▶ Las siguientes se ordenan según el itinerario (asociadas a cada 'waypoint').
📝 TEXTO (5 secciones):
▶ Índice IBP de la ruta,
▶ Preámbulo: antecedentes y motivos,
▶ La Ruta: recorrido y dificultades,
▶ Destacado: rasgos sobresalientes, y
▶ Anécdota: hechos curiosos.
INDICE IBP de Dificultad de la Ruta
Para Criterios y Tabla de Interpretación, Ir a:
https://www.ibpindex.com/index.php/es/
El resultado del análisis IBP es de 69 (para Senderismo): dificultad 'Media' para una preparación física 'Media'.
El cómputo del desnivel acumulado de la ruta por parte de IBP es de 693 metros (superior al que estima Wikiloc).
PREÁMBULO
Hacía dos semanas habíamos estado en la zona, haciendo otra ruta (https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/de-castellanos-de-bureba-a-la-picotilla-129489753 ). Aún era algo pronto para la floración de los cerezos; pero, por si acaso….
No queríamos perdernos esa explosión de blancura en el Valle de Caderechas (‘como todo el mundo’). Una semana después pasé por la bocana del valle, sin entrar en él. Me extrañó ver algunas plantaciones con las flores amarronadas.
Desde el coche no se podía apreciar bien (¿“He visto lo que he visto?”). Un lugareño de otra parte me había comentado lo de la reciente helada negra (https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/urbel-del-castillo-la-piedra-y-el-portillo-mancella-130381489 ).
“¡Ay, madre! ¿Y si ‘la muy’ les ha chafado la cosecha de cerezas?". Decidí hoy comprobarlo haciendo una ruta por el interior. Siendo sincero, me preocupaban ellos, los campesinos de esta zona y su principal fuente de ingresos.
Yo ya había contemplado la floración en años previos. Quería ahora hacer una incursión para rastrear su estado actual. Haría así de emisario para quien no me podía acompañar esta vez, y vería cuándo y dónde podríamos ir juntos sin tardar.
Lo que encontré al respecto lo relato en la sección de DESTACADO (debajo).
Mientras tanto, acercándome (en coche) a la comarca, los colores del amanecer, allá por encima de los Obarenes, traían un delicioso estimulante para la jornada.
No pude sino pararme varias veces a hacer fotos. El sol se anunciaba, indolente, por oriente. La luna se despedía, adormilada, por poniente. ¿Algo podía ser más bonito?
LA RUTA
Seguí el trazado de ‘Santibaranda’: https://es.wikiloc.com/rutas-mountain-bike/20210406-rio-quintanilla-el-mazo-de-las-caderechas-ibp-84-70054530? . Incrementé su longitud poco más de un km, con pequeños escarceos para hacer fotos a los cerezos. Perfecto todo, excepto en un corto tramo (del km 4,1 al 4,4; ver Posibles Dificultades, debajo).
Partimos (partí solo, aunque luego hubo un encuentro y un tramo compartido) del pueblo de Río-Quintanilla. Hasta el km 3,1, ascendemos por un camino entre pinares con algo de boj y algunas fincas de cerezos.
Sobrepasamos allí el lomo de la Gran Sierra (que arranca desde La Picotilla, luego Peña Alborto, Pico Castilviejo, y El Mazo). Divide en dos el Valle de Caderechas. Pasamos a su vertiente norte.
Poco después (km 4,1) de iniciar el descenso de esa primera elevación en la ruta, nos ladeamos a la derecha. Es monte a través, correoso y con maleza, durante 300 m. Lo aviso.
En el km 4,4 llegamos (alivio…) a un estrecho sendero y un cartel: “El Mazo”. Toca ascender hasta su cima (km 5,8) entre pinos y más boj (y luego sólo boj), con una pequeña campa intermedia.
En la caseta con antena-pararrayos termina la trocha. ¡Para qué hace falta seguir más! Con esas vistas del valle y sus pueblos, las montañas medianeras y las que forman el circo que lo cierra de este a oeste…. Estás obligado a detenerte.
Retrocedemos luego en descenso por el mismo sendero de subida, y continuamos más allá hacia el este, en dirección a Quintanaopio. Bastante antes de llegar, nos desviamos a la izquierda (km 8,3).
Ahora un camino nos devolverá hasta el punto (km 10,2) en el que antes (km 4,1) habíamos torcido hacia El Mazo. Rehacemos, pues, en sentido inverso el recorrido previo durante un km.
En el km 11,3, doblamos a la izquierda. El camino nos llevará hasta el final en Río-Quintanilla. Mientras tanto, iremos recreándonos (y sufriendo, esta temporada) en los campos de cerezos y con los roquedos que los resguardan.
Posibles Dificultades:
Casi 650 metros de desnivel no son pocos. Pero, como están repartidos en tres partes, se acometen bien (‘según quien seas…’). El suelo no es de terciopelo, pero tampoco escabroso.
Hay un trozo ‘malo’ entre el km 4,1 y el 4,4. Arroyo, mucha maraña y matorral, y sin sendero alguno. Aquí hay que agarrarse al track-guía y (más) a la intuición sobre el terreno. Tras algún titubeo, terminas llegando al sendero ‘bueno’. ‘No es para tanto (a toro pasado)’.
La orientación es fácil (con guía), exceptuando esa anomalía recién mencionada. Sin guía, la orientación se puede complicar en varios puntos, cuando hay que hacer desvíos.
DESTACADO
(1) Los Cerezos y el Estado de la Floración:
Como indiqué en el Preámbulo, el objetivo principal de esta excursión era comprobar el estado de la floración de los cerezos de Las Caderechas, en una avanzadilla exploratoria.
Había oído que en la zona baja del valle (Salas de Bureba, Castellanos, Terminón, etc.), las recientes heladas habían causado más daño que en la parte más alta (Huéspeda, Madrid, Herrera, etc.). Así que elegí el centro, Río-Quintanilla.
Efectivamente, ya en la ruta, comprobé que el estropicio variaba según áreas. A medida que ascendía, las flores y brotes estaban mejor: Exhibían aquellas un nítido blanco y éstos un lozano verde. A medida que descendía, la gélida quemazón los había amarronado.
Era sorprendente: Se supone que hace más frío más arriba, donde los cerezos están, además, menos resguardados. Pero eso, en realidad, los había protegido: Su floración llegaba más tardía; no se habían expuesto tanto aún.
Un espectáculo visual, en cualquier caso, si bien agridulce. Me quedé con la esperanza de que bastantes de los brotes afectados podrían recuperarse parcialmente.
(2) Los Paisajes del Valle y del Pico Castilviejo:
El Valle de Caderechas se va abriendo durante la ascensión. Primero en su lado suroeste, a un lado de la espina dorsal de la Gran Sierra que lo parte. Luego en su lado noreste.
Aparte de los cerezos, la primavera había llegado para todo, que relucía de colores. También las aulagas estaban desperezándose ya, acicaladas con su vibrante verde-amarillo (‘así duele menos cuando te pinchan’).
Lo más impresionante de los paisajes te cala desde la cima de El Mazo. Hacia el norte se aprecia gran parte del anfiteatro que circunda el valle, con el pico Tablones, El Bujal, etc. Debajo, esparcidos cada poco, despuntan incontables pueblos (‘el mapa los nombra’…).
Sin duda, la estrella es el Pico Castilviejo. Allí mismo, al lado; sólo un poco más elevado que El Mazo. Es su compacta figura de pirámide rocosa la que resulta imponente. ‘¡Hay que subirse a él!’ (te dices). ‘Que, además, por el sur no es tan fiero’. Otro día.
(3) Río-Quintanilla:
Es un pueblo dividido en dos barrios, Río y Quintanilla, distantes 1 km. En el núcleo mayor hay un flamante torreón del siglo XV. Perteneció a un castillo muy anterior. Está ubicado en un bello entorno, mirando a la hondonada y desafiando al Castilviejo.
Al lado se alza una sobria iglesia románica de los siglos XI-XII. Aparte de esta iglesia, hay una ermita con el mismo nombre (San Emeterio y San Celedonio) y de la misma época. La ermita está algo alejada; entre ambos barrios.
La ermita resulta, si cabe, aun más llamativa por su carácter austero. No la visité en esta ocasión, sino en otra previa (https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/aguas-candidas-valle-de-caderechas-100163068 ). Merece la pena; a los mismos pies del Castilviejo.
ANÉCDOTA
Las anécdotas a veces se hacen esperar o llegan un poco justas en fuerza. Hoy no. La ruta de hoy fue desprendida; casi despilfarradora. Elegiré dos entre varias más.
(1) ¡Vaya Hombros!
Como mencioné arriba (RUTA), seguí el trazado de ‘Santibaranda’. Antes me reservé algo que revelaré ahora; es relevante al asunto en cuestión: El autor cataloga su ruta como de ‘Mountain Bike’, en las ‘Actividades’ de Wikiloc.
Por si había dudas, en sus fotos aparece la bici de marras. Y, además, ‘Santibaranda’ dice en el texto: “En esta ocasión he hecho parte de la ruta en bici y otra parte a pie, acompañando a un grupo de senderistas”. Lo del ‘a pie’ no me extraña… (pero lo de la bici…).
Hasta el km 4 (en mi ruta), por camino, me imaginé al ciclista con la espalda encorvada: ¡‘Joé, pues sí que está en forma…!’, pensé. ‘Pero, bueno, hazañas por el estilo ya las he visto en esos centauros de dos ruedas en otros casos’.
Ahora bien, la sacudida me llegó a partir del km 4,1: el paso del arroyo, la vaguada atestada de maleza, el afilado senderín de ascenso a El Mazo (km 5,8), con numerosos árboles caídos y cruzados…. Allí, las neuronas de la exclamación me dieron un respingo:
--“¡Ostras, vaya hombros, el ‘tío’!”.
--“Hombre, querrás decir ¡vaya piernas! O, si acaso, ‘riñones’ o brazos, que sí están implicados en el pedaleo y la fuerza de avance ciclista; sobre todo en subida…”.
--“No, ‘brother’: ¡Vaya hombros para colgarse la bici todo ese tiempo! ¡Por ese duro, abigarrado, largo y estrecho trecho!”. Intriga y admiración.
(A menos, claro, que dejase la bici en el km 4 [su km 3,6], y la recogiera a la vuelta en el km 10,2 [su km 9,3]…). “Bueno, yo sí le creo”.
(2) ¡Qué Pasada! (de Frenada) [o ‘Irse el Santo al Cielo’]:
La otra anécdota sucedió al final del serpenteo que culmina el ascenso a El Mazo. Allí (km 5,8) se encendió la mecha; luego, la onda se expandió hasta el km 8,3 (“¡Dios, 2,5 km!, se me pasaron en un santiamén”). Debió ser cerca de una hora en total.
Llegaba yo al ruinoso caseto y su abatido pararrayos (?) en la cima de El Mazo. Oí hablar al otro lado. Dije “Hola”, para avisar de mi presencia y no causar algún roto. Contemplando el valle, había sentados dos jóvenes-maduros.
Seguro que les interrumpí, pero no me lo reprocharon. Enseguida entramos en sintonía y encontramos afinidades que compartir. El magnífico entorno colaboró echando una mano. Charlamos un rato. Más de ‘lo normal’.
Como casi sin quererlo, nos pusimos en marcha, de bajada. Al menos para el primer km y pico, hay un único sendero. Continuamos hablando. En fila india. Yo iba el primero (quizá esto importa). Mi ‘track’ indicaba claramente ‘Mi’ camino a seguir.
También ellos tenían un ‘track’ propio. Pero como si no. Tenían que haberse desviado antes en otra dirección. Con la cháchara, se habían olvidado de pisar el freno y girar. Cuando me pitó Wikiloc para virar, ellos cayeron en la cuenta de ‘lo suyo’.
Se habían pasado de frenada, y mucho. “Ya no volvemos…”, dijeron. Me temo que tuvieron que rehacer sus planes sobre la marcha. Tampoco me lo reprocharon. Nos despedimos. “Adiós, amigos Rubén e Íñigo”.
Nunca antes, en 200 rutas, había hablado tanto; ni con mucho. Ni siquiera con quien a menudo me acompaña. Curiosamente, eso no restó ni un ápice mi disfrute del entorno natural. ‘La buena compañía…’.
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