De Chefchaouen a la aldea de Lubar: por la mezquita española

Tranquila caminata desde la plaza de la medina de Chefchaouen (llamada Uta el Hamman y donde se levanta la alcazaba, cuyo interior bien merece una visita) hasta la vecina aldea de Lubar, un conjunto de casas dispersas con mezquita propia, la de Al-Fawqi. El camino hasta Lubar progresa en suave ascenso.

El desnivel acumulando en todo el recorrido es 289 metros. Un pateo de 7,2 kilómetros (aunque 1,5 kilómetros aproximadamente discurren por las hermosas callejuelas de Chaouen) con vistas estupendas por el bucólico entorno rural rifeño.

A la ida pasamos primero por la represa del río Ras el Maa (una garganta con pequeñas cascadas, lavaderos y antiguos molinos, en el límite urbano de Chaouen; banderas 3 y 4 del mapa), desde donde negociamos la cuesta para alcanzar la célebre mezquita Jemaa Bouzafar, también conocida como la mezquita española por su origen arquitectónico (bandera 7 del mapa): fue mandada construir por el oficial Osvaldo Fernando Capaz (1894-1936), responsable militar de Chauen desde el 10 de agosto 1926, según las fuentes consultadas. Se edificó entre 1928 y 1931, en tiempos del protectorado español (1912-1956).

Dicen que se levantó con tal mal tino que ningún musulmán se reclina en ella a rezar por no estar orientada a La Meca. También se lee en otros textos consultados que la negativa de la población local a usarla como lugar de culto es una forma de rechazo al dominio español. En cualquier caso, se erige como estupendo balcón sobre una colina para disfrutar de una de las mejores vistas de Chefchaouen y su entorno montañoso. Simplemente el paseo hasta este punto merece la pena, y la calma y belleza del entorno apaciguan el ánimo de cualquier transeúnte.

El trayecto hasta la mezquita española discurre por pista de cemento, pero a partir de ella se transforma en camino de tierra, entre espléndidos olivos de gran porte y otras especies de árboles. A nuestra izquierda, las montañas rifeñas. A la derecha, el valle y sus campos de cultivo y núcleos de población, dejando a nuestra espalda esa esmeralda azulada que es Chaouen. Incluso cogeremos una variante de sendero (bandera 10, desvío a izquierda) para entrar a Lubar por su costado oriental (el izquierdo, según llegamos al caserío). En Lubar hay un café (bandera 18) encalado en azul intenso, marca identitaria de la zona, aunque se encontraba cerrado el día que se hizo este pateo. Nada más pasar el café, aparece la mezquita de Lubar (bandera 19).

El camino de regreso se hace por pista de tierra ancha, apta para vehículos (no nos topamos con ninguno) hasta que la abandonamos intencionadamente para adentrarnos por senderos más recónditos (bandera 22, desvío a izquierda) que desembocan en el cementerio de Chefchaouen (bandera 26), recostado en la ladera oeste de la colina donde se yergue, más arriba, la mezquita española. Desde el camposanto retornamos al casco urbano de Chefchaouen por uno de los puentecillos (bandera 29) que salvan la garganta del río Ras el Maa.

En el recorrido nos cruzamos con algunos lugareños (más mujeres que hombres) que transitaban los caminos rurales principales y con un par de rebaños de cabras pastoreados por sus cabreros.