111. Curso Medio del Arlanza: Ribera y Monte
near Retuerta, Castilla y León (España)
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INDICE IBP de Dificultad de la Ruta
Para Criterios y Tabla de Interpretación, Ir a:
https://www.ibpindex.com/index.php/es/
El resultado del análisis IBP es de 67 (para Senderismo): dificultad 'Media' para una preparación física 'Media'.
El cómputo del desnivel acumulado de la ruta por parte de IBP es de 637 metros (superior al que estima Wikiloc).
Tomamos como guía el trazado de ‘Fernandoni’ en Wikiloc: https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/el-valle-medio-del-arlanza-5621080. Muy útil, si no imprescindible. Hicimos pequeños ajustes. Quien desconozca la zona no se aventure por ella sin alguna guía. Por cierto, no había cobertura telefónica al inicio. Tuvimos que movernos para conseguir señal; y con suerte. Sea precavido y prudente el caminante por estos pagos.
A nadie confundiré, nadie podrá reprenderme por decir o hacer creer que esta ruta es un “completo paseo”. Si acaso, es un ‘paseo completo’: combina valles con río y sin él; monte pelado y monte boscoso, farallones de roca y suelos de blanda hierba; llanos largos (algunos más que otros), subidas empinadas (una, sobremanera) y bajadas sin tregua (una, en especial). Hay, pues, contraste de actividad para el cuerpo y diversidad para la mente.
Pero hay otras exigencias y dificultades, aparte de las físicas. No diré que vimos señales orientadoras en el recorrido (postes, letreros, marcas de pintura en piedras o árboles, etc.). No lo diré porque no vimos ninguna. Bueno, para no ser tan radical, quizá sí observamos un escuálido puñado de ‘montoncitos’ de 3 o 4 piedras cada uno (menos es nada) en algún tramo especialmente arduo. Que nadie, por tanto, se llame a engaño.
Consideremos primero los llanos:
El llano junto al río (con algún desgastado diente de sierra) proporciona un viaje descansado y con la senda bien marcada en el suelo. El llano por el bosque, arriba, sigue siendo reposado, pero presenta dificultades de orientación: cuando hay camino, son, en realidad, caminOS (y hay que elegir el correcto); cuando desaparece, sólo queda una leve marca en el suelo, o meramente bosque a través (“ahí te entiendas” y saques tus dotes de intuición senderista).
Vamos a las subidas, que no son ni descansadas ni de fácil orientación:
Tras los 6 primeros km junto al río, se inicia una dura rampa: 500 metros de longitud en los que se ascienden 150. “Pero, ¿un 30% de pendiente no es tanto, no?”. No, si vas por suelo firme. Pero, prueba por una pedrera de gravilla que, a trechos, parece de arenas movedizas. Y sin sendero. Hay que fijar el objetivo (y reajustarlo a medida que avanzamos): el resquicio que se intuye entre los intimidantes roquedos verticales. “Creo que es por ‘allí’, por donde están colgados los buitres”. Y, luego, 'p’alante', sin amedrentarse; poniéndote a prueba. No diré 'peligro'; pero sí precaución.
Demos ahora un ‘salto’ a la segunda subida, desde el km 11,6, tras pasar el precioso Valle de Contreras. Después de este bucólico paraje, ¿quién se espera un ‘infierno’ (al menos, purgatorio)? No tiene, ni con mucho, tanta pendiente como la anterior, ni siquiera en su parte más dura. Pero esconde una trampa peor: la desorientación. Y ahora ya no disponemos de la ayuda de los buitres. Éste es el lugar de los escasos ‘montoncitos’ de piedra. Es muy probable es extraviarse (sin guía). “Gracias, ‘Fernandoni’”.
Las bajadas también dan quehacer y exigen afanes (aunque menores que las subidas):
La primera bajada, entre los km 9 y 10, tiene bastante pendiente. Pero eso es todo. Transitamos por una vereda y terreno sólido, aunque con piedras sueltas. La segunda, entre los km 14 y 15, es más complicada. Por un lado, es difícil encontrar el punto crítico de inicio del descenso. Parece que una vaguada facilita las cosas, pero hay que localizarla en el laberinto del bosque. Por otro, el suelo, hasta dar con la vaguada (y también dentro de ella), está resbaladizo (algún traspiés tuvimos) y la pendiente es acentuada.
Hay, pues, varios tramos Difíciles, que elevan a Moderado el conjunto.
“Y, con todas esas penalidades y riesgos, ¿la ruta merece la pena? “Disfrutasteis algo?”. …Rotundamente, sí (y no somos masoquistas). Algo sufrimos puntualmente, para qué mentir. Pero eso tuvo el efecto de potenciar la euforia y la satisfacción justo después, una vez superado. Aunque no fuera más que por contraste; alivio; que no sólo. Así que bienvenido, sufrimiento (incluidos resbalón y caída en el segundo descenso; sin consecuencias). Te proporciona una medida de ti mismo; de tu humana capacidad para afrontar dificultades.
Pero, además, resaltemos también el lado puramente positivo de la ruta. Ahora, sin reservas, sin contrapartidas. Sólo objeto de disfrute:
El sosegado paseo a la vera del río Arlanza es relajante, moviéndonos por sus placenteras entretelas. Es largo, pero no lo pareció. El río, siempre cambiante (“nunca pasarás dos veces por el mismo…”), con sus brazos fantasma y con su variadísima vegetación de ribera.
Luego están las vistas de los ciclópeos roquedos grises, desde abajo; y ahí continúan exhibiéndose dominantes mientras subimos. Y la presencia de los buitres (tan sensibles ante los extraños). Pasamos sigilosos (“shhh…”) y evitamos acercarnos al área de La Buitrera (zona protegida en determinados meses).
Ya arriba, el valle del Arlanza a nuestros pies. Algo más allá, la alargada silueta de Las Mamblas, y Peñalara, por el noroeste; las sierras del Casarejo y de Mencilla, por el norte; la de Gayúbar y Carazo, por el este; la sierra de Silos, por el sur (que tapa las Peñas de Cervera y Valdosa)...
La inmensidad de los sabinares cubriendo las laderas y las cumbres. Acaso no sean el árbol más bonito del mundo, pero sus formas ásperas tienen carácter. Además, la monotonía por su abundancia se contrapesa con la presencia de enebros (‘primos-hermanos’), más suaves, encinas, algo de boj y acebo…
Los acantilados verticales, vistos también desde el otro lado, desde el Valle de Contreras. Y las rinconadas que allí forman los roquedos, sólidos e imperturbables, dejándonos a resguardo, al amparo de los avatares y vaivenes del mundo, su ruido, sus vanidades…. Y el propio valle en sí mismo, bucólico.
Hasta las tenadas de Valdelacasa, impresionantes, resultan atractivas, a pesar de su abandono. Sólo piedra sobre piedra (sin cemento), con vigas de madera entrelazadas (sin metal). Ecológico, le dicen ahora (‘sostenible’ ya parece un exceso de verbosidad). Ingenio, tesón, esfuerzo.
Por si lo anterior fuera poco, hubo una experiencia añadida. En pleno bosque, un animal de cierto volumen cruzó el camino (a unos 50 metros). Se apercibió de nuestra presencia; se paró; nos miró. “Espera”, musité (a mi acompañante). Enfoqué la cámara. Disparé. Estaba lejos. Activé el ‘zoom’. Presioné de nuevo. …Foto vacía: sólo arbustos; ya no estaba. Yo dije: “zorro”; mi acompañante: “¿lobo?”. Nos quedamos con la intriga. Visto en la distancia...
Ya en casa, pusimos la foto inicial (se adjunta, algo recortada) bajo la lupa de Google Lens. "Que sea lobo...". ‘Decepción’…: zorro. Bien crecido (y descarado, para serlo), pero zorro. El hecho haber ganado la apuesta no mitigó mi desilusión. Bueno, yo jugaba ‘con ventaja’: el zorro en esta zona debe ser bastante más común que el lobo (si es que los hubiera). Pero no se lo dije a mi cicerone; para hacerme el interesante: el ‘experto zoólogo’.
RUTAS CERCANAS:
https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/de-covarrubias-a-retuerta-102602344
https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/alrededores-de-san-pedro-de-arlanza-97742562
https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/sierra-de-las-mamblas-desde-hortiguela-97196945
https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/sierra-de-carazo-desde-contreras-96793996
Para Criterios y Tabla de Interpretación, Ir a:
https://www.ibpindex.com/index.php/es/
El resultado del análisis IBP es de 67 (para Senderismo): dificultad 'Media' para una preparación física 'Media'.
El cómputo del desnivel acumulado de la ruta por parte de IBP es de 637 metros (superior al que estima Wikiloc).
Tomamos como guía el trazado de ‘Fernandoni’ en Wikiloc: https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/el-valle-medio-del-arlanza-5621080. Muy útil, si no imprescindible. Hicimos pequeños ajustes. Quien desconozca la zona no se aventure por ella sin alguna guía. Por cierto, no había cobertura telefónica al inicio. Tuvimos que movernos para conseguir señal; y con suerte. Sea precavido y prudente el caminante por estos pagos.
A nadie confundiré, nadie podrá reprenderme por decir o hacer creer que esta ruta es un “completo paseo”. Si acaso, es un ‘paseo completo’: combina valles con río y sin él; monte pelado y monte boscoso, farallones de roca y suelos de blanda hierba; llanos largos (algunos más que otros), subidas empinadas (una, sobremanera) y bajadas sin tregua (una, en especial). Hay, pues, contraste de actividad para el cuerpo y diversidad para la mente.
Pero hay otras exigencias y dificultades, aparte de las físicas. No diré que vimos señales orientadoras en el recorrido (postes, letreros, marcas de pintura en piedras o árboles, etc.). No lo diré porque no vimos ninguna. Bueno, para no ser tan radical, quizá sí observamos un escuálido puñado de ‘montoncitos’ de 3 o 4 piedras cada uno (menos es nada) en algún tramo especialmente arduo. Que nadie, por tanto, se llame a engaño.
Consideremos primero los llanos:
El llano junto al río (con algún desgastado diente de sierra) proporciona un viaje descansado y con la senda bien marcada en el suelo. El llano por el bosque, arriba, sigue siendo reposado, pero presenta dificultades de orientación: cuando hay camino, son, en realidad, caminOS (y hay que elegir el correcto); cuando desaparece, sólo queda una leve marca en el suelo, o meramente bosque a través (“ahí te entiendas” y saques tus dotes de intuición senderista).
Vamos a las subidas, que no son ni descansadas ni de fácil orientación:
Tras los 6 primeros km junto al río, se inicia una dura rampa: 500 metros de longitud en los que se ascienden 150. “Pero, ¿un 30% de pendiente no es tanto, no?”. No, si vas por suelo firme. Pero, prueba por una pedrera de gravilla que, a trechos, parece de arenas movedizas. Y sin sendero. Hay que fijar el objetivo (y reajustarlo a medida que avanzamos): el resquicio que se intuye entre los intimidantes roquedos verticales. “Creo que es por ‘allí’, por donde están colgados los buitres”. Y, luego, 'p’alante', sin amedrentarse; poniéndote a prueba. No diré 'peligro'; pero sí precaución.
Demos ahora un ‘salto’ a la segunda subida, desde el km 11,6, tras pasar el precioso Valle de Contreras. Después de este bucólico paraje, ¿quién se espera un ‘infierno’ (al menos, purgatorio)? No tiene, ni con mucho, tanta pendiente como la anterior, ni siquiera en su parte más dura. Pero esconde una trampa peor: la desorientación. Y ahora ya no disponemos de la ayuda de los buitres. Éste es el lugar de los escasos ‘montoncitos’ de piedra. Es muy probable es extraviarse (sin guía). “Gracias, ‘Fernandoni’”.
Las bajadas también dan quehacer y exigen afanes (aunque menores que las subidas):
La primera bajada, entre los km 9 y 10, tiene bastante pendiente. Pero eso es todo. Transitamos por una vereda y terreno sólido, aunque con piedras sueltas. La segunda, entre los km 14 y 15, es más complicada. Por un lado, es difícil encontrar el punto crítico de inicio del descenso. Parece que una vaguada facilita las cosas, pero hay que localizarla en el laberinto del bosque. Por otro, el suelo, hasta dar con la vaguada (y también dentro de ella), está resbaladizo (algún traspiés tuvimos) y la pendiente es acentuada.
Hay, pues, varios tramos Difíciles, que elevan a Moderado el conjunto.
“Y, con todas esas penalidades y riesgos, ¿la ruta merece la pena? “Disfrutasteis algo?”. …Rotundamente, sí (y no somos masoquistas). Algo sufrimos puntualmente, para qué mentir. Pero eso tuvo el efecto de potenciar la euforia y la satisfacción justo después, una vez superado. Aunque no fuera más que por contraste; alivio; que no sólo. Así que bienvenido, sufrimiento (incluidos resbalón y caída en el segundo descenso; sin consecuencias). Te proporciona una medida de ti mismo; de tu humana capacidad para afrontar dificultades.
Pero, además, resaltemos también el lado puramente positivo de la ruta. Ahora, sin reservas, sin contrapartidas. Sólo objeto de disfrute:
El sosegado paseo a la vera del río Arlanza es relajante, moviéndonos por sus placenteras entretelas. Es largo, pero no lo pareció. El río, siempre cambiante (“nunca pasarás dos veces por el mismo…”), con sus brazos fantasma y con su variadísima vegetación de ribera.
Luego están las vistas de los ciclópeos roquedos grises, desde abajo; y ahí continúan exhibiéndose dominantes mientras subimos. Y la presencia de los buitres (tan sensibles ante los extraños). Pasamos sigilosos (“shhh…”) y evitamos acercarnos al área de La Buitrera (zona protegida en determinados meses).
Ya arriba, el valle del Arlanza a nuestros pies. Algo más allá, la alargada silueta de Las Mamblas, y Peñalara, por el noroeste; las sierras del Casarejo y de Mencilla, por el norte; la de Gayúbar y Carazo, por el este; la sierra de Silos, por el sur (que tapa las Peñas de Cervera y Valdosa)...
La inmensidad de los sabinares cubriendo las laderas y las cumbres. Acaso no sean el árbol más bonito del mundo, pero sus formas ásperas tienen carácter. Además, la monotonía por su abundancia se contrapesa con la presencia de enebros (‘primos-hermanos’), más suaves, encinas, algo de boj y acebo…
Los acantilados verticales, vistos también desde el otro lado, desde el Valle de Contreras. Y las rinconadas que allí forman los roquedos, sólidos e imperturbables, dejándonos a resguardo, al amparo de los avatares y vaivenes del mundo, su ruido, sus vanidades…. Y el propio valle en sí mismo, bucólico.
Hasta las tenadas de Valdelacasa, impresionantes, resultan atractivas, a pesar de su abandono. Sólo piedra sobre piedra (sin cemento), con vigas de madera entrelazadas (sin metal). Ecológico, le dicen ahora (‘sostenible’ ya parece un exceso de verbosidad). Ingenio, tesón, esfuerzo.
Por si lo anterior fuera poco, hubo una experiencia añadida. En pleno bosque, un animal de cierto volumen cruzó el camino (a unos 50 metros). Se apercibió de nuestra presencia; se paró; nos miró. “Espera”, musité (a mi acompañante). Enfoqué la cámara. Disparé. Estaba lejos. Activé el ‘zoom’. Presioné de nuevo. …Foto vacía: sólo arbustos; ya no estaba. Yo dije: “zorro”; mi acompañante: “¿lobo?”. Nos quedamos con la intriga. Visto en la distancia...
Ya en casa, pusimos la foto inicial (se adjunta, algo recortada) bajo la lupa de Google Lens. "Que sea lobo...". ‘Decepción’…: zorro. Bien crecido (y descarado, para serlo), pero zorro. El hecho haber ganado la apuesta no mitigó mi desilusión. Bueno, yo jugaba ‘con ventaja’: el zorro en esta zona debe ser bastante más común que el lobo (si es que los hubiera). Pero no se lo dije a mi cicerone; para hacerme el interesante: el ‘experto zoólogo’.
RUTAS CERCANAS:
https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/de-covarrubias-a-retuerta-102602344
https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/alrededores-de-san-pedro-de-arlanza-97742562
https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/sierra-de-las-mamblas-desde-hortiguela-97196945
https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/sierra-de-carazo-desde-contreras-96793996
Waypoints
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