Cueva de Curtiveranos desde Haedo de Angulo al final de la obligatoriedad de las mascarillas

Cueva de Curtiveranos desde Haedo de Angulo

Han pasado alrededor de tres años desde su imposición, y casi seis meses desde que la organización mundial de la salud decretó el final de la pandemia, pero esta semana, por fin, se han decidido a retirar la última imposición que aún quedaba derivada de la pandemia de covid19, que obligaba a llevar mascarilla en farmacias, médicos de cabecera, hospitales y residencias.

Para celebrarlo nos vamos a visitar la cueva de Curtiveranos. Una ruta que tenía pendiente desde hace años a la espera de encontrar un día con meteorológica adecuada, con tiempo seco y días largos.

Aparcamos en Ahedo de Angulo donde termina la carretera y comienza la pista de piedras que se interna en la espesura del bosque que nos protegerá del sol durante prácticamente toda la ruta.

Tras unos dos kilómetros de subida ligera abandonamos la pista principal y nos desviamos hacia la derecha primero por una senda que se intuye relativamente bien y después directamente monte a través y con una pendiente muy pronunciada. Hasta llegar al límite superior del bosque que debería permitir contemplar las cumbres que nos rodean, como el Pico de Aro, pero la niebla desciende rápidamente de la cumbre y ya no se divisa el horizonte.

Bordeamos el bosque por su límite superior andando penosamente por la ladera herbosa con fuerte inclinación a la izquierda y sin camino claramente definido y con la niebla que poco a poco nos envuelve. En este punto he dudado si darme la vuelta pero he decidido fiarme del track que seguia.

En cierto punto dejamos de bordear el bosque y nos dirigimos campo a través por la pradera verticalmente hasta llegar a alcanzar las paredes rocosas. Desde ahí nos dirigimos hacia la derecha bordeando la pared hasta que se abre un pasillo hermoso hacia arriba y la izquierda que desemboca en la entrada de la cueva que no se divisa hasta que estás a diez metros de ella.

La cueva de Curtiveranos es una galería de unos 150 metros que conecta la vertiente norte con la parte superior. Nos internamos en la gruta y la luz proveniente de la boca nos acompaña durante un buen tramo hasta que queda extinguida. La oscuridad nos rodea. La orografía dentro de la cueva no es excesivamente complicada aunque en algunos puntos la humedad hace el camino resbaladizo. Finalmente tras subir una pendiente la lejana luz de la otra boca de la galería nos saluda. Salimos por ella.

La espesa niebla nos recibe en la salida. Una bajada entre las hayas hasta cruzar la valla y llegar a la pista de cemento que llega hasta el portillo de Aro donde nos encontramos.

Una breve visita al monumento de San vítores y encaramos la bajada, primero por la pista de cemento y enseguida